viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3859
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Mardel

Nadie le pone freno a su ex y hasta que no la mate no va a parar

Se llenan la boca con el Ni Una Menos pero nadie ayuda a esta chica marplatense. En la comisaría de la Mujer la atendieron despectivamente y ni había médico para revisarla. Una historia que indigna.


Tras presentarse en la Comisaría de la Mujer y pedir una restricción perimetral, Anabella compartió su historia en Facebook para llamar la atención de las autoridades judiciales con el hashtag #NoQuieroSerUnaMenos.
 
 
Lo que hace poco más de un año había comenzado como una linda relación de noviazgo se transformó en un padecimiento pasados algunos meses para Anabella Poggi, una joven de 22 años oriunda de Mar del Plata que publicó en Facebook que sufre violencia de género.
No quiero ser un caso más de femicidio, tener que salir muerta en la tele para que las autoridades respondan. A pesar de la incansable lucha de las mujeres para que dejen de matarnos, la única forma de llamar la atención pareciera ser esa… estar muertas.

“Al principio todo iba bien. Él era muy divertido y cariñoso, pero con el tiempo empezó a cambiar. Pronto comenzó a ser insistente con constantes llamados y mensajes a toda hora. Aparecía de nuevo en los boliches a los que yo iba, me pasaba a buscar cuando salía con amigos y me llamaba o mandaba mensajes constantemente para simplemente hablar o insistirme para que fuera a su casa. Que me pagaba el remís, que no quería que anduviera sola, etc”, relató.

El primer episodio de violencia física que sufrió por parte de M. a quien conoció a través de su hermano mayor, tuvo lugar cuando Anabella salía de un boliche céntrico. “M  se embriagó, sin motivos empezó a insultarme y me llevó a la vuelta del lugar, donde intentó quebrarme el brazo y me ahorcó hasta dejarme sin poder respirar”, contó.

La relación estuvo plagada de violencia psicológica, más golpizas y amenazas de muerte, hasta que la joven se dirigió hasta la Comisaría de la Mujer. “La oficial de turno me atendió muy despectivamente”, contó, y aseguró que debió regresar más tarde a la dependencia porque la denuncia no era fiel a sus diTampoco pudo constatar las lesiones ya que en un principio no había médicos disponibles. “Me ha informado más el 144 que la misma Comisaría, ya que no tuve ningún tipo de contención real. Lejos de eso, me atendieron como si estuviera mal que hiciera la denuncia, me sentí una tonta por hacerla”, se lamentó.

Al día de hoy, la marplatense asegura que sigue siendo acosada por el joven de 26 años con llamadas desde un número privado. “No puedo dormir, se me cae el pelo, estoy muy nerviosa y tiemblo. No quiero salir sola a la calle, él conoce cada lugar a donde suelo ir”, confesó en la publicación.

“Lo único que pido es que me escuche la policía y que él me deje en paz. No quiero ser un caso más de femicidio, tener que salir muerta en la tele para que las autoridades respondan. A pesar de la incansable lucha de las mujeres para que dejen de matarnos, la única forma de llamar la atención pareciera ser esa… estar muertas”, concluyó.

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