sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3860
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Con Pérez Corradi en el lazo, ahora van por la Morsa y el entramado bonaerense

*Por Jorge Joury


Demasiadas bombas para tan poco tiempo. En el Gobierno están exultantes. Se encontraban con el agua hasta el cuello por el descontento frente al tarifazo y de pronto se les destaparon dos ollas que acaparan toda la atención. A la detención del bolsero José López, ahora se le suma la de otra "joya" de la delincuencia : Ibar Esteban Pérez Corradi. Se trata ni más ni menos, que del hombre más buscado de la Argentina. Estuvo 48 meses prófugo y se encuentra acusado de ser el cerebro del triple crímen de General Rodríguez, además del eje de un entramado mafioso de largo alcance en torno al millonario negocio de la efedrina.
Aparece otra gran oportunidad para sondear en un submundo en el que la sombra de Aníbal Fernández, el ex jefe de Gabinete de Cristina Kirchner  y su candidato a gobernador de la Provincia, está también señalado con el apodo de “La Morsa”. El ex funcionario vuelve al centro de la escena por sus presuntos vínculos con la huella narco en el país y el destino final de las víctimas del triple crimen, algo que le recordó en las últimas horas la ministra de Seguridad de la Nación Patricia Bullrich y que él sigue negando a rajatabla.
Pérez Corradi es un peso pesado. Por eso dijo que tiene miedo que lo maten y pidió mayor protección para él, su esposa e hijos. Está sospechado de ser el financista de la droga sintética, negocio que, según datos de inteligencia, sostenía con creces incluso desde la clandestinidad y le permitía mantenerse en Paraguay con la fuerza del dinero que compra impunidad.
Pérez Corradi tiene un pasado corto, pero muy prolífico. Nació el 16 de julio de 1977. Fue empleado del Banco Nación entre 1996 y 2002, mientras incursionaba en el negocio de los medicamentos. Su fortuna creció muy pronto. Se mudó de Los Polvorines a una casa en Martínez. Dio sus primeros pasos con la importación de suplementos para deportistas y fisiculturistas, pero después expandió su negocio. Nunca soportó la traición. Dijo que había sido estafado por un socio, cayó en un pico depresivo y se entregó al Alplax. Sobrevivió. Y de ahí en adelante, además, caminó sobre el pantano del negocio de las cuevas financieras.
UN FESTIVAL DE EFEDRINA
Haciendo un poco de historia, hay que recordar que entre 1999 y 2010, se importaron a la Argentina 55.945 kilos de efedrina. De ese total, 40.000 fueron importados tan sólo en dos años. La industria farmacéutica argentina apenas necesita 200 kilos de esa sustancia por año. Este precursor químico sirve tanto para generar drogas químicas como insumo para fabricar antigripales. El resto fue reexportado a México por Pérez Corradi y “el rey de la efedrina”, Mario Segovia, entre otros, a través del cartel mexicano de Sinaloa.Las ganancias eran voluminosas. Se pagaban 50 dólares el kilo a China y la entregaban a 4.500 dólares, ya que hasta el 2008, la efedrina no estaba incluida en la lista de precursores químicos prohibidos.
Muchos de esos embarques entraron al puerto de Buenos Aires simulados cómo de “pólvora” porque Pérez Corradi decía que tenía apoyo de sectores del RENAR, que en esa época estaba bajo la órbita de Aníbal Fernández.
Si Pérez Corradi habla, no sólo Fernández se vería involucrado, sino que podría desatarse un verdadero tsunami en la oscura relación entre agentes de la ex SIDE y la policía bonaerense. Una prueba de ello fue el caso por la triple fuga de General Alvear y el periplo cinematográfico de los hermanos Lanatta y Víctor Schillaci desde que se escaparon de ese penal  hasta que terminaron en un bache de Cayastá, un pueblito del norte santafecino. En aquel momento aquella fuga puso en la mira a Pérez Corradi, al que llamativamente nadie buscaba.
SE MOVIA CON PROTECCION POLICIAL
La versión que suena con mayor insistencia es que Pérez Corradi se movía cómodamente por Paraguay con zona liberada, gracias a los 100 mil dólares que cada mes le pagaba a la Policía de Investigaciones. Usufructuaba de su oscuro negocio bajo la fachada de la venta de elementos de electrónica. La justicia paraguaya lo encontró al estallar en Asunción el escándalo por la venta de documentos falsos, cuatro de los cuales había comprado. Con el pedido de captura por ese delito, se le acabó el paragüas protector y terminó en una celda. Se sospecha que el argentino compró por 200 mil dólares los documentos y un pasaporte de ese país a nombre de un fallecido, hecho por lo que hay dos policías detenidos.
La fiscal Sandra Quiñónez reveló que, en total, el detenido tenía cuatro identididades falsas, de las cuales tres eran argentinas y una paraguaya. Además, contó que la que más utilizaba era bajo el nombre de José Luis Fernández.
Sobre el delito de falsificación de documento, que es el que afronta en Paraguay, Quiñónez dijo que puede recibir hasta cinco años de pena y confirmó la operación que se hizo para borrar sus huellas dactilares: "Se abstuvo de declarar.Solamente me mostró las manos y me dijo que se lo hizo hace cuatro meses".
