jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3865
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El malestar de Vidal por el ajuste bonaerense, recalienta la interna en Cambiemos

Por Jorge Joury.- El clima de alta tensión entre el PRO y la Coalición Cívica, o entre Mauricio Macri y Elisa Carrió, late como una bomba de tiempo. La diputada presentó este martes en la Cámara de Diputados el pedido de juicio político contra el ministro de Justicia Germán Garavano y en su bloque ya hablan del "oficialismo" como algo ajeno a la alianza que integran. Los legisladores del PRO y gran parte de la oposición se preparan para dinamitar el proyecto de Llilita


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Jorge Joury
 
Pero las esquirlas llueven como cuchillos sobre la baldosa del Presidente y ponen en tela de juicio, no solo su liderazgo sino la supervivencia de la alianza gobernante. No obstante,  también hay que decir que en Cambiemos no solo se agolpan las broncas de Carrió. Hay otros pesos pesados que se sienten ninguneados por la Casa Rosada, como la gobernadora María Eugenia Vidal. Hasta el consultor político Jaime Durán Barba reconoce las rispideces: “Hay internas, pero no dañinas. No dudo de la total lealtad de unidad que tienen Mauricio, María Eugenia, Horacio o Marcos”. Y negó que hubiera problemas, específicamente, entre Vidal y Peña, lo que siempre es el camino más fácil para certificar que algo huele mal.  Lo cierto es que en lo más alto del poder se terminaron definitivamente aquellas frases optimistas que brotaban con euforia de la garganta del Presidente. "La revolución de la alegría" y "lo peor ya paso", han quedado colgadas como piezas de museo. Los únicos brotes en Cambiemos son los cachetazos que la crisis económica le ha propinado a la ciudadanía. Y para colmo de males, como quien comenta un pronóstico meteorológico, por estas horas los alfiles macristas reconocen que en los próximos seis meses azotará con mayor fuerza el viento helado de la tormenta recesiva.
Frente a este escenario, las disidencias han comenzado a florecer como hongos. La que está haciendo temblar con mayor fuerza al oficialismo es la aliada estratégica Elisa Carrió, que se mantiene firme con la idea de destituir al ministro de Justicia, Germán Garavano. Y además puso sobre la mesa su pérdida de confianza en el Presidente. 
Lo más detonante de esta interna no es ya la presentación del juicio político contra Garavano, sino el tono de las declaraciones de dirigentes tan cercanos a la líder de la Coalición Cívica que ya se refieren al "oficialismo" como algo ajeno al partido de Lilita.
"No nos preocupa lo que piense el oficialismo" sobre el juicio político, aseguró la dirigente Marcela Campagnoli en declaraciones al programa kirchnerista El Destape, lo que también es sugestivo. "Garavano no puede seguir siendo ministro. No nos importa que el oficialismo no acompañe, nosotros no vamos a hacer un silencio cómplice", agregó la diputada.
Desde  Balcarce 50 bajaron línea de "no responder" para aplacar el fuego. Pero Lilita no solo embiste contra el ministro,  de quien señaló que debería escucharla más atentamente. Dijo que Garavano “hace lo que le ordenan”.
También llegó a manifestar que no maneja el ministerio, sino que lo controla a distancia el presidente de Boca Juniors, Daniel “El Tano” Angelici. “Garavano no existe. Nunca fue ministro. La Justicia la maneja Angelici”, lo ninguneó la legisladora con su  lengua karateca desde la mesa de Mirtha Legrand. Y, de paso, reveló cuál es el objetivo final de la jugada: desde hace años Carrió denuncia a Angelici como “operador judicial”. Ahora le está pidiendo a Macri que elija. “La línea Angelici o la línea Carrió. Elige o cae”, sentenció la jefa de la Coalición Cívica, quien tiene bien en claro que en el oficialismo la van a necesitar en 2019. Y se los está cobrando con creces. A tal punto, que dio seis meses de plazo para que le den la razón, caso contrario amenaza con romper la coalición gobernante. 
LE MANDARON TODO EL PESO DEL AJUSTE 
También en el convulsionado conventillo amarillo, aparece golpeada la figura de la gobernadora bonaerense María Eugenia Vidal. La mandataria está muy enojada con el  jefe de Gabinete, Marcos Peña y  el ministro de Hacienda, Nicolás Dujovne, por transferirle el grueso del ajuste en la provincia de Buenos Aires.
Aunque no lo diga a viva voz , Vidal se cansó. Esto es delicado, porque es una carta fundamental para Macri. Podría convertirse en la figura para que Cambiemos renueve expectativas agotadas si el Presidente se queda sin nafta para competir por la reelección. Aunque también puede jubilarlo y al mismo tiempo darle el salvoconducto histórico de mandatario sacrificado en la transición para darle salida definitiva al populismo representado por Cristina. A la gobernadora también le quedó una espina clavada porque Macri  y Marcos Peña no le pusieron red y dejaron correr la denuncia por los aportantes truchos en la campaña bonaerense.
También hay que señalar que la crisis por las tarifas retroactivas del gas dejó su saldo de heridos en otros frentes : Peña reavivó sus internas con el presidente de la Cámara de Diputados, Emilio Monzó, mientras que Dujovne, hizo lo propio con el secretario de Energía, Javier Iguacel, que lo puenteó para emitir esa resolución. 
Los radicales también pusieron su granito de arena en la caída de esa resolución y algunos ya imaginan competir en las PASO de 2019. Por si algo faltara, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, cargó contra la de Desarrollo Social, Carolina Stanley. Mientras esta última intenta negociar para ganar la paz con los movimientos sociales, Bullrich dinamita los puentes y los acusa de ser cómplices de los narcos.   
