jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3865
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El despoder de Cristina y el PJ en la caldera del diablo

Por Jorge Joury


Después de la derrota en las urnas, el justicialismo entró en la caldera del diablo. Se trata de una etapa natural de ebullición por broncas contenidas. Por un lado, comienza el despoder de Cristina y por otro, la discusión interna de hacer una lectura descarnada de la derrota, luego rebobinar y dar de vuelta con nuevos liderazgos. El que abrió el pagüas antes que comiencen los tarascones, fue el jefe del derrotado Pj bonaerense, Fernando Espinoza. El matancero ya avisó que convocará a una reunión partidaria que no sólo será de evaluación, sino el trampolín a una inminente renovación del partido. 

Espinoza ya olfateó que una corriente de intendentes “nuevos” se mueven en esa dirección con comunicaciones entre ellos. No quieren desaprovechar la ola del cambio y buscan extenderla hacia dentro del partido. En el otro rincón, la guardia vieja sangra por las heridas. Entienden, que la clave de la derrota fue “la equivocación a la hora de elegir a los candidatos, sobre todo a la gobernación y el discurso agresivo desde la Rosada que hartó a la gente”. En ese sentido, apuntan con zaña a La Cámpora, de quienes sospechan haber sacado de carrera en la interna a Julián Domínguez, a través de sus manejos en el Correo, algo que nunca se sabrá con certeza. 

Una fuente confiable revelò que a lo que se apunta, primero es lavar los trapos sucios puertas adentro, lo que seguramente traerá fuertes discusiones. Tras ello, mostrar hacia afuera que el PJ no es el kirchnerismo. Se cree  que se retomará el viejo sello, dejando de lado al Frente Para la Victoria, muy pegado a la prolongada era K. Y, luego, tratar de conservar espacios de poder para los puros, como cargos legislativos y las comandancias de los bloques en la Legislatura. Lo que no se sabe es cuál será el lugar de Scioli, ya que la derrota está muy fresca. El gobernador dijo que seguirá trabajando en sus proyectos desde la Fundación DAR, pero son pocos los que le ponen una ficha por no haberse diferenciado del cristinismo a la hora de poner toda la carne en el asador.

Las heridas están sangrantes, ya que por primera vez desde 2001, el peronismo dejará la Casa Rosada y se calzará el traje de oposición. Se enfrentara a un obligado rearmado en el que aparece como figura saliente Sergio Massa, tercero en la elección presidencial con el Frente Renovador y al que Fernando Espinoza le abrió las puertas para el retorno en las últimas horas. No obstante, también aparecen gobernadores versátiles ante el cambio de gobierno, como el salteño Juan Manuel Urtubey. Además, hay que poner en foco los futuros movimientos de Florencio Randazzo, otro de los que parece haber salido ileso del revés electoral. Aunque en este caso no será fácil, ya que hay quienes quieren pasarle factura por la interna partidaria.

Sergio Massa, tercero en las generales del 25 de octubre, con el 21,3% y más de cinco millones de votos, por estas horas se reconoce como el referente del peronismo que viene. Consciente de que el porrazo electoral del kirchnerismo dejó a Scioli debilitado, el diputado nacional buscará erigirse el conductor. A la vez, intentará seguir machacando con su garrote sobre "la vieja política" de los barones del conurbano, a quienes quiere desplazar con sus proyectos anti releccionistas.

Por eso no le temblò el pulso en "felicitar al presidente electo, Mauricio", y afirmó que "vos y tu gobierno cuentan con toda nuestra colaboración, porque entendimos hace mucho que para un argentino no debe haber nada más importante que otro argentino". En esa línea, prosiguió: "Contás conmigo como conductor de este espacio político y la de todos los intendentes, diputados que integran nuestra fuerza, para trabajar en la construcción de un país mejor". Igualmente, se plantificó al insistir que el próximo gobierno debe saber que "vamos con la misma firmeza y transparencia a marcar, señalar y a levantar la voz en aquellos casos en los que veamos que hay un camino que no lleva a buen puerto a la Argentina". Así, se desmarcó del nuevo Presidente y se anticipó como un potencial crítico de su gestión.

