Cuando el jueves de la semana pasada, Isabella Manganaro y Agustina Villalba, de 26 años, egresaron de la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la Universidad Nacional de La Plata (UNLP), sintieron una inusual alegría: por el recibimiento, el cierre de una etapa iniciada en 2009 y también por el efecto concientizador del ritual que acompañó su graduación. 

Por primera vez en esa unidad académica, sobre la cabeza de las licenciadas no cayeron huevos, harina ni agua, sino espuma, serpentinas y témperas. 

“La propuesta nos llegó en el mail de notificación para defender la tesis”, explicó a diario Hoy Manganaro, y destacó que este advertía sobre la flamante política de la Facultad: “Donar los alimentos, en lugar de usarlos para celebrar”.

Entonces, las alumnas transmitieron la iniciativa a sus familiares y amigos, quienes “compartieron la idea, porque no está bueno tirar comida, sobre todo en un contexto de crisis como el actual”, reflexionó Villalba.

Fuente: diario Hoy

La foto

Una foto, la de la graduación clásica, la de los alumnos con la nariz fruncida tras el baño de alimentos, disparó la conciencia en alumnos y docentes de Periodismo. Así lo justificó la titular de la Dirección de Solidaridad de Periodismo, Delfina García Larocca: “Ver esas imágenes, en un contexto de ajuste brutal en el país, en el que muchos no tienen para comer, nos pareció tremendo e hizo necesario darle un sentido a todo esto”. 

Así, con esta primera recibida solidaria aprobada por el último Consejo Directivo, se logró recuperar alimentos perecederos y no perecederos que la Facultad distribuirá en barrios como Altos de San Lorenzo, Villa Elvira o Los Hornos, donde funcionan algunas de sus copas de leche.

Los antecedentes

Según datos del Banco de Alimentos de La Plata, en cada recibida se desperdician unos 4 kilos de comida por alumno, lo que, de acuerdo a las estimaciones de la institución, equivale a más de 13 platos. Y agregan un dato: la limpieza de los espacios públicos manchados demanda alrededor de mil litros de agua por hora, con los que casi veinte personas cubren sus necesidades diarias del suministro. 

Por eso el año pasado, junto a la Secretaría de Bienestar Universitario, esta Asociación Civil sin fines de lucro impulsó el proyecto “Alegría compartida: recibida responsable”, una estrategia basada en la donación de alimentos a cambio de cotillón que ya aplican las facultades de Ciencias Económicas y Ciencias Jurídicas. La intención, a su vez, es extenderlo al resto de las unidades académicas de la UNLP, como así también a otras universidades del país.

El funcionamiento del programa es sencillo: las facultades se encargan de financiar los kits de cotillón y se lo entregan a cada egresado que, por ejemplo, puede donar cuatro tetra paks de leche para ser destinados al Banco. 

“Buscamos que la gente comprenda que lo que algunos tiran por diversión a otros puede alimentarlos”, precisó el coordinador general de la Organización, Gastón Zappalá.

Para Zappalá, es alarmante pensar que en facultades como Derecho, donde la matrícula de recibidos supera los 1.000 al año, se van a la basura cuatro toneladas anuales de alimentos. Por esto, hizo hincapié en el buen comienzo del programa: “En un año, logramos recuperar 843 platos de comida”, enfatizó.

En Periodismo, donde en 2016 los graduados superaron los 500, las dos toneladas desechadas sonaron igual de preocupantes. 

En última instancia, la Facultad propone y los estudiantes disponen. “Finalmente depende de la decisión de los graduados”, sostuvo la directora de Solidaridad en Periodismo, y celebró que las licenciadas Manganaro y Villalba hayan “asumido el compromiso” de hacer del desperdicio una causa útil.

A tener en cuenta

- 4 kilos: de alimentos se desperdician por cada graduado 

- 13 platos: de comida podrían elaborarse con los ingredientes arrojados

- 843: se recuperaron el año pasado, por iniciativa de la UNLP y el Banco de Alimentos

Juntan donaciones en la ciudad para una escuela del Chaco Salteño

El próximo 15 de julio, un grupo solidario platense viajará al norte del país con la intención de llevar alimentos y ofrecer actividades artísticas y recreativas a los alumnos de una escuela de la comunidad Wichi, del Chaco Salteño. 

En este marco, la Escuela de Danzas Tradicionales “José Hernández”, ubicada en calle 17 entre 40 y 41, se unió a la colecta e invitó a toda la comunidad a donar leche en polvo y cacao. 

“Solo necesitamos esos dos alimentos. Como en la fecha que viajamos la escuela va a estar cerrada, la idea es abrir el comedor durante esos días, organizar actividades recreativas de movimiento y llevar un mago también”, explicó Natalia Morales, una de las impulsoras. 

Estas campañas se vienen llevando a cabo desde a hace varios años, gracias a la iniciativa de Mataco Pinto, un amigo de esta institución que todos los años aprovecha el receso invernal para visitar el Chaco Salteño y realizar acciones que puedan transformar la realidad que se vive en esa región del país. 

Aquellos interesados en colaborar con la causa, hasta el 14 de julio pueden acercar los alimentos a la Escuela ubicada en 17 entre 40 y 41, en el horario de 8 a 22. 

La Escuela de Danzas Tradicionales  funciona desde el año 1948, antiguamente en un inmueble en el cruce de las avenidas 7 y 60. En la actualidad, esta institución pública ofrece tres tecnicaturas de danzas con títulos provinciales y un profesorado que otorga un título provincial y nacional. También cuenta con talleres de extensión abiertos a la comunidad, como el de una orquesta popular y una compañía de danzas.