viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3859
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El negocio del alcohol desata un nuevo escándalo en la tragedia de Olavarría

*Por Jorge Joury.- Mis maestros en el periodismo me enseñaron que nunca hay que abandonar un tema de enorme repercusión, más aún cuando está con tantos frentes abiertos y despierta dudas. Un ejemplo de ello, es la tragedia de Olavarría, a la que los medios parecen haberle bajado los decibeles. Es increíble, que hayan sacado la información de las tapas, cuando el hecho tiene el perfil de un verdadero escándalo político que no solo sacude al intendente Ezequiel Galli, sino que llega hasta los propios umbrales de la gobernación.


Si bien es cierto que el conflicto docente, le quita espacio a la investigación, desde el ministerio de Seguridad bonaerense hacen malabares para reparar lo irreparable: la desprolijidad del Estado municipal de la capital del cemento para manejar un fenómeno de masas. La inexperiencia o la falta de visión, parece invadir a algunos jefes comunales de Cambiemos. Por ejemplo, en las últimas horas se supo que el presidente Mauricio Macri debió cambiar el escenario de su anuncio por el lanzamiento del plan PROCREAR, porque el alcalde de Morón, Ramiro Tagliaferro, ex marido de María Eugenia Vidal, se había ido al recital del Indio Solari.
En Olavarría,  hoy todos los dedos acusadores apuntan a Galli, cuando acaba de destaparse el capítulo del alcohol, un negocio paralelo y oscuro, alentado desde el poder municipal, donde se cobraron dineros que por el momento nadie sabe explicar. El jefe comunal no solo estaba enterado que la concurrencia superaría las 300 mil personas, sino que también promovió lo que está prohibido:  que los mismos vecinos vendieran bebidas sin ningún tipo de control.Una suerte de hacerce la América en Olvarría durante los cuatro días locos de roncaroles y festejos.
Un video atestigua el testimonio de la verguenza. "Ustedes no se preocupen, estoquéense, compren todo lo que puedan porque esta gente viene a consumir y les van a vender todo". Esas fueron la palabras que pronunció Galli el 20 de febrero en la sede del Fútbol Club Ferro Carril Sud, ubicado en la avenida pringles, justo a ocho cuadras del predio La Colmena, donde se desató el infierno. 
El documento que tomó estado público, es otra de las postales que ratifica que Galli no era ajeno a nada. En ese contexto, con su gabinete itinerante, lo que llama "el equipo", el jefe comunal alentó a unos 500 vecinos y comerciantes a no perder la oportunidad de llenarse los bolsillos con la venta de alcohol. Lo más grave, es que en ese encuentro los vecinos le plantearon a Galli la preocupación por lo que ya era un comentario a voces, que los visitantes superarían los 300 mil y podían desatar un caos. 
Los comerciantes, además se mostraron preocupados porque deberían cerrar sus persianas por la posible inseguridad derivada de las borracheras colectivas. Para tranquilizarlos, Galli tenía su carta salvadora. Se presentó con el comisario Mario Busto, jefe de la Distrital. El mismo que había dirigido el operativo en Tandil, en ocasión del exitoso recital del Indio en el 2016. Busto sacó un plano y le explicitó a los vecinos cada esquina donde ubicaría a los retenes policiales para extremar los controles. Según los habitantes del lugar, en las inmediaciones del predio La Colmena aparecieron solo unos 15 agentes recorriendo el barrio Los Robles entre el miércoles y el viernes previos al sohw. El día del recital, lucían una pechera amarilla y a las 19 se retiraron a un retén en la entrada del barrio, a unas 6 o 7 cuadras del predio. De allí no se movieron más hasta que llegó el ministro de Seguridad, Cristian Ritondo, dos días después.
En la reunión realizada en Ferro, Galli subió la apuesta y arengó a los vecinos a invertir en mercadería, "porque venderán cuatro, cinco o seis veces lo que compraron". También los incitó a sumarse a una oportunidad histórica: "Olavarría es una ciudad grande y merece tener algo grande". Lo hizo mientras ratificaba, lo que después negó, es decir que no habría menos de 230 a 250 mil personas. Para que se sumaran a su delirio de un día histórico con el pogo más grande del mundo, Galli también prometió habilitar puestos de venta sobre las avenidas que desembocan en el precio y que la comuna los alquilaría en 8 mil pesos. 
Como si fuera poco, también, el alcalde fogoneó la idea de que aquellos que quisieran vender algo en la puerta de sus casas, podían poner mesitas con productos. Esas habilitaciones costarían 4 mil pesos. Según los testigos, una mujer le planteó que no tenía recursos, a lo que Galli contestó: "Los que quieran pueden vender en la vereda y no les cobramos nada". 
De esa manera, las calles de acceso al predio se convirtieron en la postal mása variada de ofertas en mesitas que exhibían 3 o 4 latas de cerveza, por 100 pesos. No hubo control de ningún tipo y el 80% vendió alcohol. Pero a la historia, faltaba sumarle un capítulo. El lunes 6 de marzo en la sede comunal tuvo lugar una tensa reunión que casi se desmadra. 
Vecinos y comerciantes de la avenida Pringles, que habían invertido en bebidas, se encontraron con que los productores del show habían cerrado los costados de la avenida, con lo que los fans no verían las ofertas, del otro lado de las tapias. Fue una dura pulseada en la que los vecinos insistían para vender en ese sector y los productores de En Vivo, se negaban. Galli también alli puso su sello. Un video da cuenta que logró convencer a los vecinos de que pusieran sus mesitas sobre la calle Avellaneda. Una semana después, Ritondo fue a apagar el incendio a Olavarría. En la conferencia de prensa, el ministro acusó a los productores de la venta ilegal de bebidas alcohólicas, pero nadie lo puso en autos de la reunión que se había desarrollado en la intendencia, hecho que también deja en orsay a Galli. 
El ministro destacó además en las últimas horas que el Registro de Bebidas Alcohólicas (Reba) realizó una renuncia penal por la venta de alcohol cerca del predio, lo cual debería haber sido controlado por el municipio. La fiscal de investiga el caso, la doctora Susana Alonso dio a conocer los resultados de las pericias toxicológicas sobre los cuerpos de las dos personas fallecidas en el recital. Fernando Javier León, de 42 años presentaba un alto porcentaje de alcohol en sangre y marihuana. Juan Francisco Bulacio, de 36, tenía un alto nivel de cocaína, alcohol y marihuana. El alcohol, aparece en los dos casos y levanta el dedo acusador sobre el intendente. ¿Quién pagará por estas vidas?.
 
 
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información. graduado en la UNLP. Su correo electrónico es [email protected].

 

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