El asalto violento a la casa del intendente de La Plata, Julio Garro, huele a pase de factura de sectores mafiosos. El único sospechoso por el robo es un  ex subteniente de Policía. Se sabe que el hombre desempeñó sus funciones en la Comisaría Primera. Trascendió además que el uniformado no era residente fijo, sino que alquilaba una propiedad en el country Grand Bell, que se ubica a unos pocos metros de la casa de Garro y su familia.

Según confirmo el ministro de Seguridad de la Provincia de Buenos Aires, Cristian Ritondo, el ex policía detenido no habría perpetrado el robo, sino que puso a disposición su vivienda para albergar a los delincuentes. También fue partícipe necesario de la huida, y presuntamente de la entrada, de los dos ladrones del country. Según afirmó el ministro, el hombre habría entrado de "contrabando" a los delincuentes en su camioneta y, luego del robo, los trasladó fuera en el mismo vehículo. "Hemos revisado la casa del detenido y encontrado armas y estupefacientes", señaló Ritondo, quien confirmó que se está investigando también los posibles vínculos entre el sospechoso y los pasados hechos delictivos que se vivieron en el barrio privado.

UN LLAMADO DE ATENCION

Paradójicamente, el episodio se produjo a menos de 24 horas de que la gobernadora María Eugenia Vidal ratificara ante la Asamblea Legislativa bonaerense su firme decisión de presentar batalla contra las mafias. También la mandataria dejó en claro que piensa terminar con las cajas de la policía corrupta, obligando a  los comisarios a que presenten su declaración jurada de bienes. 

Coincide también con que horas después, en el programa Intratables, Vidal denunció que se requiere de una justicia más calificada. Se quejó entonces de la liberación del  penitenciario César Luis Tolosa, quien era jefe de seguridad del penal de General Alvear cuando se produjo la fuga de los hermanos Martín y Cristian Lanatta y Víctor Schillaci . Tolosa se encontraba detenido como firme sospechoso de haber colaborado en la evasión y la justicia de Azul lo dejó libre.

LOS MISTERIOS DEL GRAN BELL

La pregunta que recorría en las últimas horas la tertulia en los bares de la ciudad, era : ¿que nos queda a los ciudadanos comunes, si a la casa del jefe comunal dos delincuentes entran sin ningún tipo de dificultad?. ¿Como su familia no tenía custodia?. Encima Garro reside en un barrio cerrado con vigilancia privada, como es Country Gran Bell, ubicado en las calles 467 y 144. Allí, además viven importantes empresarios y conocidas figuras del deporte. Cae de maduro que ese sitio, por ser la casa del intendente de La Plata, requería de custodia especial. Pero no la había. Fue así como delincuentes, ingresaron por la mañana a la casa. En minutos convierton al lugar en un infierno. Maniataron a su familia, en medio de los desesperados gritos de pánico. Más dramática aún, fue la  situación, por la presencia de niños. En ese momento, el alcalde se encontraba cumpliendo con sus tareas  en el palacio municipal. 

¿MENSAJE DE ADVERTENCIA?

Aunque todavía no hay mayores precisiones, los investigadores sospechan que más allá del robo, el episodio puede tener tintes mafiosos. En el abanico de hipótesis, no se descartan posibles vasos comunicantes con los hechos de violencia entre grupos hostiles en el Mercado Regional. Por estas horas, todo es válido.

