sábado 27 de abril de 2024 - Edición Nº3867
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El acoso y la caída de la ministra que se quedó con el picaporte en la mano

*Por Jorge Joury.- El presidente Alberto Fernández confirmó en las últimas horas lo que era un secreto a voces que mantuvo en vilo al oficialismo durante todo el fin de semana.


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Jorge Joury

 

Se trata de la largamente anunciada salida de la ministra de Justicia, Marcela Losardo, su amiga y socia, claramente debilitada en medio de las presiones del kirchnerismo, que busca acelerar las reformas judiciales y mira con desconfianza el avance de las causas por corrupción que comprometen a la vicepresidenta Cristina Kirchner.
“ Marcela me ha planteado la semana pasada y ya lo había planteado desde antes, que el tiempo que viene necesita otra actitud, y más que otra actitud porque el compromiso de Marcela es absoluto. Lo que creo es que Marcela, que es una persona que no viene de la política, está agobiada. Para alguien que no viene de la política, es desgastante”, dijo el jefe de Estado.
El que más suena para reemplazarla, es el diputado Martín Soria (PJ-Río Negro) . Fermández rechazó el mote de kirchnerista que recibió Soria en los últimos días. Fue para volver a negar un avance de Cristina Kirchner sobre su gobierno. “Yo, para el que no se enteró, soy uno de los fundadores del kirchnerismo.
“Hasta donde yo recuerdo, Soria siempre estuvo enfrentado a los Kirchner”, continuó, para negar otra vez esa avanzada. “Lo que buscan es que Cristina y yo nos peleemos. Y lo que los atormenta es que tengamos una mirada en común sobre lo que pasa en la Justicia. Y los dos tenemos una mirada en común, con una diferencia: ella tiene un padecimiento que yo no tengo”, continuó.
PRONOSTICAN TIEMPOS DIFÍCILES
En la Justicia y en la oposición tienen en claro que la salida de Losardo, es el preanuncio de nuevos ataques de Cristina Kirchner para intentar mejorar su situación judicial. “Vamos a vivir nuevos momentos de extrema tensión contra la Justicia”, pronosticó un diputado de la UCR que conoce los entretelones del mundo judicial. La permanencia de Losardo era una decisión personal y política de Alberto Fernández, mientras CFK se mantenía en silencio y todo indica que operó en las sombras. Dejó que sus alfiles en el Gobierno hicieran el operativo desgaste y jurasen ante los medios que la ministra más cercana al Presidente ya fue.
Losardo sufrió un permanente desgaste frente a las constantes operaciones políticas y mediáticas que se cocinan en el Instituto Patria, el Senado y la cartera de Justicia. La ministra no estaba dispuesta a apretar a los jueces y fiscales que investigan los casos de corrupción de Cristina Fernández de Kirchner, y ese límite ético personal jugó en contra de su estabilidad en el Gabinete Nacional.
Alberto Fernández tenía en claro que Losardo estaba angustiada y harta por los constantes embates del kirchnerismo duro, pero le pidió a su amiga de toda la vida que resistiera hasta donde podía al frente del Ministerio de Justicia.En las usinas de rumores se comentaba que Losardo había hecho “un pacto” con su amigo y socio de toda la vida. Para cumplirlo, ella debía esperar callada que él, cuando menos daño le cause, comunique su salida, algo que hizo en las últimas horas. En el entorno de la ministra hablan de una “nueva etapa” en la relación del Gobierno con el kirchnerismo y dicen que no había espacio para ella en ese plan.
LA FUNCIONARIA QUE NUNCA HIZO PIE
Quienes hablaron con Losardo en los últimos días afirman que ella, que siempre se jactó de haber asumido “con el picaporte en la mano”, estaba siendo “leal a un amigo de 30 años” y que nunca va a romper, aunque sepa el desgaste que esta situación implicaba para ella. Hay quienes aseguran que Losardo fue siempre, para la familia judicial, la cara más amable de Alberto. Tanto es así que después de que dejó el gobierno kirchnerista, ella siguió siendo invitada, cada diciembre, a la cena de la Asociación de Magistrados. Y siempre asistió. Esa relación con el “establishment judicial” es hoy uno de los puntos que le facturan en el ala del kirchnerismo duro. Sostienen que las declaraciones del fiscal Carlos Stornelli de un supuesto llamado de solidaridad de la ministra hicieron insostenible su situación.
