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Ultima estación en el vía crucis de Scioli, sin el Pilatos de Aníbal
Por Jorge Joury
Lo Daniel Scioli es un largo apostolado que comenzó con el histórico ninguneo de Néstor Kirchner. Carga además con la pesada cruz del cristinismo, que cada vez que abre la boca, le resta votos. Ha caído y se ha levantado varias veces. Pero el domingo 22 en las urnas, será la última estación del vía crucis. Se jugará entonces a la resurrección, frente a la ola triunfalista de Macri. Caso contrario, pasará a engrosar la lista de los derrotados históricos del peronismo, permitiéndole a Cristina convertirse en jefa de la oposición. La moneda aún está en el aire, porque quedan un millón de indecisos que pueden definir la elección.
La mayor dificultad que afronta el candidato, es la crisis polìtica que sufre el gobierno, que no logra encontrar la brújula. Scioli no ha podido manejar la presencia de Cristina en su campaña. Ni al propio oficialismo, cargado de voces disonantes que por momentos lo perjudican. Es el caso de Kicilloff, calificando de "forro" a Massa, justo cuando el candidato está recomponiendo el diálogo con el tigrese a la búsqueda de los votos que le faltan en ese nicho.
Scioli está perdiendo la idea de gobernabilidad que lo acompañaba, ya que Cristina sigue tomando decisiones que complican al gobierno que viene, desplegando un poder sin precendentes. Frente a esos espasmos, hoy muchos analistas tienen la percepción que el electorado ha puesto en duda que Scioli pueda manejar al peronismo. El candidato naranja lo ha percibido y en las últimas horas dio un volantazo: "gano yo, gobierno yo", dijo para que no queden dudas.
La señal en el peronismo histórico fue bien recibida. Planean poner todo para que la Casa Rosada no cambie de color político, pero, en busca de su propia supervivencia, ya analizan cómo quedarán posicionados ante una eventual derrota en el balotaje.
Hay que tener en cuenta, que la segunda vuelta entre Scioli y Macri no sólo definirá el próximo presidente, sino también el futuro del PJ. La discusión queda zanjada con una victoria del bonaerense. Pero se abre un horizonte de recambio y disputa interna si se impone el líder de Cambiemos. El diagnóstico para el 22-N es reservado. "La situación está difícil, pero no es irreversible. Nunca hay que morirse el día antes de la batalla", sostiene uno de los asesores naranja. "Hay que dejar de cometer errores, como el Kicillof, el del filósofo Feinmann o los misiles de Bonafini, que son pelotazos en contra", agregó.
Lo que está claro, es que los caciques peronistas no estuvieron de acuerdo con gran parte de la estrategia de la campaña. Sugerían una mayor diferenciación de Cristina Kirchner y no disimulan su malestar por el "fuego amigo" en el que quedó envuelto Scioli.
Ahora toda la energía está puesta en la Provincia. Scioli sabe que ahí se encuentra la llave para dar pelea en el balotaje. El 37,1% que cosechó en el distrito más importante del país -casi 3,5 millones de votos-, donde se reparten cuatro de cada 10 votos nacionales, fue muy pobre. El objetivo es reconquistar a los votantes que se alejaron del FPV por la candidatura a gobernador de Aníbal Fernández, una suerte de Poncio Pilatos para Scioli. La gran mayoría de esos votos buscó refugio en la oferta que lideró Massa. Según las cuentas que hicieron en el estado mayor naranja, la figura del jefe de Gabinete en la boleta le habría restado entre 8 y 12 puntos a Scioli. Representa entre cuatro y cinco por ciento a nivel nacional. Hay una particularidad que genera entusiasmo en el búnker naranja: por cada punto que suman, Macri resta otro. "Son los números que medíamos antes de la confirmación de Aníbal como candidato. Si podemos recuperar eso, le ganamos", sostienen con renovado optimismo las espadas sciolistas.
La ilusión del equipo de trabajo también se funda en los antecedentes que alcanzó Scioli en la provincia, particularmente en 2011, cuando fue reelegido como mandatario provincial con el 55%. Ningún colaborador del gobernador se anima a aventurar una cifra como ésa, pero la meta es acercarse al 50%. "Todas las medidas que anunciamos tienen como destinatario al electorado de Massa. A ellos les estamos diciendo que con Daniel van a tener más plata en los bolsillos. Macri representa todo lo contrario", agregó otro de los voceros.
Los últimos datos de las encuestas señalan que el ex motonauta ha repuntado. Lo atribuyen a los fantasmas que se levantaron sobre el lìder de Cambiemos, que han dado sus frutos y permitieron acortar la brecha. Pero ahora el foco está puesto en la porción de massistas inciertos, que aparecen como la llave para ganar la elección. Allí aún no terminó de penetrar el temor al PRO. Creen que se trata de un nicho anti-Macri y anti K. Habrá que determinar cual de las dos resistencias es más importante a la hora de ir a las urnas.
