viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3859
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Investigación exclusiva: El mapa del curro, por donde pasa la gorra La Bonaerense

*Por Jorge Joury


Patrulleros que nadie sabe donde están y que,  luego de ser virtualmente destrozados durante las horas de servicio, van a parar bajo cuerda a los desarmaderos. Miles de seguros automotores que se pagan por unidades inexistentes. Chalecos antibalas calientes, ya que los que hay solo alcanzan para el 30% de los efectivos. Más de 8 mil carpetas médicas de gente que cobra sueldos sin trabajar, que vienen desde hace años y nadie vigila. Y casi 30 mil sumarios cajoneados para ocultar irregularidades, son parte del siniestro andamiaje que descubrió la auditoría encargada de cortarle el chorro a la denominada Maldita Policía. Se señaló que todo funciona como una  suerte de "shopping del delito", donde las comisarías tienen precio y se compran por lo que se recauda. Se trata de plata sucia que viene principalmente del tráfico de drogas, la prostitución y los desarmaderos clandestinos. Para terminar de tabicar los focos de corrupción, el ministro Cristian Ritondo y sus escuderos armaron una suerte de mapa de la connivencia de los uniformados con organizaciones criminales que operan en el conurbano. Según datos que trascendieron de fuentes irreprochables, las zonas que se detectaron, donde los negocios oscuros de los comisarios se reproducen como hongos venenosos, están en los partidos de Quilmes, Lanús, Morón, Pilar, La Matanza y San Martín. 

LOS CAJAS MAS CALIENTES

En la operatoria de pasar la gorra, los responsables de la recaudación no visten uniforme ni conducen los patrulleros destrozados que los vecinos se cansan de esperar cada vez que llaman al 911. Los oficiales que manejan las cuentas de cada comisaría son los integrantes del servicio de calle. Son imperceptibles para los ojos de los ciudadanos comunes. También hay que decir que desde los "buscas" que venden películas truchas en las calles, hasta el taller que no tiene la habilitación correspondiente, contribuyen con una cuota fija mensual o semanal para pagar la denominada "protección". En lo que tiene que ver con los prostíbulos que funcionan en cada jurisdicción, tienen otro tipo de arreglo. Por lo general, antes de montarlos, los responsables arreglan en la comisaría el precio del "permiso".  

La caja negra de las seccionales siempre las manejan los jefes de calle o alguien de su confianza. "Los policías que andan en patrullero no recaudan, ellos "carolean, como le decimos nosotros a manguear", reconoció otro oficial que pidió anonimato.

Cada comisaría "trabaja" durante todo el mes para depositar la recaudación del 1 al 5 en la jefatura distrital a la que pertenece. De ahí, sostienen las fuentes consultadas, el dinero sucio subiría hasta el jefe departamental, quien a su vez participaría de los fondos reservados a sus superiores.

Pero las dádivas sirven también para acelerar trámites administrativos. "Si querés que te aprueben una segunda orden mensual de combustible, tenés que arreglar con el que autoriza en la Departamental", señaló el vocero. 

El manejo del combustible es una de las llaves para desentrañar el circuito ilegal del dinero que tiene la Policía Bonaerense. "La nafta o el gasoil lo manguean. Ese dinero lo ponen las empresas de la zona y los comerciantes. No se financian con la caja chica que mandan desde el Ministerio de Seguridad provincial", admitió un jefe de calle del Gran Buenos Aires.

EL MANEJO DE LAS CORES

Otro punto oscuro dentro de la Bonaerense es el manejo de las horas extras. Se trata de las viejas y conocidas CORES. Es un secreto a voces que los agentes que más horas cobran son los integrantes del servicio de calle. "Muchas veces esto genera problemas internos porque, para mantener el sistema, los jefes de calle y su tropa se llevan ese adicional a veces sin cumplir con las horas", aseguró un informante.

El máximo de horas CORES que un policía puede cobrar por mes es de 120. En total, un integrante del servicio de calle, afín a los intereses del comisario, se lleva más de dos mil pesos mensuales, lo que representa una importante mejora de su sueldo en blanco. 
De la auditoria que pusieron en marcha los hombres de Ritondo, surgieron datos realmente asombrosos. Por ejemplo, nadie sabe por estas horas con exactitud cuántos patrulleros tiene la fuerza. Muchos han ido a parar a desarmaderos ilegales después de haber sido virtualmente destrozados, ya que los jefes de las comisarías no controlan los móviles.

SE OCULTABAN LOS SUMARIOS

Desde que María Eugenia Vidal es gobernadora, entre el 10 de diciembre al 15 de marzo, se separaron de la fuerza a 730 efectivos y  se abrieron 1690 sumarios internos. Se estima que en 2016 ese número se cuadruplique. Durante la gestión de Daniel Scioli y Alejandro Granados, hay quienes aseguran que “se protegió” a la policía. Desde el grado de comisario para arriba, los sumarios se archivaban automáticamente y no se daba cuenta a la justicia de la existencia de posibles delitos. En todo 2015, se abrieron 4200 sumarios, pero muy pocos llegaron a las manos de un fiscal.