Otro de los que entendió que el triunfo de Macri configura un escenario óptimo para sus aspiraciones presidenciales en el mediano plazo, es Juan Manuel UrtubeySi bien es cierto que estuvo codo a codo con  Daniel Scioli durante toda la campaña, el gobernador salteño se despegó en varias oportunidades del discurso del kirchnerismo duro.

El resultado del balotaje lo posiciona como el mandatario justicialista mejor ranqueado en la carrera hacia 2019, por edad (46) y por sus ocho años de gestión en una provincia en la que Scioli obtuvo un triunfo por más de siete puntos sobre Macri. Urtubey lo celebró: "Una vez más, como ha pasado desde las primarias provinciales en cada una de las elecciones a lo largo de este año, el pueblo de Salta nos ha acompañado". 
En menor medida, otro de los dirigentes que se anota en la grilla, que mantuvo su intendencia en Lomas de Zamora y que además tiene expectativas futuras en la provincia de Buenos Aires, es Martín Insaurralde.

No hay que dejar de observar los futuros movimientos en la otra orilla del PJ disidente, del gobernador cordobés, José Manuel de la Sota. Viejo zorro de la polìtica, tendió un puente para que se lo tenga en cuenta. "No perdió el peronismo, perdieron los usurpadores", lanzó, en referencia al kirchnerismo. Aliado de Sergio Massa, el mandatario quiere ir por la reconstrucción del movimiento, como ocurrió tras la derrota en 1983 que dio origen a la renovación encarnada en la figura de Antonio Cafiero.

Nadie tiene certeza de qué hará Cristina Kirchner. Descartan que se irá a su casa a oficiar de abuela, pero en el PJ apuestan a que cuando culmine el mandato su influencia se irá limitando a su núcleo de incondicionales, con La Cámpora como agrupación más fuerte. Aunque no lo digan en voz alta, muchos de los caciques sostienen que "gran parte del hartazgo de la gente con nuestro espacio vino desde las usinas K, que en los últimos tiempos con declaraciones altisonantes no hicieron otra cosa que favorecer el crecimiento de Macri". Además se comenta que en las últimas dos semanas CFK se la pasó masticando bronca contra La Cámpora, la agrupación que lidera su hijo, porque no movilizó para la convocatoria al Obelisco en contra de Macri y por la decisión de Axel Kicillof de sacarse una foto con la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde.

El reloj de arena del peronismo empezó a funcionar. Varios gobernadores han renovado sus contactos para seguir conversando sobre qué postura tomar respecto del vínculo con el presidente electo, Mauricio Macri. Todos están urgidos de ayuda económica, por lo que le abrirán una carta de crédito al flamante mandatario. Se analizará también la pata parlamentaria, clave en el Senado -donde el oficialismo tiene mayoría- y en Diputados, donde no descartan una subdivisión entre el peronismo clásico que responde a los mandatarios y el camporismo. Los observadores mascullan que en los próximos días, habrá catarsis puertas para adentro. Espinoza prevé ir por cada una de las ocho secciones de la provincia para analizar la situación y reordenar la tropa. A nivel nacional, el PJ se planteará qué agenda delinear en el futuro y si decide un perfil confrontativo o más moderado con Macri. Todo dependerá del  camino que vaya tomando la gestión.  Macri ha hecho una gran convocatoria. Aunque se ha quedado con las mejores porciones de la torta: el sillón de Rivadavia, la Ciudad y la provincia de Buenos Aires, necesita de la ayuda de todos para lograr consensos en lo que está por venir. No lo conviene que el peronismo a través de los gremios, se convierta en el lobo feroz de la película. La historia no guarda buenos recuerdos.

Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información. Su correo electrónico es[email protected] y su blogs: Jorge Joury De Tapas.

 

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