Desde el peronismo renovador observan expectantes y se frontan las manos, aunque todavía no han conseguido un líder que reemplace a Cristina con mayor intención de voto.
CARRIO PIDE CUIDAR A LA GOBERNADORA
En la bolsa de gatos también se zambulló con ímpetu Lilita Carrió, experta en transitar los reacomodamientos que tantea el poder real. "Cuiden a María Eugenia Vidal", pidió la diputada desde la mesa de Mirtha Legrand. Hábil para las apuestas, luego jugó más fuerte con una frase que transparenta la discusión que cruza el futuro de la gobernadora: "Es lo mejor que le pudo pasar a la Argentina y a la Provincia de Buenos Aires".  
Vidal es la candidata de un sector muy preciso del establishment  para enfrentar a una Cristina que agazapada en los pésimos indicadores económicos y sociales de Cambiemos, aparece como opción electoral palpable. Una Cristina que les provoca pánico. Vidal mide. Larreta es respetado. ¿Y si se ponen de acuerdo?.
Los radicales, como siempre, preparan su movida con un plan de socio minoritario. Encontraron en Lousteau un piso de diez puntos país. 
Aunque nadie lo dirá en voz alta, por los pasillos de la gobernación circula el rumor que Vidal está molesta y decepcionada. Mauricio Macri, por ahora, no es el destinatario personal de las desdichas de la mandataria, pero el Presidente es quien autoriza las decisiones que la desvelan. El Presupuesto 2019 y el compromiso que firmaron Vidal y otros 17 gobernadores terminaron por licuar la actualización del Fondo del Conurbano, que el Ejecutivo había logrado recomponer con el Pacto fiscal de diciembre de 2017. Por eso, redobla la presión para conseguir $19 mil millones en compensación para 2019. 
MARCOS PEÑA EN EL CENTRO DE LAS MIRADAS
En La Plata también le apuntan sus cañones al Jefe de Gabinete Marcos Peña. Sostienen que Vidal siempre le puso el pecho a las decisiones más duras del Ejecutivo y a los remezones de la economía, mientras que la Casa Rosada nunca sale en defensa de ella. 
Producto de ese desencanto, Vidal decidió hace dos meses poner todas sus energías y abroquelarse en la Provincia. Se mantuvo lejana de los vaivenes del dólar y de los cortocircuitos internos. Por el contrario, pidió que “los sueldos acompañen la inflación”. Tampoco envió a ningún funcionario al reciente acto de Cambiemos para debatir sobre los “cambios culturales” que empuja el Ejecutivo y que, según Marcos Peña, dominarán la campaña. A Vidal le preocupan las angustias que vive la población del Conurbano y quiere que no falte comida en las zonas más pobres.
En el entorno de Lilita Carrió aseguran que Macri, la gobernadora y la jefa de la Coalición Cívica son los únicos que siempre dan la cara. “Hay que cuidar a Lilita”, había pedido Fernando Sánchez en el Encuentro Nacional de Cambiemos, antes de que su jefa política descargara su ira sobre el ministro de Justicia y el Gobierno. Vidal no llegará a tanto, pero sí tomó nota que los radicales y Carrió consiguieron más con sus enojos públicos que ella con sus modales silenciosos.  
Uno de los rumores que circulan con fuerza es que un empresario influyente en la política empezaría en marzo a propiciar la candidatura presidencial 2019 de Rodríguez Larreta, otra de las cartas que tiene en el maso el oficialismo. 
Hoy para los analistas resulta notorio que la gobernadora está tomando distancia del Presidente. Creen que se concentra en su provincia. Esas movidas ponen de manifiesto que el corazón del poder macrista late en forma acelerada. El punto de partida fue abril cuando arrancó la crisis financiera, que derivó en económica y terminó pegando en lo social donde el malhumor ya tiene efectos electorales. Con estilos diferentes, Vidal y Larreta han propiciado una forma más política de negociar. Apuntan a que el Gobierno tenga más en cuenta a los socios radicales y, sobre todo, que sume acuerdos con el peronismo.
MONZO Y PEÑA TAMBIEN SE SACAN CHISPAS
Tanto en Ciudad como en Provincia creen que la crisis aún no tocó fondo y dudan de que en la campaña electoral haya algún signo de recuperación palpable por los votantes. Los intranquiliza el mensaje interno que bajó Peña de que el discurso proselitista deberá obviar las cuestiones económicas. "Mauricio y Marcos no ven que nos podemos estrellar", disparan desde la gobernación.
Otra de las internas es Monzó vs. Peña. El titular de la Cámara baja sufrió años de ostracismo luego de expresar sus diferencias con la línea del jefe de Gabinete. Recién logró volver a la mesa política cuando el gobierno nacional debió dar señales de apertura política en plena crisis cambiaria. No obstante, el funcionamiento de esa mesa fue muy distinto a las épocas en las que Monzó formaba parte de la mesa chica del PRO, antes de la presidencia de Macri. En los hechos, en los momentos más complejos, las decisiones parecen seguir siendo tomadas entre los mismos. Esto volvió a producir un choque entre Peña y Monzó en torno a la resolución que pretendía cargarles a los usuarios la compensación de la devaluación que exigían las petroleras. Según se rumorea, el jefe de Gabinete y el presidente de la Cámara de Diputados discutieron agriamente por las consecuencias en términos de costo político, por la descoordinación y por el efecto devastador que podía tener sobre la negociación del Presupuesto 2019. Esto último parece haber sido lo que llevó a Macri a dar marcha atrás con la medida. A esta altura de los acontecimientos, está claro que en el Gobierno existen heridas que se reabrieron y aún sangran de manera peligrosa.   
 
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Su correo electrónico es [email protected]. Si querés consultar su blogs, podés dirigirte al sitio: Jorge Joury De Tapas.      

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