sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3860
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Después de dos años se hace la luz en el crimen de los feriantes de La Granja

*Por Jorge Joury.- El l7 de febrero del 2017, un hecho de características espeluznantes paralizó el pulso de la ciudad. Fue cuando se conoció la noticia que el matrimonio de feriantes de apellido Vaccaro, buena gente y querida, fueron asesinados brutalmente en su chalet del barrio de La Granja. Recién a fines de diciembre pasado y tras numerosas marchas vecinales reclamando justicia, fueron detenidos dos sujetos, a quienes se sindica como los autores del brutal hecho. No obstante, nada se sabe aún del móvil de la masacre, por qué tanta alevosía


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¿Buscaban los delincuentes una gruesa de dinero oculta en la casa?. Los individuos se negaron a declarar, pese a que están cercados por las pruebas  La pesquisa se inició luego de recibirse en la Central de Emergencias 911, un llamado anónimo en donde se indicaba una persona que tenía información sobre los criminales. Inmediatamente, se solicitaron los informes correspondientes. En esas circunstancias,  los investigadores dieron con la persona que realizo el llamado quien declaro bajo reserva de identidad en sede judicial, aportando en su testimonio que dos sujetos conocidos como" Pitu" Arce y el "Zorro" Morillo, serían los autores materiales del hecho, puesto que había escuchado de boca de un vecino que ambos se vanagloriaban de haber cometido el doble crimen.
En virtud de estos elementos de prueba aunados en la pieza judicial, las autoridades judiciales libraron orden de detención del hombre de 43 años de edad, domiciliado en calle 154 entre 524 y 525  y del joven de 31, que vivía en 525 entre 153 y 154 de La Plata. Ambos están imputados del delito de doble homicidio. Aunque se negaron a declarar, los investigadores durante los allanamientos habrían encontrado elementos que los inculpan.
Pablo Jesús Vaccaro (74) y su mujer, Concepción Diaco (66) fueron sometidos a brutales tormentos en su vivienda. Presentaban golpes en todo el cuerpo y fueron encontrados ese viernes cerca de la medianoche en medio de un verdadero baño de sangre
Una de las hipótesis más firmes se inclina hacia el intento de robo y la posibilidad de que una gruesa suma dinero pudiera haber estado oculta en la vivienda. Por el aporte de algunos testigos, los investigadores tendrían confirmado que las víctimas habrían sido atacados por dos personas que los sorprendieron cuando ingresaban a su vivienda, en 520 entre 142 y 143.
Según testimonios que constan en el expediente, Vaccaro intentó defenderse. Tras cometer los asesinatos, los delincuentes revolvieron todas las dependencias buscando dinero, pero se cree que luego escaparon sin llevarse nada. 
OTRO HECHO MISTERIOSO DURANTE LA NAVIDAD DE 2016
Los Vaccaro ya habían pasado por otro angustioso episodio. En diciembre del 2016 la casa fue robada mientras los propietarios pasaban las fiestas de Navidad en otro lugar. “Se llevaron mucho dinero y primero no querían hacer la denuncia. Después terminaron en la Justicia y hubo sospechosos detenidos. Podría tener vinculación con ese episodio”, especuló una fuente del caso consultada por DIARIO FULL, aunque tampoco nunca se llegó a buen puerto para dar con los autores.
Vaccaro y su esposa eran dueños de un puesto de frutas que hoy continùan sus hijos, en las tradicionales ferias de frutas y verduras, que los fines de semana y los jueves funcionan en diferentes zonas como Tolosa y Barrio Norte.
Ambos eran ciudadanos italianos que llegaron al país hace más de medio siglo. A base de trabajo, ahorro y sacrificio, construyeron un buen pasar económico. Al menos en eso coinciden vecinos y conocidos de las víctimas. Tenían dos hijos, de entre 40 y 45 años, que también poseen locales en las ferias de la ciudad. “Guardaban todo en la casa, como buenos tanos. Ya les pasó la otra vez. Se llevaron mucho dinero. Tal vez ahora venían por mas”, fue la especulación de algunos vecinos.
