viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3859
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El otro grito de los muertos de la tragica inundación platense

Por Jorge Joury


Parece que fue ayer, pero han pasado casi tres años de aquella pesadilla del 2 de abril del 2013, cuando La Plata vivió la peor tragedia de su historia con un saldo de 89 muertos. Un episodio que aún no tiene responsables y en donde un sector de la justicia parece obstinado en dar vuelta la página y cerrar las tumbas definitivamente hacia el olvido. Pero el grito de los muertos se mantiene vigente a través de sus familiares, que no cesan en sus reclamos, Principalmente, ponen foco en el fiscal de la causa, Jorge Paolini, al que acusan de encubrir a los funcionarios responsables.

Los portadores de este clamor, vienen también golpeados por la indiferencia. En su afán para que sus familiares descansen en paz, han  tenido que luchar contra todos los poderes, incluso el de los medios. No siempre han tenido el lugar que se merecían para comunicar sus acciones. Principalmente, en aquella prensa domesticada por la generosa chequera publicitaria del bruerísmo, que a través del tiempo se encargó de esconder cada una de las protestas bajo la forma de pequeños recuadros en páginas interiores. Lo realmente grave, es que el drama del 2013 se pudo haber evitado, ya que La Plata se inundó cuatro veces en ocho años y nadie escucho las alertas.

MERCADERES DE LA DESIDIA

El sentido común marca que pueden perdonarse las catástrofes naturales, súbitas, irremediables, pero no la indolencia polìtica, profundamente humana y racional. Hoy la indignación ciudadana va desde abajo hacia arriba, juntando las cabezas de toda la pirámide de funcionarios, que una y otra vez desoyeron las advertencias.

Basta con recorrer los archivos, para comprobar que en La Plata entre 2002 y 2010  se registraron cuatro inundaciones importantes, una más devastadora que la otra. Hubo por entonces numerosos planes, proyectos muy competentes, pero ninguno prosperó por mezquinos intereses o desvíos de fondos para iniciativas que daban más réditos en las urnas.

Hace unos años, le pregunté a un intendente del conurbano durante una charla en off por qué se no se materizaban más obras hídricas para evitar inundaciones. Me respondió: " porque no se ven y eso no da rédito para obtener votos". En los tiempos de aquella desacertada reflexión, el clima no era lo que es hoy por el fenómemo de El Niño.  Lamentablemente, el darle la espalda a la prevención lo terminó pagando la gente, que no solo perdió familiares, sino que bajo dos metros de agua resignó la historia. sus fotos y todos los efectos familiares. 

SE PUDO HABER EVITADO

Hoy nadie puede negar que los especialistas lo anticiparon de todas las maneras posibles. Hace seis años el ingeniero Pablo Romanazzi, experto en hidrología, presentó un trabajo junto a Arturo Urbiztondo. Recomendaban mejorar la capacidad de conducción del curso del arroyo El Gato y luego concretar la ampliación de conductos troncales. Pero no se hizo nada.

Mario Hernández, profesor titular de hidrogeología y director de la maestría en eco-hidrología de la universidad platense, lo explicó de manera sencilla: “En los últimos 20 años hubo un crecimiento en las construcciones que no fue acompañado por el sistema de desagüe pluvial. Es cierto que la lluvia fue extrema, pero si se hubiera puesto en marcha un plan de contingencia se podrían haber evitado muchas muertes. La sospecha generalizada, es que en su momento los hermanos Bruera obtuvieron pingües ganancias con el negocio inmobiliario y cerraron los ojos a favor de las grandes empresas constructoras, que sembraron de edificios la ciudad.

PIDEN LA CABEZA DEL FISCAL

Lo cierto es, que hoy la tempestad popular no se ha acallado y golpea a las puertas de una justicia que se muestra ciega, renuente y sorda. La Asamblea de los Inundados apunta a la cabeza del fiscal Jorge Paolini. Piden su remoción y lo  acusan de no investigar a los responsables polìticos de la inundación del 2 y 3 de abril del 2013. La demanda de justicia ha sido una constante durante estos casi tres años. No es ni más ni menos, que una deuda que reclama una sociedad que se siente desprotegida por quienes deberían resguardar sus derechos.