Además, Pérez corradi pasó del pelo largo y la cara afeitada a llevar cabeza rapada y barba tipo candado. También logró formar una nueva familia .Tiene dos hijos paraguayos, una nena de tres años y un varón de tres meses. Construyó en el mayor sigilo un negocio de venta de droga sintética al cartel brasileño Primer Comando Capital (PCC). En ese tiempo, su deambular por la Triple Frontera fue común. "Se movía como pez en el agua", reveló un alto funcionario del Ministerio de Seguridad, que adjudica la captura al cambio de gobierno en la Argentina y a las nuevas relaciones bilaterales con Paraguay
La Agencia Federal de Inteligencia (AFI) lo venía buscando con insistencia. Pero los intentos habían fracasado en dos oportunidades. No obstante, los sabuesos de las fuerzas federales sabían que seguía en Ciudad del Este.
A Pérez Corradi se lo acusa de haber sido el cerebro del asesinato de Sebastián Forza, Damián Ferrón y Leopoldo Bina. A Martín Lanatta, Cristian Lanatta y Víctor Schillaci se los condenó como autores de esas muertes, ocurridas en 2008. El embudo podría terminar en Aníbal Fernández y en otros ex funcionarios, ya que Forza en el 2007 fue uno de los aportantes a la campaña de Cristina Kirchner. También se sospecha de una trama de complicidades que involucran a abogados, espías, jueces federales y magistrados bonaerenses. 
EL CAMINO DEL TRIPLE CRIMEN
Sobre Pérez Corradi pesa la acusación de haber mandado a matar a Forza, Ferrón y Bina. Ellos le vendían la efedrina que él, a su vez, exportaba al cartel de Sinaloa. La relación se pudrió cuando le embocaron un cargamento adulterado para sacarlo del negocio. La última vez que los tres empresarios fueron vistos con vida fue en el Walmart de Sarandí, donde iban a reunirse con un ex agente de la Side que podría haberlos entregado.
Llamativamente, Pérez Corradi viajó a México el 26 de julio de 2008, quince días antes de la desaparición de Forza, Ferrón y Bina, y regresó el 11 de agosto, cuando los asesinatos ya se habían consumado. ¿Para qué fue a México? ¿Con quién habló?.Son enigmas por ahora sin respuesta. Lo que está claro es que fue Martín Lanatta el que engañó a las víctimas, las secuestró en un shopping, las mantuvo cautivas y las ejecutó con ayuda de su hermano Cristian y de Víctor Schillaci. Los vínculos con Lanatta son, incluso, más profundos: fueron socios en la droguería Ochoa, una de las firmas que le permitían importar efedrina.
En este escenario, hay balas que no solo pican cerca de Aníbal Fernández, sino del entramado de complicidades bonaerense. No olvidemos, que durante la campaña electoral del año pasado los hermanos Lanatta y Schillaci denunciaron que el cerebro de toda la operación había sido el ex jefe de Gabinete y que Pérez Corradi le respondía. También dijeron que era Aníbal quien aparecía en el expediente como "la Morsa", el funcionario que, desde la Casa Rosada, protegía a la banda. Elisa Carrió también señaló en febrero que el autor intelectual de los asesinatos no fue Pérez Corradi, sino Fernández. La dirigente de la Coalición Cívica además elevó una denuncia ante el juzgado de María Servini de Cubría contra la procuradora provincial María del Carmen Falbo por obstruir la investigación del triple crimen.  Falbo fue la abogada defensora de Aníbal Fernández cuando, en octubre de 1994, tuvo que permanecer 48 horas prófugo en una causa vinculada con la municipalidad de Quilmes por la que después fue sobreseído. 
Carrió sostiene que Falbo lidera una red judicial bonaerense que protege el tráfico de drogas. A esa organización pertenecería también el fiscal general de San Isidro, Julio Novo, de quien se dice que le liberaba a Pérez Corradi la zona norte para sus desplazamientos. Falbo y Novo son investigados por encubrimiento por la jueza Sandra Arroyo Salgado. La captura de Pérez Corradi no solo pone en foco el asesinato de Forza, Ferrón y Bina, también trae sospechas sobre el financiamiento de la campaña de Cristina Kirchner. 
APORTES PARA LA CAMPAÑA DE CFK
Forza estuvo entre los aportantes, igual que Néstor Lorenzo, señalado como el líder de la "mafia de los medicamentos". Así se llamó a las droguerías que traficaban efedrina, mientras Héctor Cappaccioli, superintendente de Salud y recaudador de la ex presidenta, miraba hacia otro lado. 
Cappaccioli respondía al entonces jefe de Gabinete Alberto Fernández. A raíz de este delito se abrió un expediente en 2008, en el juzgado de Ariel Lijo. El juez tardó ocho años en llamar a indagatoria a los funcionarios y recién lo hizo en marzo. Alejandro Sánchez Kalbermatten, abogado de la familia de Leopoldo Bina, una de las víctimas del triple crimen afirmó que Pérez Corradi "tuvo protección" del gobierno de Cristina Kirchner porque "no lo buscaban". "Se acreditó que el ex secretario de Seguridad Sergio Berni tenía el dato del paradero del prófugo y no lo había puesto en movimiento", dijo Sánchez Kalbermatten.
"Las autoridades lo encontraron en el lugar donde dijimos que estaba", agregó. "La verdad es que todos los datos que di hace un año son los que se corroboraron", dijo, y reiteró que "el Gobierno anterior que se estaba yendo" no le daba "bolilla".
Se abre un nuevo capítulo que también tiene que ver con lo más oscuro de la polìtica. Es otra oportunidad para rascar la olla hasta el fondo, despegar toda la mugre y ver quienes estaban en ese entramado mafioso. 

* Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP. Su correo electrónico es [email protected]. Quienes quieran consultar su blogs, pueden dirigirse al sitio Jorge Joury De Tapas.

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