Entrar en detalles de cómo funciona La Bonaerense, es penetrar en un laberinto plagado de gravísimos problemas operativos. Por ejemplo, los ingresantes carecen de un adiestramiento apropiado. Se forman en escuelas que no tienen campos de tiro y recién disparan por primera vez cuando prueban el arma para salir a la calle. Hay quienes sostienen que la premura que puso el ex ministro Alejandro Granados en el armado de esta poderosa fuerza de 92 mil hombres, le impidió lograr la capacitación adecuada y los controles psicológicos. Una profesional que trabajó en esos "filtros", señaló que "en ese momento nos recomendaron que no fuéramos demasiado estrictos, ya que rápidamente había que incorporar nuevos efectivos. La mayoría de los que entraron no fue por vocación, sino como una salida laboral", agregó la informante. No hay que olvidar, que a los pocos meses de la puesta en marcha de la nueva policìa, se mató un agente al manipular un arma con otros compañeros. Fue durante el Operativo Sol en la costa Atlántica, hecho que el gobierno de Scioli trató de tapar. Además, se comprobó que muchos de los incorporados tenían familiares presos por delinquir, hechos que no se detectaron porque no se realizaron los informes ambientales correspondientes.

UN FESTIVAL DE SEGUROS INEXISTENTES

En tren de mencionar alguno de los capítulos del libro gordo de los disparates detectados durante estos cien días, el informe de auditoría es categórico. Se determinó entre otras cosas, el pago de 14 mil seguros automotor, cuando en realidad la flota era de 6.800 unidades. Por el momento, no se ha podido ubicar a dónde fue a parar el dinero que se pagó de más. También se comprobó que apenas el 30% de los agentes tiene chaleco antibala y casi ninguno cuenta con handies para comunicarse. Tampoco hay un laboratorio centralizado para hacer pericias y las pruebas terminan tiradas en las comisarías, cuando no se reciclan y se usan en las seccionales para trabajar.

La reforma policial que fogonea Vidal pone los pelos de punta de la oficialidad. Incluirá un cambio radical de la estructura, el descabezamiento de una decena de comisarios generales y una inversión de 6 mil millones de pesos. Será un golpe grande para la Fuerza, ya que unos 7.800 oficiales –todos los jefes, de subcomisario para arriba– tendrán 30 días hábiles a partir de abril para presentar sus declaraciones juradas de bienes. Además los auditores civiles de Asuntos Internos se encargarán de escanear más de 30 mil sumarios que fueron cajoneados para ocultar irregularidades. 

LA GRAN LIMPIEZA

"La limpieza que se viene es mayúscula", señaló una fuente confiable. Actualmente la cúpula policial tiene 44 comisarios generales, de los que ahora quedarán 26, ya que se eliminarán superintendencias generales. Las Jefaturas Departamentales habían llegado a ser 74. Ahora serán 32. Y las Superintendencias Zonales (por arriba de las Jefaturas) bajarán de 17 a 8. “Cada vez que el ministro quería darle una orden a un comisario tenía que pasar por nueve jefes distintos”, añadió el informante.

Las Delegaciones de Investigaciones se multiplicaron hasta ser 135 en toda la provincia. “Pero en la mayoría había un solo agente”, señalan. Ahora serán 20, una por cada departamento judicial. Y se creará algo que, increíblemente, la Bonaerense no tiene: una Superintendencia de Inteligencia Criminal.

Otra de las anormalidades que detectaron los auditores, es que hay unos ocho mil agentes que llevan años con “carpeta médica”, cobrando sueldo y sin trabajar. Ritondo propone que no puedan estar más de tres años en esa situación. Otro tanto está bajo investigación en sumarios internos que llevan años abiertos, por lo que siguen percibiendo sus salarios sin salir de sus casas. Se les pondrá un tope. 

UN PLAN AMBICIOSO

Por lo que se supo, Vidal destinará más de 6 mil millones de pesos en equipamiento y en mejorar la capacitación de los agentes, que pasará de 6 meses a 9. El plan  incluye darles cursos y hacerles lo que nunca: controles físicos, psicológicos y socioambientales anuales. También se intentará terminar con el “chaleco caliente”. Tiene que ver con que sólo el 30% de la tropa tiene chaleco antibala, los policías se los pasan unos a otros. Y ni así alcanzan. “Hay atraso tecnológico, equipamiento obsoleto y una infraestructura abandonada”, cuentan las espadas de Ritondo.

El ministro también piensa en informatizar y conectar a las comisarías y darles acceso a registros tan básicos como el de armas del Renar. Otro desafío es armar un centro de monitoreo de todas las cámaras de seguridad que tienen los municipios, ya que hoy la Policía no accede a ellas. Se pondrá también el acento en el control de las rutas, donde hoy los policías se eternizan en puestos viales que sólo sirven para llenar sus bolsillos. Habrá scanners de patentes por las rutas para detectar la presencia de autos robados. El trabajo es arduo, pero quienes articulan el armado de este andamiaje reconocieron que Vidal quiere hacer realidad uno de sus compromisos de campaña: que la seguridad sea palpable para todos los vecinos. Primero, el gran desafío será domar a la Maldita Policía, una víbora de siete cabezas que se ha mantenido inexpugnable durante décadas.

 

*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Su correo electrónico es [email protected]. Quienes quieran visitar su blogs, pueden recurrir al sitio: Jorge Joury De Tapas.


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