jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3865
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EDITORIAL Los barcos, el periodismo carroñero y ahora no alcanza con Venezuela

Un carroñero o necrófago es un animal que come sin haber participado en la caza. Los restos dejados por los carroñeros son después usados por los descomponedores.


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La desprolija forma en que el presidente AF quiso marcar las notables e históricas diferencias respecto de la influencia que han tenido en las Américas las corrientes inmigratorias, ha disparado la alegría de buena parte del llamado periodismo de guerra pero al mismo tiempo de una nueva clase de especímen emperentado con el consumo de carroña, deshechos, ideas y conceptos de otros. La poco feliz frase de AF, luego aclarada y sostenida en las disculpas que corresponden a un jefe de Estado ante la existencia de personas que se hayan sentido genuinamente ofendidas, disparó más de un "editorial fácil" o, en algún caso, inesperado por venir de personas que normalmente hacen silencio o dicen cosas descafeinadas. Alguien dijo que hay dos clases de personas: las que hacen cosas y las que tratan de no cometer errores. Suelen ser los que viven buscando la manera de quedar bien con Dios y con el Diablo sin darse cuenta de que así, solo quedan bien con el Diablo.
Pero más allá de esta suerte de vampiros diurnos que viven ocupados en esconder los colmillos, la metida de pata de AF volvió a mostrar la rara selectividad que existe en el periodismo criollo.
Ya se sabe que muchos de los que hoy declaman en favor de los pueblos que consideran ofendidos, no abrieron la boca cuando un ex presidente le pidió perdón al representante de una corona que se cansó de saquear, violar, usurpar y torturar a esos mismos pueblos, sobre todo al mexicano y los demás de habla hispana.
Ya se sabe que tampoco dijeron nada cuando una gobernadora consideró que "para qué" abrir universidades en el conurbano si "total los pobres...".
En previa al banquete de carroña al que se invitaron a partir de la standapera frase de AF, tuvieron una inmejorable oportunidad de corregir esa falta para con "los pueblos latinoamericanos", pero no la aprovecharon acaso porque no la vieron o no quisieron ver.
Ocurrió cuando la jefa del partido opositor usó a Nicaragua como ejemplo del terror que suele intentar transmitir a los argentinos y argentinas y que por lo visto ya no le alcanza con Venezuela. ¿Será que en el inconciente colectivo cada vez tiene menos fuerza esa idea de que Argentina puede ser Venezuela?. Ante ese por lo visto devaluado ejemplo de terror, la señora Patricia Bullrich, conocida en el ambiente político como "La Piba" desde los tiempos en que como funcionaria del tenbroso gobierno de la Alianza defendía un recorte salarial a los jubilados, insultó al pueblo nicaraguense.
"No podemos terminar como Nicaragua", dijo en una de sus habituales intervenciones televisivas.
Los hoy valientes editorialistas indignados con AF perdieron una oportunidad de mostrar su coraje y determinación.
Bastaba con marcar el insulto a un pueblo que es ejemplo de lucha, de resitencia y de resiliencia. Un pueblo que protagonizó una de las gestas libertarias más conmoveedoras de la historia, alguna vez llamada la Revolución de los Poetas pero en la práctica de las más dolorosas y sangrientas, hasta derrocar a uno de los dictadores más feroces, el Tachito Somoza, continuador de la "obra" de su padre, el Tacho. Bastaba con recordarle a la señora que propuso entregar los hielos continentales o las Malvbinas a la corporación Pfizer, que Nicaragua se sobrepuso a una contrarevolución financiada nada menos que por el poder imperial y que a décadas de aquello, no ha dejado el camino de la democracia, pese a las piedras, los tumbos y las caídas. Y quizá resulte accesorio pero quien ha conocido esa tierra y a esa gente sabrá que es de los lugares donde con mayor afecto y calidez tratan a los y las argentinas.
Pero los editorialistas de lo obvio prefieren, justamente, lo obvio. La comida ya masticada, aunque huela a podrido. En una de sus genialidades, Alejandro Dolina contó que él era reticente a celebrar el Día del Estudiante porque, decía, "ese día cualquier nabo se anima a tirar una tiza contra el pizarrón porque es un día en el que hay permiso para hacer travesuras".
A más de uno que cerró todos sus orificios posibles cuando una jefa de Estado provincial dijo lo que dijo sobre los pobres, las universidades y los hospitales, les llegó una suerte de permiso para cazar en el zoológico.
Por estas horas, en tanto, el presidente Alberto Fernández aseguró que se siente “orgulloso de la diversidad cultural” que caracteriza a Argentina y que “seguirá tomando acciones para defenderla”, en una carta enviada al Instituto Nacional contra la Discriminación y el Racismo (Inadi) tras las controversias que se originaron a raíz de que afirmara que los argentinos “llegamos de los barcos”.
“Nuestro gobierno se enorgullece y defiende la diversidad cultural de la Argentina. Hemos tomado decisiones en esa dirección y lo seguiremos haciendo”, señaló Fernández en uno de los párrafos de la misiva remitida a la titular del Inadi, Victoria Donda.
La carta sobre la que seguramente no habrá memes ni expresiones de contrapoder comienza con el recuerdo de la cita “los argentinos descendemos de los barcos”, que formuló ayer durante un acto celebrado en el contexto de la visita del presidente de Gobierno español Pedro Sánchez.
El jefe de Estado señaló que “a quienes se sintieron ofendidos con mis dichos no dudé en disculparme”, pero advierte que esos dichos “han sido interpretados por algunos de modo que contradice” sus acciones de gobierno.
“Argentina es uno de los países que mayor inmigración recibió a finales del siglo XIX y principios del XX”, lo que genera “un lazo cultural insoslayable”.
En ese sentido, Fernández reconoce la preexistencia de los pueblos originarios y “las situaciones de genocidio” que hubo en la historia argentina, y reconoce que hoy, diversos estudios reconocen que la mitad de la población del país “tiene ascendencia indígena”.
“Somos esa diversidad de la que estamos y debemos estar orgullosos. Somos (los argentinos) el resultado de un diálogo entre culturas”, remarcó el Presidente.
El mandatario pondera el legado de las culturas aztecas, mayas, incas e “innumerables pueblos originarios tuvieron las naciones de América latina y el peso de las culturas africanas y afroamericanas, también incluso en Argentina.
“Con todos esos antecedentes, las inmigraciones europeas han tenido incidencias variadas en la formación de nuestros pueblos”, subrayó el Presidente, y consideró que “hoy construimos nuevamente la Argentina en la Patria Grande”.
“Así lo hemos demostrado con nuestra defensa de la integración regional, en nuestra defensa del pueblo de Bolivia ante un golpe de Estado, en nuestra defensa de los derechos democráticos de cada país de la región, en nuestro trabajo conjunto con México por la vacuna, en nuestro trabajo en conjunto con los países de la región en el contexto de la pandemia”, señaló el jefe de Estado.
Y al respecto, agregó: “Los argentinos y argentinas, así como los latinoamericanos y latinoamericanas somos el resultado de nuestras mezclas y heterogeneidades. Estamos unidos con los pueblos originarios, afromericanos y con los inmigrantes que llegaron de Europa y de todas las latitudes”, destacó.
Por último, el Presidente reiteró sentirse “orgulloso” de la diversidad argentina, y aseveró que el gobierno “trabaja para una convivencia intercultural basada en el respeto y el reconocimiento de las diferencias”.
“Espero que estas palabras permitan comprender las principales ideas con las que he trabajado y seguiré trabajando en el futuro”, finalizó.

 

 

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