jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3865
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"El Mondongo", de Zona Roja a territorio de narcotravestis

*Por Jorge Joury


René Favaloro jamás lo hubiera imaginado. Cuando se instaló en sus épocas de estudiante para hacer sus primeras armas en la medicina, ni por asomo le habría pasado por la cabeza que con el paso del tiempo el histórico barrio de "El Mondongo", se podía convertir en un territorio dominado primero por la venta de sexo y ahora por el tráfico de drogas. De pronto, esa franja de cuadras de frondosa arboleda,  cambió de color. Pasó de "Zona roja" a "Blanca". Hoy  todos temen, que como en Rosario, con la banda de "Los Monos", los mafiosos que manejan este negocio, estén haciendo una prueba piloto para luego expandir sus tentáculos y sumir al resto de la ciudad en la peor de las pesadillas.

A metros de la Plaza Matheu, invadidos por el miedo, los vecinos no quieren dar nombres por temor a represalias, pero no ocultan su indignación. Creen que al negocio no se le pone fín, porque funciona bajo "protección policial". Coinciden en señalar que la proliferación de hechos violentos en el lugar tiene que ver con esa actividad. Una muestra es el crimen consumado hace poco menos de un año del joven médico Francisco Guerrero. de 28 años. Motochorros lo sorprendieron en las calles 66 entre 115 y 16, cuando iba en compañìa de su novia. 

Todas estas cuestiones han sido planteadas a tambor batiente enlas últimas horas a las autoridades de la comisaría novena, que se vieron acorraladas y casi sin respuesta, frente a las pruebas contundentes. Los frentistas aguardan alguna solución como la que tuvieron los de la avenida 66, que lograron mayor  iluminación para atenuar la acción de  los “narcotravestis”, en su mayoría de origen peruano y dominicano. La batalla la dieron, subiendo fotos a Facebook de aquellas actividades que “la policía decía no poder probar”, señalaron.

CAPACES DE LO PEOR

"Hay adictos que llegan al barrio, completamente sacados. Con tal de obtener dinero para comprar drogas, se dedican al arrebato o entran a robar en las viviendas, en su mayorìa aprovechándose de pesonas mayores. Cuando cae la noche, nadie sale a la calle porque no queremos ariesgar la vida. También  a diario se producen  peleas entre vendedores por las paradas, ya que todo está zonificado", señaló otro de los vecinos. La mayorìa de los testimonios coinciden en que la oferta de sexo se ha ido achicando, "ya que hoy el negocio que más rinde a estos delincuentes, es la droga". 

“Ya no es más  Zona Roja, sino Blanca”, lanzó con visible enojo uno de los moradores de la calle 65, a metros de la Plaza Matheu, acostumbrado a lidiar con la prostitución desde hace años.  Otros añaden que "quedan pocos travestis dedicados al sexo y la mayorìa son transas disfrazados". Pululan además por las calles 64 y 63, de 1 a 5, con prendas muy íntimas y hasta mostrando parte de sus traseros. Otro dato preocupante de la realidad, es que se ve a menores de entre 12 a 14 años, que llegan en busca de drogas y se dedican a robar, utilizando cuchillos para amedrentar a las víctimas. Los habitantes del lugar aseguran que el valor de sus propiedades se ha ido depreciando casi en un 50%  con el paso del tiempo, por la mala fama que ha adquirido el barrio. Dentro de las denuncias, piden que se cuiden esas cuadras de los destrozos y la suciedad. Por un lado denuncian que usan las veredas como baños públicos y por otro aseguran que rompen las casillas de gas para esconder la droga. Eso hace que cada mañana un grupo de chicos denominados "buscadores" recorran los escondites para ver si quedó algo perdido.

PELEAS Y GRITOS EN LA NOCHE

Cuando llega la noche, las calles se convierten en una jungla . Es constante la llegada de autos lujosos con hombres ávidos de un contacto sexual, aun a riesgo se someterse a una aventura peligrosa. Los vecinos denuncian que los proveedores de drogas se adueñaron del lugar, en medio de peleas, gritos y corridas, que se prolongan hasta la madrugada.

La venta de estupefacientes en diferentes puntos de La Plata hoy es una  pandemia a la que se hace cada vez más difícil erradicar. No se ha tomado conciencia aún de los riesgos sociales que ello implica, ni del  sistema de corrupción que se supone se mueve en las sombras para garantizar el negocio. Tiene que ver con complicidades policiales, polìticas y judiciales, para la supervivencia de un comercio que mueve sumas millonarias. Las autoridades saben que en la región operan diferentes “kioscos” o puntos de venta , de los que se sospecha que pagan una suerte de "protección" para no ser molestados. Pero nadie hace nada para evitarlo. No es difícil adivinar que la droga hoy corre además a la salida de las escuelas, bajo diferentes formas encubiertas.

SOLDADITOS DEL NARCOTRAFICO

Desde la  Zona Roja, hasta un céntrico atelier, un negocio de venta de empanadas o pizza y hasta algunos gimnasios, han pasado a ser la fachada perfecta para ocultar una actividad, que genera enormes entradas de dinero. Se suman a esta cadena, los denominados "soldaditos de la droga". Se trata de adolescentes empujados por la necesidad de obtener dinero, pero también por buscar un lugar que les ofrezca identidad dentro del barrio. 

