sábado 20 de abril de 2024 - Edición Nº3860
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Macri, por la cornisa, jugando con fuego

*Por Jorge Joury.- En reiteradas ocasiones Mauricio Macri se esforzó en ratificar que él iba a ser siempre respetuoso de la justicia y que ésta debe actuar con absoluta independencia del Poder Ejecutivo. Pero parece que el tiempo borra las promesas. Paradójicamente, en las últimas horas el Presidente mostró otra cara, la que permite visualizar la manera en que el Gobierno refuerza el plan político contra el juez federal de Dolores, Alejo Ramos Padilla, quien investiga una supuesta asociación ilícita para ejercer espionaje ilegal que involucra a jueces, fiscales y periodistas.


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Por:
Jorge Joury
 
Cuatro días después de la exposición del magistrado en el Congreso, Macri juzgó ante el comunicador Luis Majul que Ramos Padilla "se presta a un show mediático político". Y fue más allá, al argumentar: "No es un juez que actúe con ecuanimidad. Espero que el Consejo de la Magistratura evalúe con todas las pruebas si hay que destituirlo".
El Presidente no dio la orden de ejecutarlo, pero es una forma de presión hacia el Poder Judicial. Una manera de jugar con fuego frente a los magistrados que lo miran con preocupación. Ahora, el oficialismo deberá buscar los votos para avanzar con el juicio político, aunque en el propio bloque de Cambiemos aseguraron que difícilmente obtengan los dos tercios de los 13 consejeros que necesitan para destituir al juez federal de Dolores. "Es más que nada un show del Presidente en campaña", admiten en en voz baja los escuderos del Gobierno.
La movida es peligrosa, significa darle de comer en la mano a la oposición en tiempos electorales donde los votos escasean. En esa dirección, el titular de la bancada del Frente para la Victoria (FpV) en la Cámara de Diputados, Agustín Rossi, tomó el guante y salió a replicarle. Adelantó que pedirán la interpelación del ministro de Justicia, Germán Garavano, por impulsar el juicio político contra el juez Ramos Padilla, que tiene a su cargo la causa contra el fiscal Carlos Stornelli. Lo que Rossi, argumenta, es que se trata de un hecho inédito en la democracia. Lo que resulta insólito, es que el propio Poder Ejecutivo esté involucrado en el pedido de juicio político y destitución de un magistrado. Lo que se dice, la figura flagrante de la invasión de otro poder.  
Rossi también impugnó que en ese mismo reportaje  Macri a través de un  sincericidio dio a entender que su padre pagaba coimas para conseguir contrataciones de obra pública. “¿Por qué no lo denunció siendo funcionario público?. Tiró la memoria de su padre a los perros”, sentenció el legislador, para marcar con resaltador la forma en se ve a la justicia desde la óptica del oficialismo. 
La pregunta es si Macri con su cargo gerencial dentro de la empresa, podría haber estado ajeno de los negocios de su padre. También el Presidente parece haber olvidado por completo el momento en que él en persona, apenas con 29 años, firmó con el ex intendente de Morón, Juan Carlos Rousselot, el Plan Cloacal conocido como la madre de todas las estafas.En aquel momento representaba a la empresa de su familia, SIDECO, una de las mayores contratistas del Estado. El 30 de diciembre de 1988 Macri y el entonces jefe comunal firmaron el acuerdo que establecía una obra de un costo de cuatrocientos  millones de dólares, pero por la cual, luego de la financiación el municipio pagaría más de mil millones.Después de una ardua lucha de los vecinos de Morón, el contrato pudo ser anulado, entre otras razones por falta de aprobación del Concejo Deliberante y el altísimo costo de la obra al ser la empresa de Macri el único oferente por ausencia de un proceso licitatorio. Aquel mega negociado le costó a Rousselot la intendencia ya que fue destituido. Macri sin embargo continuó con su carrera, que finalmente lo catapultó al sillón de Rivadavia.
El caso D'Alessio ha sacudido también al mundo del espionaje, que se entrometió, una vez más, en la vida política y en la Justicia Federal .Tal vez sea cierto que nunca dejó de hacerlo, por los escándalos observados en otros gobiernos, pero este episodio expuso la instrumentación política de las tareas de inteligencia y la ineficiencia del monumental aparato estatal para impedir el amplio rodaje del espionaje clandestino.
Lo que sostiene el juez Ramos Padilla, es que el objeto de la investigación ya no consiste en verificar si el fiscal Carlos Stornelli participó o no de la extorsión a Pedro Etchebest, sino en esclarecer operaciones de inteligencia clandestinas y su presunta relación con el Ministerio Público Fiscal.
La figura del falso abogado Marcelo D'Alessio en este escenario, sigue siendo una incógnita y aún no se termina de esclarecer a quién respondía, ni qué tan profundos son los vínculos que alega tener.