Losardo tenía en claro que su caída podría transformar al Ministerio en un anexo de la Cámara Alta, complicar aún más la relación entre el Poder Ejecutivo y el Poder Judicial, y causar un efecto dominó que arrastre a los secretarios y ministros más cercanos al Presidente.
A diferencia de María Eugenia Bielsa y Ginés González García, Losardo no dio razones al jefe de Estado para forzar su renuncia. Se la consideraba prolija y eficiente. No puso una mesa de entrada VIP cerca de su despacho para beneficiar a sus conocidos de Comodoro Py y la Corte Suprema.
Pero en su entorno reconocían que estaba cansada de los golpes bajos que sufrÍa por parte del kirchnerismo y de la situación tensa que enfrenta a la Casa Rosada con el Poder Judicial. Además, se sentía acosada. Pasaba sus horas en el ministerio bajó la mirada atenta de su "vigilador personal", el viceministro Juan Martín Mena. Este hombre responde al Instituto Patria, trabajó en los servicios de inteligencia bajo las órdenes de Oscar Parrilli. Con Losardo, solo había relación protocolar y la desconfianza era una presunción más que palpable. Todos comentan que "Mena son los ojos de Cristina".
PERFIL DEL POSIBLE REEMPLAZANTE
Por estas horas, ell nombre con más chances de reemplazarla es el diputado nacional Martín Soria, oriundo de Río Negro. Es el hijo de Carlos Soria, ex gobernador de Río Negro y que fuera titular de la Secretaría de Inteligencia del Estado durante la gestión presidencial de Eduardo Duhalde. Como se recordará, su padre fue asesinado por su esposa de un disparo en el rostro, en un sonado caso pasional.
Soria, también tiene fluida relación con el Instituto Patria, además de ser interlocutor de los más allegados a Cristina en los temas judiciales, como son el senador Oscar Parrilli y el diputado nacional Leopoldo Moreau.
Soria mantiene también una asidua relación con Alberto Fernández. "El Presidente tiene muy buen concepto de Martín. Parte de ese vínculo es que el rionegrino es quien puso más energía en las denuncias contra el presidente de la Cámara Federal de Casación Penal, Gustavo Hornos, a quien el kirchnerismo quiere sacar de ese puesto, por las reuniones que mantuvo con el ex presidente Mauricio Macri. “Lo del juez Hornos con Macri es vergonzoso y obsceno”, señaló esta semana.
Dijo que Hornos "formaba parte de la mesa judicial de Cambiemos. Y sumó: "La Casa Rosada fue la sede oficial del lawfare durante el macrismo", indicó Soria, en una frase que fue música para los oídos de Cristina Kirchner.
UNA PERDIDA POLITICA PARA EL PRESIDENTE
El final de Losardo, además, pone de manifiesto que “ya no hay espacios para matices” dentro del gobierno en cuanto a defensa de la agenda judicial personal de la vicepresidenta quien está procesada en ocho causas.
La ex ministra había intentado la semana pasada mandar una señal al kirchnerismo con un extenso Twitter donde criticó al fiscal Carlos Stornelli y se acercó, a posiciones de Cristina y el Instituto Patria.
En un giro de su posición moderada. Lo hizo pese a que en el 2019 había defendido en privado al fiscal de la causa de los Cuadernos quien, antes del cambio de Gobierno, tenía una buena relación con Alberto.
Pero Alberto Fernández en su discurso ante el Congreso anunció la creación de una comisión bicameral que realice un “control cruzado” de la Justicia, abandonando su pedido original de terminar con la grieta.
Al día siguiente, las primeras espadas de CFK, el senador Oscar Parrilli y la directora de Asuntos Jurídicos del Senado, Graciana Peñafort, festejaron el alineamiento del Presidente y la idea de la comisión para que los jueces y fiscales concurran al Congreso. Era, como intentaron hacer con los camaristas Leopoldo Bruglia y Pablo Bertuzzi, un show de falsas acusaciones y denuncias del relato de lawfare.
Pero la ministra Losardo aclaró que la comisión “no iba a poder sancionar o remover” magistrados y allí lo que hizo fue cavar su propia tumba política. Y, sobre todo, dijo que era “inconstitucional” tomar ese tipo de medidas. Solo explicó que los jueces pueden ser removidos por el Consejo de la Magistratura y los miembros de la Corte por un juicio político del Congreso.
En la lectura más finita, la salida de Losardo del gabinete, significa una pérdida política para Alberto y una señal inequívoca de que la que tiene la lapicera y la tinta es Cristina.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP.

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