Los datos que trascendieron, dan cuenta que los delincuentes llegaron a la casa de Garro a pie. Ganaron así la puerta del domicilio a punta de pistola. Llevaban  guantes para evitar dejar huellas dactilares y precintos con la idea de maniatar a las víctimas, las que fueron encerradas en una de las habitaciones. Por lo que se sabe, todo fue rápido y los malvivientes mostraron profesionalismo. En el momento en que comenzó el robo, dentro de la vivienda se encontraba las cuatro hijas y la esposa del alcalde, además de su cuñada junto a sus tres chicos.  Con la situación bajo control, los dos ladrones se dedicaron a revolver toda la casa. Finalmente  juntaron un maletín -cuyo contenido no trascendió-, alhajas y una suma de dinero en efectivo, para luego huir a bordo de una camioneta.
Comentan en el Palacio de la calle 12, que Garro se transfiguró al tomar conocimiento de lo ocurrido. Abandonó de manera urgente  la Municipalidad y se dirigió a su casa . El primer llamado que recibió fue de la gobernadora María Eugenia Vidal y luego del ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, que mandó a reforzar el acceso al predio privado con seis patrulleros. Cuatro meses atrás, en el mismo country delincuentes asaltaron la casa del mellizo Gustavo Barros Schelotto, hoy flamante técnico de Boca.

OTRA EXTRAÑA COINCIDENCIA

Hay que creer o reventar, pero en la misma jornada de la pesadilla de Garro, el intendente de Saladillo, José Luis Salomón, también fue víctima de un asalto perpetrado por motochorros en la zona de 4 y 53, a cien metros del despacho del ministro de Seguridad, Cristian Ritondo.

El propio Salomón confirmó el hecho y dijo que fue abordado por alrededor de cinco malvivientes que se desplazaban en dos motos y que, tras romper los vidrios del vehículo en el que se desplazaba, le sustrajeron documentación, una computadora, una cámara fotográfica y un disco rígido portatil.

Ni Salomón ni el secretario de Turismo, que lo acompañaba en gestiones que llevaba a cabo en la Capital bonaerense, sufrieron heridas de ningún tipo. Son demasiadas coincidencias que abren puntos suspensivos en varios frentes y sobre los que se requiere indagar a fondo para despejar suspicacias.

No hay que olvidar que Ritondo ha sido sometido a toda clase de desafíos. A menos de dos semanas de asumir, enfrentó el escándalo de la triple fuga del penal de General Alvear cuando los hermanos Lanatta y Víctor Schilacchi  atravesaron media provincia antes de perderse en Santa Fe. Ello motivó el descabezamiento de la plana mayor de la Bonaerense. 

MAS HECHOS CONMOCIONANTES

Una parte menos conocida, es lo que viene ocurriendo con otros intendentes, también blanco del delito. En Necochea, Facundo López le tuvo que dar un ultimátum al Jefe Departamental Fabián Blanco luego de una sugestiva ola delictiva que el alcalde decodificó como un intento de apriete. Olavarria fue epicentro de sugestivos robos cerca de la propiedad del intendente Ezequiel Galli. En este caso, el mensaje no se terminó de decodificar.

En Magdalena, el radical Gonzalo Peluso tuvo una situación similar. En Nochebuena, funcionarios de su gestión fueron asaltados en sus hogares. “Tengo nueve funcionarios, le robaron a dos y casi hacen lo mismo en la casa de mi hermana”, se quejó Peluso a fines de 2015. No faltó quien vinculara esos hechos a la posición de “tolerancia cero” de su administración a las “coimas” y los “kioscos” de la Policía.
Además, la propia Maria Eugenia Vidal acaba de reconocer que dejará la casa que históricamente habitó en Castelar, para afincarse en una vivienda del barrio militar de la Base Aérea de Morón. La noticia fue adelantada hace tiempo desde esta columna, aunque la Vidal lo confirmó en las últimas horas en el programa Intratables. La decisión está vinculada a la necesidad de dotarla de mayor seguridad por pedido del propio Presidente. Mucho tienen que ver los constantes mensajes públicos de la mandataria de terminar con los sectores corruptos que cohabitan en las fuerzas de seguridad. El episodio en la casa de Garro, es de esperar que no tenga detrás tíntes mafiosos. No obstante, si ponemos en la balanza lo ocurrido en estos 80 días de nuevo gobierno, son demasiados capítulos para etiquetarlos como hechos comunes. La moneda está en el aire.

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Su correo electrónico es [email protected]. Quienes quieran consultar su blogs, pueden dirigirse  al sitio de internet: Jorge Joury De Tapas.