miércoles 24 de abril de 2024 - Edición Nº3864
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Opinión y Reflexión: "Sobre la insatisfacción política"

Por Carlos A. Sortino (*) Tu dirigencia política es la que vos supiste construir con tus acciones y omisiones. Si no te satisface, no te quejes: HACÉ ALGO para reemplazarla. Pero si querés resultados distintos, no hagas lo mismo que ella ni te permitas seguir haciendo lo mismo que ya hiciste. Recordá que ella está allí, decidiendo por vos, porque vos estás allí, obedeciendo, aún cuando no te guste.


Hay alternativas: irse, por ejemplo, y generar una nueva construcción política. Porque la unidad a cualquier precio no es unidad: es ABSORCIÓN. Y se ubica en la línea de sentido común que identifica gobernabilidad con impunidad. Pensemos, entonces, que reproducir la lógica del sentido común es también reproducir el sentido común, en tanto herramienta de dominación ideológica. No estoy pretendiendo que todos los militantes se rebelen y abandonen sus organizaciones políticas de pertenencia. Muchos están conformes en ellas y hay también quienes, aún disconformes, evalúan políticamente que no es oportuno ni conveniente debilitar su espacio, por lo que avanzan en la discusión interna, no la hacen pública y aceptan sus resultados, precisamente a instancias de aquella EVALUACIÓN POLÍTICA. Esto es más que saludable y merece nuestro respeto. Para ser “orgánicos” dentro de una organización política, no sólo hay que formar parte de ella, sino, fundamentalmente, SENTIRSE PARTE de ella. En tal caso, para nosotros, “ser orgánico” no significa ser verticalista, sino discutir todo entre todos y arribar a decisiones compartidas. Si no se logran decisiones compartidas, entonces hay que acatar la voluntad de la mayoría, siempre que esta mayoría tenga la capacidad de contener, de algún modo, a la minoría. Si esto tampoco ocurre, entonces hay que irse y empezar de nuevo. El campo de la política, así como todos los campos en que se organizan las relaciones sociales, está subordinado a la lógica del INTERÉS. No podemos decir de tal o cual conducta que es buena o es mala. Podemos decir que persigue tales o cuales intereses, lo que implica tales o cuales beneficios probables para tales o cuales sujetos y tales o cuales perjuicios probables para tales o cuales otros sujetos. En estos conflictos (necesarios e ineludibles) solemos tomar posición a favor de unos u otros, según nuestros propios intereses (políticos, económicos, ideológicos, etc.), aunque lo admitimos muy poco y lo ENMASCARAMOS tras la lógica de “lo bueno” y de “lo malo”. Ocurre que “lo bueno” y “lo malo” pertenecen al campo de la moral, no al campo de la política, y, en todo caso, quien quiera utilizar esa lógica podrá hacerlo una vez agotada la lógica anterior. Claro que hay otras interpretaciones posibles, también ellas respetables. Nosotros nos quedamos con esta, que esclarece NUESTRA CONDUCTA y no tiene pretensión de validez universal. En cualquier caso, como ya lo dijo una tal Cristina, VA A PASAR LO QUE USTEDES QUIERAN QUE PASE. Traslado estas consideraciones, con las adaptaciones necesarias, a “la ciudadanía insatisfecha”, cuya esperanza está “colgada” de alguna representación política que no vislumbra o cuyo sentido común ya está ganado por el derrotismo del famoso axioma “son todos iguales”. El centro de la cuestión es el mismo. Si tu representación política no te satisface, no te quejes: hacé algo para REEMPLAZARLA. La historia de la humanidad nos muestra que siempre queda por hacer aquella revolución que no sólo niegue la autoridad, que no sólo cuestione al aparato político, sino que, además, los reemplace. No hay REVOLUCIÓN sin poder instituyente demoliendo al poder instituido, para que luego, cuando el poder instituyente ya se haya convertido en poder instituido, el proceso de reemplazo comience una vez más. Esto vale para cualquier tipo y tamaño de organización, cuyo centro de gravedad es quién o quienes toman las decisiones y cómo lo hacen. La conmoción de este núcleo fundamental nunca fue pacífica. Ni lo es ni lo será. Porque se trata del PODER, cualquiera sea su dimensión. (*) Referente del Frente de Participación Popular de La Plata.

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