domingo 28 de abril de 2024 - Edición Nº3868
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Mala Práxis: una ex paciente de Luna dijo que se sintió feliz al enterarse de su muerte

Una historia de mala praxis en primera persona. Claudia tiene 56 años y cuando se enteró esta mañana de la muerte del médico Guillermo Luna y de su esposa Laura Favre se sintió “feliz” y “aliviada”. La pareja fue encontrada asesinada a balazos en un auto en Gorina. Luna tenía varias denuncias por estafas a IOMA y por mala praxis. Una de esas pacientes que lo denunció, allá por los 90, fue Claudia, después de operarse las mamas y “vivir un horror”.


En 1988, comenzó a consultar médicos porque quería hacerse una cirugía mamaria, ponerse prótesis de silicona, “algo natural”. Fue a varios profesionales hasta que conoció a Guillermo Luna: “Lo nombraban como que era un buen médico, que se actualizaba en Europa”, cuenta a Infoplatense. La charla con Luna fue “normal” y, no sólo le prometió que le haría lo mismo que los demás le harían sino también más barato. Y ese fue el gancho.

Claudia entró al quirófano de la clínica de 54 y 6, “muy linda, muy bien puesta” y, luego de 12 horas con anestesia total, despertó en una camilla a las 3 de la mañana, sola. Ese fue su primer mal augurio. Le siguió la cicatriz: Luna decidió ponerle los implantes haciendo un corte horizontal justo en medio de los pezones. Una de las cicatrices era recta y prolija; la otra en zigzag. “Pensé que una me la había hecho él y la otra alguna otra persona del equipo”, especuló en ese momento Claudia.

Lo peor estaba por llegar y las sospechas de Claudia se transformaron en realidad: “Me quedó un desastre, vi algo terriblemente exagerado y feo. Se empezó a deformar y se hicieron nódulos”, detalla. Cuando fue a consultar al hombre que la operó, Luna no supo bien qué decirle, la acostó en una camilla y reunió a un equipo. La paciente escuchó con atención horrorizada: “Le explicaban a él que yo era muy flaca, tenía poco tejido y él había hecho algo equivocado frente a esa situación. Lo que yo notaba como nódulos eran parte de la prótesis que sobresalía”, recuerda.

La volvió a operar un mes después porque ella quería “que él arregle lo que había hecho”. No le cobró. “Me despierto de esa intervención con dolor en la pierna. Pregunto y me dicen que me habían sacado grasa sin consultarme para rellenar los agujeritos de tejido”, relata. Y agrega que la cosa empeoró: “La otra mama que no estaba tan mal empieza con los mismos síntomas que la anterior”.

Claudia recurrió a otra clínica y se sacó íntegros los dos implantes. “Luna se mandó a mudar, nunca más lo vi. Es lo pero que te podés esperar humanamente”, afirma. El nuevo cirujano la consolaba, sus maas habían quedado “deformes”, pero le dijeron que con el tiempo podría hacerse una reconstructiva. Claudia no quiso, no quiso saber más nada con operarse las lolas ni tampoco con Guillermo Luna.

Le inició un juicio por mala praxis pero la causa no avanzó, “prescribió aunque no sé por qué”. Y no quiso seguir intentando. “No quería verlo nunca más. Viví años con dolor”, explica.

“Esta mañana cuando me enteré de la noticia, sentí alivio porque viví un horror”, expresa. Y especula con que el asesinato podría ser una venganza de algún familiar de una paciente damnificada: “Conociéndolo, de esa calidad de persona terrible, puede ser una venganza. Yo creo que este tipo daba para cualquier cosa”.

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