jueves 18 de abril de 2024 - Edición Nº3858
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Hoy hacemos periodismo de guerra

*Por Jorge Joury.- Nadie imagina cómo nos transformará el COVID-19 cuando termine su tarea devastadora. Cerré los ojos y repasé algunos de los episodios que me tocaron vivir en mi extensa carrera profesional. Fueron enormes desafíos, pero nunca uno como éste, que a los periodistas nos obliga nuevamente a recetearnos para afrontar una guerra, esta vez con un enemigo invisible.


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Por:
Jorge Joury
 
 
Para algunos intelectuales, en estos días está comenzando realmente el siglo XXI. El coronavirus marcará un antes y un después en la humanidad. Por eso, sería bueno preguntarnos, si estamos viviendo el inicio de una nueva era. Nadie imagina cómo nos transformará el COVID-19 cuando termine su tarea devastadora. Cerré los ojos y repasé algunos de los episodios que me tocaron vivir en mi extensa carrera profesional. Fueron enormes desafíos, pero nunca uno como éste, que a los periodistas nos obliga nuevamente a recetearnos para afrontar una guerra, esta vez con un enemigo invisible. Recuerdo tiempos de crisis económica con"El Rodrigazo". El golpe militar del 24 de marzo del 76. Los interminables años de plomo, con su secuela despiadada de torturas, desapariciones y asesinatos.  "La peste rosa", como se denominó al SIDA en sus comienzos. El diferendo con Chile por el canal de Beagle. La guerra de Malvinas y la del Golfo.La crisis del 2001 y las Torres Gemelas, entre otros hechos que nos marcaron y nos llevaron al límite de la adrenalina. Pero nunca vi al mundo entero sumergido en una pesadilla inimaginable como esta. Una epidemia global que ha provocado una psicosis colectiva sin precedentes y que aumenta día a día a través del miedo que provoca la incertidumbre sobre el presente y el futuro. 
La que se observa es una postal de angustia que nos involucra a todos. Allegados y no allegados a nosotros, que enferman. Y otros que por desgracia mueren. Los recuerdos de los encuentros con amigos y familiares ya parecen como lejanos. No podemos abrazar y besar a nuestras familias. Además, el aislamiento multiplica la ansiedad y nos obliga a todos a dibujar múltiples tareas y ejercicios para sobrellevar días interminables. 
Hoy estamos parados frente a un enorme signo de interrogación. Una situación que parece no tener fin y cuyo costo final aún no conocemos, pero que presentimos como trágica.
Los especialistas sostienen que la progresión del virus se contendrá con investigación, con conciencia social y con medidas muy rígidas de prevención como las que actualmente se están adoptando en nuestro país. Afortunadamente, aunque con las debilidades de una nación que ya venía golpeada en su economía, la Casa Rosada reaccionó a tiempo y le está dando un ejemplo al mundo. Argentina, aunque frágil de recursos en su sistema de salud, cuenta con la invalorable abnegación de sus médicos, enfermeras y toda la plantilla hospitalaria. También hay que anotar a los recolectores de basura, los voluntarios que ayudan a la población mayor, las fuerzas de seguridad, Ejército, Gendarmería y Policía, unidos en la tarea solidaria, al igual que los bomberos. Y el personal de guardia que también se juega para mantener en pie el sistema de servicios esenciales, como luz, gas y agua, los transportistas, además de los pequeños comerciantes que se exponen en los barrios para que no nos falten alimentos. Tal vez haya muchos más héroes anónimos que sería largo enumerar. y que merecen una mención, pero va para todos.
En cuadro de situación, también hay que destacar el rol de los medios de difusión, los editores y periodistas, que también se juegan la vida y se exponen para mantener al pueblo informado. Es importante merituar que con información cercana, útil, veraz, completa, rápida, precisa y comprometida con los ciudadanos, lograremos vencer el miedo que muchas veces nos inmoviliza hasta llevarnos inclusive al terreno de la depresión y  a cobijarnos en psicofármacos, cuyo consumo ha aumentado peligrosamente.
Por estas horas el periodismo se ha convertido en el mejor antídoto contra la desinformación, los silencios y las mentiras que, premeditadamente, se generan en las redes sociales a través de la "infodemia", como la denominó el propio Presidente.
Hoy editores y periodistas estamos parados frente al principal desafío de los últimos cien años: LA TERCERA GUERRA MUNDIAL. LA PESTE DEL SIGLO XXI. La estamos librando contra un enemigo sin rostro que acecha por todos los rincones y mata sin piedad, porque por ahora es blindado y a prueba de balas.
El escenario duele. Los intendentes del conurbano cavan trincheras. Apostados en la primera línea de fuego saben que nada será suficiente en los días que vendrán. La misión de sostener y contener a la gente durante el inminente paso de la pandemia por sus populosos territorios se vive como un desafío sin precedentes.
Frente a esta dolorosa realidad, la  prensa escrita, oral y televisiva, está dando una verdadera lección. Queda claro que se sabe cómo reaccionar ante cualquier desafío. Cuanto más complicada es una situación, una vez más resulta evidente el trabajo el trabajo denodado para mantener informada a la población. Estamos de guardia y en guardia nuevamente, como cualquier otro un servicio público de primera necesidad. Como los enfermeros, los médicos, los fabricantes de alimentos, los de material sanitario, los policías o soldados, los repartidores… estamos todos en la primera línea de fuego. Nosotros, con el deber inexcusable de garantizar la verdad. Y ustedes cumpliendo con el protocolo sanitario que pide el gobierno. Unidos más que nunca.
 
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.    
 

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