Scioli está perdiendo la idea de gobernabilidad que lo acompañaba, ya que Cristina sigue tomando decisiones que complican al gobierno que viene, desplegando un poder sin precendentes. Frente a esos espasmos, hoy muchos analistas tienen la percepción que el electorado ha puesto en duda que Scioli pueda manejar al peronismo. El candidato naranja lo ha percibido y en las últimas horas dio un volantazo: "gano yo, gobierno yo", dijo para que no queden dudas.
La señal en el peronismo histórico fue bien recibida. Planean poner todo para que la Casa Rosada no cambie de color político, pero, en busca de su propia supervivencia, ya analizan cómo quedarán posicionados ante una eventual derrota en el balotaje.
Hay que tener en cuenta, que la segunda vuelta entre Scioli y Macri no sólo definirá el próximo presidente, sino también el futuro del PJ. La discusión queda zanjada con una victoria del bonaerense. Pero se abre un horizonte de recambio y disputa interna si se impone el líder de Cambiemos. El diagnóstico para el 22-N es reservado. "La situación está difícil, pero no es irreversible. Nunca hay que morirse el día antes de la batalla", sostiene uno de los asesores naranja. "Hay que dejar de cometer errores, como el Kicillof, el del filósofo Feinmann o los misiles de Bonafini, que son pelotazos en contra", agregó.
Lo que está claro, es que los caciques peronistas no estuvieron de acuerdo con gran parte de la estrategia de la campaña. Sugerían una mayor diferenciación de Cristina Kirchner y no disimulan su malestar por el "fuego amigo" en el que quedó envuelto Scioli.
Ahora toda la energía está puesta en la Provincia. Scioli sabe que ahí se encuentra la llave para dar pelea en el balotaje. El 37,1% que cosechó en el distrito más importante del país -casi 3,5 millones de votos-, donde se reparten cuatro de cada 10 votos nacionales, fue muy pobre. El objetivo es reconquistar a los votantes que se alejaron del FPV por la candidatura a gobernador de Aníbal Fernández, una suerte de Poncio Pilatos para Scioli. La gran mayoría de esos votos buscó refugio en la oferta que lideró Massa. Según las cuentas que hicieron en el estado mayor naranja, la figura del jefe de Gabinete en la boleta le habría restado entre 8 y 12 puntos a Scioli. Representa entre cuatro y cinco por ciento a nivel nacional. Hay una particularidad que genera entusiasmo en el búnker naranja: por cada punto que suman, Macri resta otro. "Son los números que medíamos antes de la confirmación de Aníbal como candidato. Si podemos recuperar eso, le ganamos", sostienen con renovado optimismo las espadas sciolistas.
La ilusión del equipo de trabajo también se funda en los antecedentes que alcanzó Scioli en la provincia, particularmente en 2011, cuando fue reelegido como mandatario provincial con el 55%. Ningún colaborador del gobernador se anima a aventurar una cifra como ésa, pero la meta es acercarse al 50%. "Todas las medidas que anunciamos tienen como destinatario al electorado de Massa. A ellos les estamos diciendo que con Daniel van a tener más plata en los bolsillos. Macri representa todo lo contrario", agregó otro de los voceros.
Los últimos datos de las encuestas señalan que el ex motonauta ha repuntado. Lo atribuyen a los fantasmas que se levantaron sobre el lìder de Cambiemos, que han dado sus frutos y permitieron acortar la brecha. Pero ahora el foco está puesto en la porción de massistas inciertos, que aparecen como la llave para ganar la elección. Allí aún no terminó de penetrar el temor al PRO. Creen que se trata de un nicho anti-Macri y anti K. Habrá que determinar cual de las dos resistencias es más importante a la hora de ir a las urnas.
En esta etapa de reacción extrema, la mayoría de los operadores apuntan a la deskirchnerización de Scioli, aunque le pese a Zannini. Bajo la carpa naranja, se inclinan por fogonear la teoría que para que se termine Cristina, hay que votar a Scioli, porque si gana Macri "ella se va a fortificar como jefa de la oposición. Si gana Sciol, será la muerte del kirchnerismo", dijo sin filtro uno de los principales caciques del conurbano que avala esa hipótesis.
Durante esta última semana, será lo más parecido a una partida de ajedrez, donde el que se equivoca, pierde. En los laboratorios naranja confían que la estrategia de Estado versus Mercado, está rindiendo sus frutos. Observan que es el único camino que le duele al rival y lo debilita, ya que es un llamado al bolsillo de la gente.
