Es un secreto a voces que el tema preocupa y está instalado en las mesas de café del oficialismo. Oficialmente la estrategia es, por ahora, minimizar el asunto y esperar que baje la efervescencia. Pero a medida que se acerca la hora de las definiciones el tema cobra vigencia. Se trata de las intenciones de Mariano Bruera de establecer una cabecera de playa en el Concejo Deliberante. Hasta ahora, el Bruera que no habla con la prensa se había mantenido lejos del andamiaje de poder en el Concejo Deliberante. Su rol ejecutivo en las sombras, primero, y a la luz más tarde, lo mantuvieron ocupado durante la mayor parte del ciclo bruerista iniciado en 2007.

EL PODER DENTRO DEL PODER

Desde ahí, Mariano Bruera supo construir un poder dentro del poder que es claramente visible en la militancia barrial que lo ve como una suerte de líder carismático. Dentro del Planeta Bruera es común escuchar que si a determinado acto “Mariano no moviliza, el acto no tiene gente”. En ese contexto, solo el poder territorial de Santiago Martorelli ha logrado, a partir de una fuerte presencia militante, arrimarse al poder de fuego que “Mariano” exhibe en la calle y en los barrios periféricos.

Pero el aparente desinterés del padre de quien en muy pocos años más podría ocupar el puesto de arquero titular del club Estudiantes (un dato no menor en el entramado de poder que en La Plata constituyen el futbol y la política)  ha cambiado en los últimos tiempos cuando por decisión de su hermano Pablo, Mariano fue perdiendo injerencia en temas del Ejecutivo. A poco de su salida o al menos su corrimiento de un área clave en el tema servicios públicos, aparecieron en diferentes puntos de la Ciudad las pintadas “Es tiempo de Mariano”.

UNA BANCA PARA UN MARIANO

Se le dieron numerosas interpretaciones a esos mensajes callejeros.

Los más entusiastas, aquellos militantes barriales que demuestran veneración por Mariano Bruera, quisieron ver un mensaje èpico : “Mária (como le dicen los íntimos) va por la intendencia”. Pero lejos está Mariano Bruera de querer disputar poder a su hermano Pablo. Diferentes fuentes coinciden que sus intenciones son hacer base en el terreno estrictamente político, allí donde otro de sus hermanos, Gabriel, se mueve como pez en el agua y donde ha sabido construir su propio poder. Los rumores corren fuerte y hablan de un planteo de Mariano Bruera de cara al armado de la lista de candidatos a concejales para el comicio de 2015. Allí, el líder carismático del bruerismo planea instalar a un hombre de su máxima confianza a quien respeta y admira: Mariano Suárez.

Entre otros mensajes, recientemente se viralizó en las redes sociales un jingle de campaña "es Tiempo de Mariano". Los saben leer bajo el agua hicieron notar que la pegazida canción arranca con una advertencia: "todos somos bruera". Es decir, que puede estar destiinada a cualquier otro Mariano que pertenezca al bruerismo.

EL JUEGO DE LAS SILLAS

Suárez es el director del Mercado Central, un punto estratégico para la gestión.

Se sabe que el armado de la lista de candidatos a concejales brueristas no será cosa fácil para el intendente. Proyectando un triunfo en una  elección muy reñida, los observadores estiman que el primer objetivo es cubrir las primeras cuatro bancas que se ponen en juego. Pero para esos cuatro lugares hay más de cuatro candidatos.

Entre los que verán vencer sus mandatos están Pedro Borgini, Fabián Lugli y Lorena Riesgo. Cada uno representa un diferente polo de poder dentro del andamiaje municipal. El cuarto lugar debería ser para que renueve alguno de los aliados (Renna o Sabrina Rodríguez) o para pagarle a otro sector del sindicalismo local que no se reporta al sanitarista Borgini y que acusará el fin del mandato de Juan Lotúmulo, del gremio de los encargados de edificios.

FUNCIONARIOS Y PUNTEROS QUE PIDEN PISTA

A la demanda política ya existente se suma un silencioso movimiento interno que fogonea al contador Néstor Yalet como candidato a concejal en primer término, es decir, el hombre que reemplazaría naturalmente al intendente ante un viaje o una indisposición de éste. Sobran en el bruerismo los que dicen que la teoría Yalet no tiene fundamento. Pero por bajo admiten: "algo hay".

Para colmo, varios funcionarios de segunda línea y punteros barriales de cierto peso ya empezaron a mostrar su demanda con pintadas y carteles.

LOS DISTINTOS

Algunos, incluso, presionan con un preocupante nivel crítica que algunos trasducen en velada amenaza de pasarse al massismo. Es el caso, entre otros, del director del Cementerio, Pablo Mazola, cuyas reuniones con los massistas Chubito Leguizamón y Tachu Malpeli ya no son noticia en el Planeta Bruera.

En esa tarea de “mostrar intenciones” de ser candidatos a concejales  hay otros segundas, terceras y cuartas líneas. Algunos, incluso, alentados por el propio Mariano Bruera. "Mariano nunca te va a decir que no. Cuando vos le das a entender que querés ser concejal te mira sorprendido, como si le estuvieras dando la mejor noticia de su vida. Y te dice: dale, dale, vos sos el mejor, sos mi referente en ese barrio, sos un distinto. A todos los motiva con eso: les dice que son distintos", contó una referente barrial que conoce de cerca a Mariano Bruera.

LOS BAJABLES

Lo cierto es que entre o no Mariano Bruera en la disputa del Concejo Deliberante, el armado de la lista de concejales por el FpV oficial parece ir camino a convertirse en una juego de las sillas, ese entretenimiento en el que una determinada cantidad de participantes bailan alrededor de los asientos pero al cesar la música, uno o dos se quedarán a pié.

Las especulaciones en ese sentido parten de la hipótesis de que la elección que viene será muy dura para el oficialismo y que más allá de la levantada en las encuestas, dificilmente pueda alcanzar cubrir todas las bancas que necesita en el Concejo Deliberante.

Es ahi donde empieza la danza de los "bajables"...

CONTINUARA...