viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3859
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Hay 15 distritos bonaerenses afectados por una invasión de Moscas Bravas

Es barigüí o "mosquita negra", un insecto que pica tan fuerte que parece que tuviera dientes.El lugar más afectado es General Belgrano y las comunas de la Cuenca del Salado. ¿Se pueden venir para La Plata? Ya hay algunos casos..


TAGS: MOSCA, NEGRA, SALADO

Por pedido del Ministerio de Ciencia bonaerense, científicos del CONICET La Plata elaboran un proyecto para controlar la proliferación de estos insectos. En la ciudad también hubo varias quejas por picaduras de estos insectos.Favorecida por la inundación y el exceso hídrico se instaló en al menos 15 municipios ribereños un insecto que fastidia y además muerde: es el barigüí o "mosquita negra", un insecto casi invisible que trastorna los planes de pescadores, turistas y vecinos acostumbrados a disfrutar del aire libre.

Las primeras luces de alerta se encendieron hace dos meses en Junín, Bragado y Alberti. Nubes grisáceas de estos bichosenturbiaban los atardeceres frente al río. En un comienzo parecía un dato anecdótico, pero asumió carácter institucional, cuando las brigadas de fumigación municipales se dieron por vencidas. “Están incontrolables. Se han reproducido de manera exponencial”, informaban desde las comunas.

En General Belgrano (a 120 kilómetros de La Plata), los fines de semana se registran en el hospital comunal entre 6 y 10 consultas de pacientes afectados por las mordeduras, que provocan reacciones alérgicas e inflamación epidérmicas en zonas blandas como labios, orejas o nariz. No suelen ser cuadros graves, pero ocupan a médicos y personal de guardia que podrían ser requeridos para emergencias.

 

A mediados de noviembre, en el ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Provincia recibieron un informe donde 15 intendencias pedían ayuda para pelear contra el barigüí. El responsable del área, Jorge Elustondo, convocó a los jefes comunales y se diseñó un plan para atenuar el impacto que está a cargo del experto Juan José García, del Centro de Estudios Parasitológicos y de Vectores (Cepave), un instituto que pertenece a la Universidad Nacional de La Plata y a la Comisión de Investigaciones Científicas (CIC) provincial.

“La especie comenzó a aparecer acá hace 15 años. Proviene de Salta, Chaco y Corrientes, pero las reiteradas inundaciones favorecieron su llegada a esta zona”, explicó García a Clarín. El especialista admitió que “no se podrá extinguir, pero buscaremos alcanzar un nivel de exposición que permita convivir con la plaga sin trastornos graves para la población. Eso requiere un programa coordinado y centralizado”, aclaró García.

 

El jefe comunal, Osvaldo Di Nápoli, explicó a Clarín que “la plaga no sólo afectó la zona costera, sino también al pueblo”. La plaza céntrica de esa ciudad de 20 mil habitantes está a diez cuadras de la ribera. “La comuna se hace cargo de dos tareas: atacar las larvas y fumigar las moscas adultas. Todo lo hacemos con recursos propios”.

El barigüí requiere para su reproducción aguas correntosas. El Salado es un río manso, pero este año, por la acumulación hídrica, el lecho mantiene movimiento intenso hacia la desembocadura en Samborombón.

En el Cepave diseñan un plan para controlar larvas con la colocación de un insecticida biológico (bacillus thuringiensis o BTI) en los objetivos precisos del recorrido del Salado, proclives a la reproducción del insecto. “Habrá un equipo de cinco agentes que recorrerán toda la cuenca para detectar esos puntos. En diciembre comenzaremos a colocar BTI”, aclaró el experto.

Mientras, los intendentes actúan sobre la contingencia. “Destinamos brigadas de empleados municipales que todas las tardes revisan la zona de los puentes y colocan las pastillas”, contó el secretario de Desarrollo Local de General Belgrano, Ramiro Bonini. Cada aplicación implica por lo menos 5.000 pesos en compra de productos.

 

La “mosca negra” es resistente a los repelentes y por eso las autoridades recomiendan el uso de ropas claras, de mangas largas, sin exponer zonas sensibles del cuerpo. Sugerencias poco amigables para esta época del año. Pero hay un dato que García resaltó: el bariguí no transmite enfermedades. O sea no es “vector”, como los mosquitos de la familia aedes aegypti, que pueden transmitir el zika o chikungunya.

Los barigüíes son toda una complicación para pescadores y paseantes habituados al camping. Los horarios de permanencia al descubierto se reducen, porque a la mediatarde, las márgenes del río se transforman en zonas de exclusión, dominio de las nubes de barigüí.

 

Walter Giménez (32) tenía un plan perfecto: a sólo una hora y media de su casa de Banfield, pasar una tarde de pesca, recreación con toda la familia. Los padres y los chicos integraban la delegación que con canasta, sándwiches y cañas programaron un día ideal a la vera del río, en una tarde templada. Pero no contaban con un imprevisto: “la mosca negra” que les arruinó –en parte- la jornada familiar. “No trajimos repelente, así que en un rato nos tenemos que ir. No se aguanta”, dijo el muchacho, que está de vacaciones y jamás evaluó la posibilidad de que un bichito insignificante terminaría siendo el responsable del retiro anticipado de los pescadores. “Parecen inofensivas, pero cuando te atacan arde”, se quejó uno de los chicos, que trataba de eludir a manotazo limpio los ataques masivos del insecto.

"Cuando se va el efecto del repelente te matan. Pero no tengo alternativa. Yo entreno igual”. Lucas Moyano (17) hace canotaje de velocidad y representa en las competencias provinciales a la Agrupación Deportiva El Salado. Dos veces por día tiene que subir a su canoa para hacer entre una y dos horas de práctica. “Siempre hubo de estas moscas, pero este año están insoportables. Mientras estás en movimiento, se puede resistir. Pero cuando paro se vienen nubes que me dejan los brazos a la miseria”, dijo el deportista.

Los momentos más complicados: cuando baja con su canoa desde la orilla y cuando descansa después de varios minutos de remo. “Te comen vivo. Se te vienen de a cien. No te alcanzan las manos para espantarlas”. Es, claramente, una carrera que pierde todas las tardes contra el barigüí.

 

Al promediar el invierno 2017 la Provincia tenía más de 4,5 millones de hectáreas inundadas o anegadas. Registros de lluvia históricos y un arrastre de exceso hídrico de varios años detonaron ese panorama en la pampa bonaerense.

La mayor afectación correspondió a la cuenca del río Salado, que cruza el territorio provincial por más de 800 kilómetros con un suave declive que termina su recorrido cerca de la bahía de Samborombón.

Pérdidas millonarias, retrasos en las labranzas agrícolas y en las tareas ganaderas fueron las secuelas inmediatas del fenómeno climático que está agravado por demoras o postergaciones en las obras de infraestructura.

Pero los analistas no evaluaron otro efecto indeseado de la anomalía meteorológica: la proliferación y expansión sin control del barigüí, favorecida por un río Salado que se hizo torrentoso y extendió sus márgenes en casi toda su extensión.

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