Les pagan 300 pesos por día si vigilan una guarida sin armas y tienen que avisan de la llegada de policìas. Pero si se arriesgan a empuñarlas, los tientan con 150 pesos más. Hay chicos que permanecen 10 o 12 horas, muchas veces encerrados, en precarios lugares. Pero esa tarea también los posiciona ante sus pares. Además, a cambio les dan algún celular y, a veces, armas y dosis para que consuman ellos. A los más despiertos también les hacen trasladar la mercancía hacia ciertos puntos de venta, por lo que cobran sumas más elevadas.

EL CORREDOR BLANCO

A la puerta de entrada de la droga a la ciudad, algunos la llaman "el corredor blanco". Fuentes responsables que aportaron datos para esta investigación, señalaron que la mercancia llegaría  desde las villas instaladas en la capital federal. Las sospechas se focalizan en las  1-11-14 dominada por el cartel peruano; la Zabaleta o la 31 de Barracas. No obstante, nadie descarta la “producción local”, aunque en menor escala. Se trataría de una actividad más artesanal y que no reuniría las características de una estructura organizada, con sicarios armados como soldados y hasta conexiones internacionales, como se observa en la capital federal y en muchos puntos del conurbano.

Un investigador puso como ejemplo que “hemos detectado personas que tenìan varias plantas de marihuana para secar las hojas, armar porros y venderlos. Pero son manejos de menor envergadura. No tienen vínculos con las grandes bandas que operan en otros puntos del país”.  El mismo informante añadió que "el gramo de cocaína, que también “viene de afuera”, tendría un costo superior a los 300 pesos, según la pureza y el corte. Y el bagullo de 0,3 gramos de marihuana, “se consigue por sólo 100”. La misma fuente complementó que "en algunos prostíbulos instalados en la periferia, también se comercializa y por lo general quienes los regentean, mantienen a las mujeres bajo los efectos de sustancias prohibidas para que puedan atender más clientes".

EL BOSQUE AGITA LAS AGUAS

Las esquirlas sobre la venta de droga en "El Mondongo" por parte de nacotravestis, ha reflotado en el Concejo Deliberante local un viejo proyecto para mudar el área de prostitución al Bosque. Se trata de una iniciativa, similar a la que se aplica en el barrio de Palermo, de la capital federal, que seguramente levantará olas entre los vecinos de esa tranquila zona. No obstante, el presidente del cuerpo deliberativo, Fernando Ponce la viene analizando a paso firme.

El proyecto, que aún viene siendo confeccionando en su letra chica, se comenzará a debatir en los próximos días con los sectores involucrados. La medida no es nueva, ya había sido impulsado en 2012, desatando un frente de tormenta, que desatgó las iras de las autoridades de los colegios Nacional, Industrial y la Escuela Anxa. Todos pusieron el grito en el cielo, por considerar que es  "un foco peligroso para los alumnos" y el caldo de cultivo de enfermedades infecciosas.

Por lo que pudo saberse en fuentes confiables, el borrador de ordenanza  propone establecer como “zona de trabajo sexual” al área comprendida por la avenida Iraola, desde 119 hasta el cruce con la avenida Centenario, todas calles internas del circuito del Bosque."Esto es un parche para enmascarar otro problema a futuro. Que a esta gente la lleven camino a Punta Lara o la zona del Cementerio, bien lejos del radio urbano", disparó indignado un vecino de las calles1 y 56. 

OTRA POLEMICA EN PUERTA

Pero, además de disponer una guardia policial especial, la instalación de baños químicos y cestos adecuados a esa clase de residuos, como preservativos y otra clase de adminículos, el proyecto que se fogonea establece una franja para la circulación de trabajadores sexuales que va desde las 10 de la noche y hasta las 6 de la mañana.

La medida también contempla una intensiva campaña de “educación y prevención de enfermedades de transmisión sexual”. Ponce explicó a la prensa que la idea es consesuar un proyecto final de ordenanza tras un debate del que participen los vecinos de la actual zona roja, ONG de colectivos trans y representantes de trabajadoras sexuales, así como otras entidades intermedias de la sociedad civil. Conviene recordar, que  la iniciativa fue una  de las promesas de campaña del intendente, Julio Garro, quien adelantó que “la idea tendrá siempre una impronta inclusiva y de rescate y contención de los trabajadores sexuales que quieran abandonar esa vida orientándolos para que obtengan otra salida laboral”. 

La iniciativa ya había sido planteada en 2012 por el ex concejal Javier Pacharotti, luego de que un estudio sobre la problemática arrojara que la circulación constante de travestis, transexuales y prostitutas por la zona devaluó las propiedades hasta un 50% y provoca serios trastornos en la vida cotidiana de las familias.

Lo expuesto, forma parte de la postal de un barrio  acorralado por el delito. Si una "Zona Roja", se convierte en "Blanca", es un síntoma que está germinando en las sombras el más destructivo de los negocios. La gobernadora María Eugenia Vidal se comprometió en campaña a poner toda su energía para erradicar la droga. Los vecinos aguardan  al menos que se intensifiquen los operativos para frenar el avance del narcotráfico. Hoy, los habitantes de un barrio histórico como "El Mondongo", se niegan a  seguir sumidos en el miedo. Esperan que las autoridades actúen, antes de que sea demasiado tarde y tengamos otro Rosario en La Plata

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Su correo electrónico es [email protected]

 

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