Pero lo cierto es que por esta cuestión y muchas otras, hoy el rol de la Justicia está bajo sospecha. Le da pie a la oposición a decir que "los tribunales federales de Comodoro Py se parecen más a la casa de los espías, que a un ámbito donde se resguarda el estado de derecho y se sanciona a los corruptos“. 
El concepto de "justicia independiente" por estas horas está en duda. Más aún, cuando desde el Poder Ejecutivo se intenta domesticar a los magistrados que no se alinean con la Casa Rosada. Un gobierno que enarboló como mascarón de proa de su campaña la transparencia, parece como loco que hoy pretenda avanzar sobre una de las dos vigas sobre las que se apoya la democracia republicana: justicia y prensa libre. 
Las dos vertientes, están seriamente cuestionadas por la sociedad. A tal punto que se habla con ironía en muchos sectores de "justicia amiga del poder" y "poder mediático al servicio del gobierno". Queda claro, que hoy la verdad no es una sola, sino que depende del medio que uno lea, vea  o escuche. Es un mal peligroso, que si se expande, puede profundizar aún más la grieta social y llevarla hacia el intrincado mundo del descreimiento colectivo. Por eso, no es casual, según opinan la mayoría de los especialistas, que en este momento que vive la Argentina, la crisis de una de estas armas filosas de la democracia, por carácter transitivo termine lastimando peligrosamente a la otra. 
También hay que señalar en este contexto, que hasta el momento no existe un mecanismo más eficiente para controlar a lo más alto del poder, que la dialéctica que generan estas dos llaves maestras operando a pleno y en absoluta libertad. Son factores que resguardan la credibilidad en las instituciones, que hoy están bajo sospecha. 
Resulta altamente riesgoso que la sociedad esté observando que prevalecen más los intereses sectoriales, que el interés de llegar al fondo del pantano, aunque el costo sea salir a la superficie con el barro hasta el cuello. 
Con el menú de una interminable cadena de causas, cuadernos, detenidos, revelaciones de alto impacto y operaciones que en estos tres años ofrecieron los tribunales federales de Comodoro Py, se suponía que se había avanzado en la materia. 
Pero el propio presidente Macri decidió arruinarle el relato a sus espadas electorales, al pedirle al ministro de Justicia, Germán Garavano que promoviera la destitución del juez Ramos Padilla, un magistrado que amenaza con prenderle fuego al humo de la supuesta transparencia que sale de las chimeneas de Balcarce 50.
Para el oficialismo, este magistrado cometió el pecado capital de investigar a quienes ahora están en el poder, no a quienes lo abandonaron. Y Macri reaccionó igual que los Kirchner y antes que ellos, como lo hizo Carlos Menem. Para que se entienda, Ramos Padilla podría ser destituido por lo que hizo bien, no por lo que hizo mal. Eligió morder al poder vigente en el lugar que más le duele y eso no fue bien recibido por el Presidente, que dejó las sutilezas de lado y mandó a la caballería a poner orden en un ruedo ajeno donde tiene prohibido pasar. En otras palabras y sin anestesia, Macri implícitamente pidió que destituyan al juez que investiga al fiscal Stornelli 
Es lastimoso, porque el jefe de Estado perdió la oportunidad de llevarse la medalla de la regeneración institucional, una de las pocas trascendentes que le quedan a mano. 
No obstante y haciendo un poco de historia, lo que ocurrió no es nuevo en el PRO. En el gobierno de la Ciudad de Buenos Aires en épocas pasadas se replicó la misma foto. Gracias a la inestimable colaboración de su amigo Daniel Angelici, cuado Macri era jefe de Gobierno logró al cabo de dos mandatos disciplinar al grueso de la justicia porteña. Y paradójicamente, también entonces, se vio asediado por un escándalo de espionaje ilegal que involucró al entonces jefe de la Policía Metropolitana, Jorge "Fino" Palacios. Más atrás en el tiempo, Mauricio Macri fue procesado por contrabando, a partir del cobro de reintegros por exportaciones e importaciones de autopartes de la empresa Sevel al Uruguay. Este último caso fue, además, una de las causales de juicio político a los miembros de la Corte Suprema de Justicia en el 2003, porque el alto tribunal había convalidado esos pagos.
Hay quienes sostienen que para Macri lo que hizo no es impugnable en su fuero íntimo. En el manual de estilo del Presidente, figura que en todo caso apartó a jueces "malos" y neutralizó a los que por motivos ideológicos impedían el despliegue de su proyecto de progreso. El problema radica que en vez de Comodoro Py, la historia podría terminar estampando en la zona de Retiro la frase amiga de Comodoro PRO. 
 
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Su correo electrónico es [email protected]. Si querés consultar su blogs, podés dirigirte al sitio: Jorge Joury De Tapas.     

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