El Gobierno vive horas cruciales. Frente a la escasez de vacunas, debe tomar medidas por la amenaza de un rebrote más fuerte del Covid 19. Las autoridades sanitarias asumen que la segunda ola es irreversible. El escenario es delicado, admiten fuentes del Gabinete y la Quinta de Olivos. Y explican que las nuevas cepas del mutado virus pandémico provocó colapsos o saturación en hospitales de Paraguay, Chile, y genera miles de muertes diarias en Brasil.
El diagnóstico muestra que los casos en nuestro país se incrementan por los efectos del inicio de las clases presenciales, la propagación de variantes importadas reportadas en viajeros provenientes del exterior pero no con transmisión comunitaria. También tienen que ver con el relajamiento social. Y como decíamos, se pone la lupa en una situación estructural que se identifica como común denominador en los países de la región. Durante el último mes se han incrementado los contagios en Paraguay las infecciones crecieron un 98%, un 155% en Uruguay, un 56% en Brasil y un 59% en Chile.
Frente a este escenario y para entender en qué lugar está parado el Presidente, hay que decir que se acaba de cumplir un año del inicio de la pandemia y muchas cosas han cambiado en el mosaico político. Alberto Fernández ya no es el mismo que anunciaba el inicio del aislamiento social obligatorio y sus presentaciones llegaban a superar los 50 puntos de rating acumulados. La política entera celebraba la anticipación de la cuarentena, y tenía una aceptación en la gestión que llegó a superar el 80%. Hoy el escenario es otro: Escasez de vacunas y el miedo a nuevas variantes del virus que están a la vuelta de la esquina.
En términos políticos, AF busca mostrar acompañamiento ante la segunda ola que se aproxima. Volvió a hablar por videoconferencia con los gobernadores y la ministra de Salud, Carla Vizzotti. Además, reunió por primera vez de manera presencial a los ministros de Salud de las provincias para unificar medidas sobre el plan de vacunación. Sin embargo, para la oposición, Fernández ya no es el capitán del barco detrás del cual todos se alinearon. Hoy se observa un jefe de Estado desgastado por el vacunatorio vip y anuncios que cayeron en saco roto.
Para algunos analistas, el último mensaje en cadena del Presidente pareció orientado a exponer lo que podría venir. Una manera de ir abriendo el paraguas. Si el horizonte que imagina el Gobierno es el que se deja trascender, AF quedó a mitad de camino. Y más bien ajustado a la necesidad de tratar de liberarse de responsabilidades o culpas por anticipado. El Jefe de Estado apuntó únicamente a problemas de escala mundial, aunque reales, pero exagerados, desde la provisión de vacunas a las nuevas cepas y pintó un cuadro que no refleja la política oficial.
Los trascendidos indican que los anuncios de medidas concretas se cocinan para la semana entrante: para empezar, un Decreto de Necesidad y Urgencia (DNU) desalentando los viajes al exterior, restringiendo número de vuelos, imponiendo obligaciones (cuarentena y un PCR) a quienes vuelvan desde el extranjero.
Otro rumor que circula es que un número creciente de gobernadores, de diferentes banderías políticas, reclama que se suspendan este año las Primarias Abiertas Simultáneas y Obligatorias (PASO) nacionales. El primer argumento es que caerían en agosto, pleno invierno. Son caras, el segundo.
Hace unos días el Presidente decidió recurrir a su primera cadena nacional para hablarles a los ciudadanos sin intermediarios. Pero la oposición ya no acompaña el manejo de la pandemia y la imagen presidencial cayó también bajo los efectos del denominado vacunatorio vip.
De acuerdo con los últimos datos del Monitor Público de Vacunación, el total de inoculados es muy bajo. Asciende a 2.762.672, de los cuales 2.253.951 recibieron una dosis y 509.321 las dos, mientras que las vacunas distribuidas a las jurisdicciones llegan a 3.843.565.
Otrio dato que eriza la piel y forma parte de un informe de la Organización Panamericana de la Salud, da cuenta que hubo casi 500 muertos y más de 78.000 casos entre el personal de salud a nivel nacional, 15 de cada 100 profesionales y trabajadores de instituciones médicas contrajeron coronavirus y 1 de cada 100 contagiados falleció.
A un año del comienzo de la cuarentena, solo un 1% de la población de Argentina completó la vacunación. El país recibió un total de 4.050.540 de vacunas contra el covid-19, lo que equivale a una dosis por cada 11 habitantes.
En el país, los casos comenzaron a incrementarse a partir del 8 de diciembre: si el 9 de diciembre había un promedio semanal de 5 mil casos diarios, en la actualidad, ese número se eleva a 6 mil.