Scioli deberá mejorar la puntería. disparando que el líder de Cambiemos representa el "libre mercado" y aspira al poder para realizar un "ajuste" sin anestesia. Varios de sus mosqueteros. como Diego Bossio, Gustavo Marangoni, Silvina Batakis, el secretario de Medios, Juan Courel y el publicista Ernesto Savaglio, cerraron filas en torno de esa estrategia. Además, a lo que se apunta mediante los spots de campaña es a abrir interrogantes en los votantes que eligieron a Massa y que no terminan de sentirse cómodos con lo que representa Macri.
Según las cuentas del equipo de campaña, el balotaje puede definirse por un escaso margen de votos. Aseguran que un 15% del electorado decide su voto el día de la elección camino a la escuela. "Lo que hagamos en la última semana será crucial. No hay que olvidar que en la primera vuelta la elección se definió en los últimos tres días. La gente ya sabe que Daniel no es lo mismo que Macri . Después de algunas señales desacertadas desde Cambiemos en torno al futuro precio del dólar, terminaron provocado un aumento de precios que la gente percibe", describió uno de los hombres de la mesa chica naranja.
El mensaje que trajeron al comando de campaña sciolista, Augusto Fonseca y Marcos Caisutti los publicistas que llegaron de Brasil para sumarse al equipo de trabajo, es que se acabó el tiempo de las sutilezas. Pusieron énfasis en señalar en que ahora, sólo queda tirar golpes al estómago y hablarle al corazón de la gente. El carioca Fonseca y el cordobés Caisutti se formaron con los gurúes brasileños de la publicidad, João Santana y Duda Mendonça. Además, conocen el paño de la política local. Ya trabajaron con José Manuel de la Sota, Germán Kammerath, Olga Riutort y Sergio Urribarri, entre otros.
El estómago que debe recibir los impactos es el de Mauricio Macri. La manera, es resucitando a los fantasmas de la Alianza y la hecatombe de 2001. En lo que tiene que ver con el corazón, es el del votante. Por eso Scioli salió a caminar por los barrios del conurbano. Tiene que ser más carnal. A tocar y dejarse tocar.
Para el final, su historia personal, el drama de la pèrdida del brazo cuando competía en motonaútica y el dar batalla para salir adelante en las malas, se incorporarán a los spots de campaña. A Scioli le sobran fé y esperanza, pero... ¿ Le alcanzará el corto trecho para llegar a Balcarce 50 ?.
Scioli deberá mejorar la puntería. disparando que el líder de Cambiemos representa el "libre mercado" y aspira al poder para realizar un "ajuste" sin anestesia. Varios de sus mosqueteros. como Diego Bossio, Gustavo Marangoni, Silvina Batakis, el secretario de Medios, Juan Courel y el publicista Ernesto Savaglio, cerraron filas en torno de esa estrategia. Además, a lo que se apunta mediante los spots de campaña es a abrir interrogantes en los votantes que eligieron a Massa y que no terminan de sentirse cómodos con lo que representa Macri.
Según las cuentas del equipo de campaña, el balotaje puede definirse por un escaso margen de votos. Aseguran que un 15% del electorado decide su voto el día de la elección camino a la escuela. "Lo que hagamos en la última semana será crucial. No hay que olvidar que en la primera vuelta la elección se definió en los últimos tres días. La gente ya sabe que Daniel no es lo mismo que Macri . Después de algunas señales desacertadas desde Cambiemos en torno al futuro precio del dólar, terminaron provocado un aumento de precios que la gente percibe", describió uno de los hombres de la mesa chica naranja.
El mensaje que trajeron al comando de campaña sciolista, Augusto Fonseca y Marcos Caisutti los publicistas que llegaron de Brasil para sumarse al equipo de trabajo, es que se acabó el tiempo de las sutilezas. Pusieron énfasis en señalar en que ahora, sólo queda tirar golpes al estómago y hablarle al corazón de la gente. El carioca Fonseca y el cordobés Caisutti se formaron con los gurúes brasileños de la publicidad, João Santana y Duda Mendonça. Además, conocen el paño de la política local. Ya trabajaron con José Manuel de la Sota, Germán Kammerath, Olga Riutort y Sergio Urribarri, entre otros.
El estómago que debe recibir los impactos es el de Mauricio Macri. La manera, es resucitando a los fantasmas de la Alianza y la hecatombe de 2001. En lo que tiene que ver con el corazón, es el del votante. Por eso Scioli salió a caminar por los barrios del conurbano. Tiene que ser más carnal. A tocar y dejarse tocar.
Para el final, su historia personal, el drama de la pèrdida del brazo cuando competía en motonaútica y el dar batalla para salir adelante en las malas, se incorporarán a los spots de campaña. A Scioli le sobran fé y esperanza, pero... ¿ Le alcanzará el corto trecho para llegar a Balcarce 50 ?.
Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información. Su correo electrónico es[email protected]. Quienes quieran consultar sus artículos, pueden recurrir al sitio: Jorge Joury De Tapas.