Los peritos establecieron que el doble homicidio habría ocurrido entre las 18 y las 21 del viernes 17 de febrero del 20127. Es probable que los atacantes hayan irrumpido en la vivienda de día y se cree que ambos fueron sometidos a un terrible tormento para que revelasen si en la casa había una gruesa suma de dinero.
INCESANTES RECLAMOS DE JUSTICIA
De allí en más creció a pasos el clamor de justicia. Familiares y vecinos del barrio de La Granja intensificaron las marchas  para que atrapen a los criminales. Ganaron las calles varias veces, pero agotados de la impotencia policial, terminaron bajando los brazos. Hoy pocos se acuerdan de los Vaccaro, aunque en ese barrio de casitas desparejas, el miedo miedo sigue siendo el común denominador.
Después del tiempo transcurrido, la pesquisa está en punto muerto. Pero los investigadores suponen que se trató de un intento de robo ejecutado por al menos dos personas que usaron guantes y probablemente armas de fuego. Así intimidaron a la pareja y les pegaron con las culatas, además de patadas en todo el cuerpo.
Varios enigmas sobrevuelan el caso. ¿Entraron con el dato de que la pareja tenía plata escondida? ¿O estaban allí por segunda vez, tras el robo cometido en diciembre del 2016 y venían por más? ¿Fue una represalia por la denuncia que radicó aquella vez la pareja?. La presunción tiene que ver con que en esa Nochebuena, el matrimonio salió de la casa para reunirse con familiares y al regresar descubrieron que desconocidos les habían abierto un boquete en el techo, por el que accedieron a un entrepiso y desde ahí al interior del chalet. Nunca se supo la cantidad de dinero que sustrajeron los delincuentes, porque las víctimas no quisieron revelarlo. Pero aún hoy, se supone que fue una importante cantidad de dinero, entre dólares y alhajas. No descartan que sean los ahorros de toda una vida. 
Hay quienes evalúan que aquella vez Vaccaro marcó ante la policía con cierta precisión a presuntos sospechosos que pululaban por el barrio. ¿Será por eso que los delincuentes podrían haberse tomado venganza?. Es solo una hipótesis. No hay nada que señale con contundencia esa posibilidad en el voluminoso expediente.
UN VERDADERO BAÑO DE SANGRE
Después de aquel episodio, aún en vida, las víctimas decidieron reforzar la seguridad. Compraron dos perros dogo que estaban permanentemente en el fondo de la casa. Considerando que los canes salieron ilesos y ni siquiera ladraron, resulta claro que los homicidas no entraron por ese sector de la propiedad. ¿O los conocían?.
Diaco y Vaccaro fueron asesinados entre las 20.15 y las 21.20. El primer horario lo marca la filmación de la cámara de seguridad de un negocio cercano, que registró a Rosa ingresando con su utilitario Renault Kangoo en el garaje de la vivienda. Regresaba de la casa de su hermana.La policía supone que los asesinos podrían haber estado  parapetados adentro de la casa, con Vaccaro ya reducido a punta de pistola.
A las 21.20 el hijo de la pareja llegó al chalet para darles la tarjeta de cumpleaños de su hija. Quedó sorprendido cuando observó que las luces estaban apagadas. Decidió irse, pero en el camino llamó por teléfono y, como tampoco sus padres respondieron, se inquietó y regresó. Para no ir a buscar un juego de llaves a su casa, saltó la reja de la casa, se metió por la ventana y se topó con el más tétrico de los escenarios. Fue la postal de un incomprensible baño de sangre.
El cuerpo de Rosa estaba en el living comedor, boca arriba, inerte y con una mueca de horror. Presentaba heridas en la zona de la cabeza, más precisamente en el lateral derecho, en la frente y el rostro. Algunos detectives comentaron que la habrían arrastrado por todos los ambientes a golpes, sujetándola de los cabellos, exigiéndole dinero. Lo marcan la caída de los rastros de sangre, a más de 30 centímetros del piso. Ninguno de los dos presentaba, a simple vista, cortes en ningunas otras partes del cuerpo. Las heridas fueron ocasionadas por el empleo de un elemento contundente. En la cocina yacía Pablo, en posición boca abajo. Los criminales le habían destrozado la cabeza a golpes y patadas .Tenía hasta marcas de zapatos en el rostro. Invadido por el pánico y la angustia, Carlos salió a la calle a pedir ayuda a gritos. Minutos después arribó al lugar un patrullero. Tras ello, las veredas se llenaron de vecinos en medio del ulular de las sirenas. Inmediatamente, y al conocerse la noticia del trágico episodio en medio de la indignación, los pobladores propusieron cortar la calle. La llegada de los detectives de la DDI, Policía Científica y el fiscal Alvaro Garganta, amortiguaron un poco los ánimos.
