La broma salió mal porque alguien le tomó una foto a la comanda y la subió a la red Instagram y de ahí se hizo viral. Al día siguiente -según el corrillo que circula- cayó una inspección y los dueños del lugar habrían cortado el hilo por lo más fino: echaron  a la moza y al otro trabajador que subió la foto de la comanda a las redes sociales. Algunas versiones aseguran que ocurrió en una de las más concurridas cervecerías artesanales y que posee varias sucursales en la ciudad.