viernes 19 de abril de 2024 - Edición Nº3859
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Las “indeseables”

Por Constanza Crowder.- Un grupo de chicas en bikini miran a cámara y sonríen. Una foto sin filtros ni photoshop para concientizar sobre la tiranía del cuerpo ideal. Todas tienen talle XLl, son jóvenes y su cuerpo parece que molesta:


 

Gordas cómo que animan, vayan a hacer dieta..! Que falta más gimnasio! Tengan más sexo! Que antiestéticas, feas, indeseables... Coman menos! Que bueno, pueden esforzarse en ser simpáticas... No quieren dejar de manyar pizza y chupar birra! Es necesario tener tanta panza o que piensan..!”

Son los comentarios que reciben al subir la foto a las redes. ¿Quiénes están juzgando? ¿De qué habla realmente esta violencia contenida en la excusa de lo estético?

Ahí está la publicidad con sus cremas, perfumes, ropa, carteras, marcas, muchas marcas, viajes, figuras del espectáculo de cuerpos perfectos, cortes de pelo, alimentos diet, centros de estética, cirugías, dietas mágicas y mujeres que consumen para ser más jóvenes, más flacas, más elegantes, más exitosas... Hasta las que limpian sus casas y usan todos los productos del mercado dirigidos a ellas -no a ellos-, lucen espléndidas fregando el piso, cuidando niños, lavándoles la ropa, cargando el changuito del supermercado con una sonrisa fascinante, blanquísima y cuerpos delgadísimos, de horas en el gimnasio para estar divinas mientras hacemos las tareas con nuestros hijos, preparamos la comida, los bañamos, pagamos las cuentas, estamos al día y somos buenas madres, esposas, excelentes hijas preocupadas por nuestros padres y amigas que saben escuchar.

Vivimos lo cotidiano enmarañadas en la sutil e invisible fuerza de lo simbólico. Es natural que aparte de divertidas, con tiempo para salir, nos sometamos a toda clase de torturas para estar espléndidas aunque sepamos o intuyamos que estamos cansadas e insatisfechas con nosotras mismas. Eso sí, estamos flacas.

En cambio las de la foto no. Son gordas y se animan a la bikini y a la tiranía que dice que sólo las mujeres que son exigentes con sus figuras y tienen horas, días y años de gimnasio son las merecedoras de usar una malla de dos piezas. Tenemos que vivir deseando el modelo impuesto por un dispositivo de poder que dicta las normas, aunque ser mujer y gorda se transite de diversas y ambiguas formas.

Pese a que hace muchos años en Argentina se sancionaron leyes de talles que obligan a fabricantes de ropa y comercios a diseñar prendas XL, en la práctica no sucede. Que el rechazo a la gordura aparezca como algo individual y no social, cultural e institucional, hace que, sutil, domine la fuerza de lo disciplinante.

¿Podemos ser libres o al menos conscientes de la trampa de la belleza y del mandato de esta femineidad?

Ir a contramano es asumirnos sin el peso de imposiciones encubiertas y por fuera de la deseabilidad estandarizada, desobedeciendo lo que se nos ha dicho desde la industria de la moda, las dietas, la medicina estética y la publicidad lo que es tener un cuerpo dentro del cánon. Reivindicar ser indeseable, como las chicas de la foto, que proponen nuevas instrucciones para tener un cuerpo de verano: uno, tener un cuerpo y dos, que sea verano.

¿Y a vos, qué te molesta de esta foto?

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