El escritor mexicano Carlos Monsiváis, considerado el gran cronista de México y América latina, Premio Juan Rulfo 2006, identifica la falta de justicia como la gran deuda de la región. Los asambleístas platenses, a través de un documento sostienen que el fiscal "ha elaborado un esquema a fin de dejar impunes los delitos llevados a cabo por los funcionarios públicos, del orden provincial y municipal, que provocaron las nefastas consecuencias que tuvo la inundación”. Lo sindican a Paolini tomando partido del lado de los poderosos y le achacan que no avanzó para determinar el número real de víctimas fatales de la inundación y el esclarecimiento del posterior encubrimiento realizado por personal a cargo del entonces Ministro de Justicia y  Seguridad, Ricardo Casal, luego del trabajo realizado por el juez Ricardo Arias.

EL TEMOR A QUE CIERREN LA CAUSA

Hay que decir que el doctor Arias, luchando contra todos los intereses en juego, constató un total de 89 muertes como consecuencia de la  inundación. Detectó además severas irregularidades en la operatoria de la morgue local y en las defunciones anotadas en el Registro de las Personas bonaerense, tras la caída de mas de 400 mm de agua en cuatro horas. De hecho, son numerosos los testimonios de vecinos que dicen haber visto cuerpos de niños arrastrados por la correntada, pero la gobernación en su momento lo descartó de plano, al afirmar que no existió ninguna caso registrado de deceso de menores. Al fiscal además le adjudican que  “tampoco desconoce que no existía para aquella fecha la implementación de un plan de contingencia, y de un sistema de alerta temprana. Y que la estructura de los organismos de defensa civil actuaron ineficientemente, y en base a las conclusiones anteriores. Sólo imputa a los funcionarios a cargo de las carteras de Defensa Civil de la Provincia de Buenos Aires y de la Municipalidad  por la presunta comisión del delito de omisión o retardo de actos de oficio, delito menor que no prevé pena privativa de la libertad, descartando las figuras  del homicidio culposo y estrago”. 

Lo más grave, en lo que ellos califican como "la arbitrariedad de Paolini", es la presunta intención de cerrar la causa en octubre del año anterior dejando impunes a "los principales responsables del hecho, entre ellos el ex gobernador Daniel Scioli, sus ministros Ricardo Casal y Alejandro Arlía y al ex intendente de La Plata, Pablo Bruera", entre otros.

EL RIDICULO DE BRUERA

Lo más bochornoso, es que detrás del drama existen otras páginas negras para el asombro y que demuestran que hubo intención manifiesta de funcionarios de sacarse responsabilidades. Una de ellas, tiene que ver con que mientras La Plata hacía frente a esta verdadera maldición bíblica que llegaba desde el cielo, el intendente Bruera estaba de vacaciones en un coqueto club de playa brasileño. Eso no sería nada, lo reprochable es la mentira que urdió para defenderse del escarnio público. Rápido de reflejos, el ex alcalde, anunció en su cuenta de Twiter que participaba de las tareas de asistencia a las víctimas. "Desde ayer a la noche recorriendo centros de evacuados", escribió. Y a su mensaje, adjuntó una foto suya con bidones de agua. Pero como la mentira tiene patas cortas, la prensa detectó que la  imagen tenía un detalle que llamó la atención: se notaba que entraba, a través de la ventana, la luz del día. Se terminó sabiendo que se había tratado de una foto vieja, truchada para la oportunidad, presuntamente por uno de los hermanos del jefe comunal. En realidad, Bruera volvió al país al otro día del drama, en el vuelo 1259 proveniente de Río de Janeiro. Aunque aún la justicia no lo puso contra las cuerdas, Bruera al menos terminó pagando su dislate en las urnas, con el voto castigo de la gente, que puso fin a su reinado 

EL MISTERIOSO INCENDIO EN YPF

Otro de los enigmas, es la coincidencia  que se produjo en ese día fatídico con el incendio en la destilería de YPF, que pudo haber hecho volar en pedazos más de media ciudad. Nadie explicó aún por qué los jardines de La Plata aparecieron empapados en petróleo y aceite, a tánta distancia de la planta. 

Hace pocos días desde esta misma columna, advertí que La Plata estuvo a dos horas de otra tragedia, cuando casi colapsa la planta de ABSA en Punta Lara, al dispararse una válvula maestra en absoluto estado de deterioro. En ese lapso, afortunadamente los trabajadores pudieron repararla poniendo en riesgo sus vidas. El hecho pudo haber dejado a la ciudad sin una gota de agua y convertido a las cloacas en un foco infeccioso letal. Hasta el momento, nadie hizo nada. ¿Será que tendremos que acostumbrarnos a convivir con las tragedias, mientras la justicia y los funcionarios flotan y hacen la plancha?. 

* Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Su correo electrónico es[email protected]. Quienes quieran consultar su blogspot, pueden recurrir al sitio: Jorge Joury De Tapas.

 

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