UNA PAREJA MUY QUERIDA POR LOS VECINOS
El trabajo de los forenses permitió establecer que los cuerpos no presentaban puñaladas, ni tiros. Tampoco estaban maniatados. Se cree que a Vaccaro le “destrozaron la cabeza contra el piso”, en tanto que a su esposa le pegaron con la culata de un arma. Un dato no menor, es que los intrusos mostraron profesionalismo, ya que usaron guantes para no dejar huellas. No forzaron cerraduras, ni rompieron aberturas. Una de las hipótesis es que podrían haber sorprendido al hombre al entrar a la vivienda. Se supone que el material fílmico secuestrado no ha sido de mucha ayuda, ya que no aportó pistas firmes. Se trata de videos de cámaras privadas, porque las MOPU no funcionaban. 
Hasta el día de hoy, los vecinos están convencidos que los criminales fueron los mismos que perpetraron el robo en diciembre. Suponen que podrían haber tomado represalias porque los denunciaron. Otros comentan que esa misma tarde, una camioneta negra estuvo parada en el lugar  en actitud sospechosa, con una mujer en su interior. Otros dicen haber visto “a una moto, con un hombre de movimientos extraños”. La policía nunca habló sobre esas pistas.
El matrimonio Vaccaro vivía hace más de 50 años en La Granja. Fueron uno de los primeros vecinos en instalarse, cuando el lugar era campo abierto. Allí echaron raíces y sembraron con el paso del tiempo fuertes lazos de amistad con sus vecinos. Todos coinciden en que "se mataron trabajando" y no se merecían este final. En el barrio los conocían como "los italianos", aunque Pablo nació en el país y tenía siete hermanos. En tanto, Rosa llegó a la Argentina cuando apenas tenía seis meses. Trabajaron con abnegación, y eran muy buenas personas. Se dedicaron durante años a la venta de frutas en las ferias de 115 y 528 y en la de 9 y 38. A la par, trabajaban sus dos hijos, quienes con los años asumieron la misma cultura del trabajo y hoy son los que sostienen el puesto de frutas. A Rosa los vecinos la recuerdan como "una madraza" que ponía todo su cariño al servicio de la familia. Se levantaba a las 4 de la madrugada para ayudar a su esposo en sus tareas comerciales.  Guardaba las costumbres típicas de los italianos y disfrutaba de los  domingos en familia. Preparaba los ravioles y hacía dulces caseros. 
Después de transitar de décadas de poner mucho esfuerzo, Pablo y Rosa habían logrado un cómodo nivel de vida. Vivían en un coqueto chalet con ventanales prolijamente barnizados. Lo construyeron con mucho esfuerzo en la avenida 520. La vivienda marca la diferencia entre los galpones y casas viejas que se erigen sobre la geografía del lugar. Pablo y su esposa llevaban 52 años de casados. Disfrutaban de sus nietos y de a poco se iban despidiendo de una vida de intenso trajín, para sellar la descendencia en sus dos hijos, Carlos y Gustavo.
Ahora falta saber por qué los criminales actuaron con tanta saña con gente buena y honesta. Los familiares de las víctimas se merecen una explicación y una condena ejemplar, para que los Vaccaro descasen en paz.
Por estas horas, cuando cae la noche,  en  las calles de La Granja la delincuencia sigue siendo un fantasma que deambula por los rincones. Los vecinos que en su momento con globos negros y remeras estampadas con los rostros de Pablo y Rosa pidieron justicia hasta enronquecer, aún hoy siguen reclamando mayor seguridad porque el miedo es una constante.
 
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP . Su correo electrónico es [email protected].

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