Frente a este cuadro de situación, la segunda ola de covid-19 llegará en un contexto político totalmente distinto al del comienzo de las medidas restrictivas.
El Gobierno ya tiene en claro que la ciudadanía no se banca otra cuarentena estricta. Es por eso que se busca evitar la vuelta al confinamiento. El plan es avanzar cuidadosamente con mayores controles para que la situación no se desmadre. Las empresas admiten nuevos protocolos, pero se resisten a volver a paralizar la producción.
Mientras tanto, todos hablan de la proximidad de la segunda ola . Pero nadie sabe cuándo ni cómo, aunque la gran mayoría de los expertos no duda en asegurar que su llegada es un hecho. Rodeada de vecinos como Chile, que con una avanzada campaña de vacunación alcanzó el 95% de ocupación de camas y su sistema de salud está al borde el colapso, Uruguay, que suspendió la obligatoriedad de asistir a las escuelas por el aumento de casos en los últimos días y Brasil con hospitales saturados, récord de contagios y muertes diarias, en la Argentina los casos positivos de COVID-19 dejaron de descender en las últimas semanas y se mantienen en una meseta estable, más alta.
El bajo nivel de vacunación en Argentina y la llegada de las bajas temperaturas, inquietan a la comunidad médica. Además, las alarmas se encendieron frente a las nuevas variantes del SARS-CoV-2 halladas en el Reino Unido y Brasil, que ya aparecieron en Capital Federal, provincia de Buenos Aires, Córdoba y Rosario.
Los más encumbrados infectólogos como el médico Roberto Debbag, no tienen dudas de que "hay un efecto de derrame viral, una variante como la de Manaos que se extendió hasta Río de Janeiro, San Pablo, el sur de Brasil y ahora también está dentro de la Argentina, por los datos de circulación que existen”.
Debbag cree que “es mucha la probabilidad de que ya haya transmisión comunitaria con las nuevas variantes, con lo cual la preocupación es aún mayor que hace cuatro semanas, cuando empezamos a hablar de la segunda ola”.
Otros especialistas sostienen que con la apertura de los colegios y demás actividades va a haber circulación de COVID y seguramente otros virus respiratorios.
El médico infectólogo pediatra Eduardo López alertó que “Argentina entra en la temporada de frío con una meseta alta de casos. Con el otoño se dará una segunda ola de casos, y el riesgo es que las personas mayores aún no están vacunadas”.
Al profesional le preocupa este dato, porque se sabe que el 84% de las muertes ocurren en personas mayores de 60 años y eran uno de los grupos priorizados en el plan de vacunación. En esa dirección, López advierte que "si no vacunamos a ese grupo antes de que llegue el invierno, el país podría tener una mayor ocupación de camas y aumentar nuevamente los fallecimientos”.
Debbag precisó que “en la Argentina se necesitan por lo menos 15 millones de dosis para poder dar la primera dosis al menos a los 7,4 millones mayores de 60 años y alrededor de 5 millones de personas con comorbilidades.Si se vacuna a ese sector de alrededor de 13 millones de personas se disminuye la mortalidad, que es en definitiva lo que se busca. Porque el derrame viral va a producir una catástrofe sanitaria, y no será el mismo efecto que vivimos el año pasado y que llevó a las terapias intensivas al 80% de ocupación. El efecto de estas variantes según lo que se está documentando en el mundo es mucho más grave”, aclaró el especialista.
Otro tema que preocupa a los infectólogos, es que hay cada vez más gente que sufre la llamada “fatiga pandémica” y se relajó en el cumplimiento de los cuidados como el uso del barbijo, el distanciamiento social y los diversos protocolos en reuniones familiares, lugares de trabajo, entretenimiento y bares.
Lo que se aconseja, es que las personas mayores, así como quienes tienen enfermedades de base, como obesos, hipertensos, personas con cardiopatías o enfermedades respiratorias sigan manteniendo las medidas de aislamiento lo más estricto posible hasta que reciban la vacunación completa.
Por el momento, el nivel de ocupación de camas en el país es bajo, (55,9%) tanto en las salas de internación como en las UTI, pero ese número tiene un tope, lo que hace que el margen sea finito. Las cifras son dinámicas, tanto como lo es la actividad viral y el comportamiento de las nuevas variantes. De allí el consejo de que toda la población mantenga los cuidados, hasta tanto lleguen más vacunas. Es la manera más eficiente de resguardarnos y no hacer olas. Los descuidos pueden ser trágicos.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP.