jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3865
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Opinión y reflexión:; "No educamos machos"

Por Paula Lambertini.- *Psicóloga. Especialista en problemáticas de género. Militante peronista y feminista. Twitter: @plambertini. "En La Plata se quintuplicaron los femicidios en el último año, según la Procuración de la Provincia de Buenos Aires. Sí, aunque cueste creerlo, ahora que estamos juntas, ahora que si nos ven, existen 5 veces más asesinatos a razón de género".


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Estamos ante un rebrote de las violencias machistas. Esta afirmación  no 
es una conclusión apresurada de las militantes feministas,  se verifica 
en nuestra cotidianeidad  y en cómo sentimos  la crueldad en nuestros 
cuerpos y en nuestras vidas. También en los índices: en La Plata se 
quintuplicaron los femicidios en el último año, según la Procuración de 
la Provincia de Buenos Aires. Sí, aunque cueste creerlo, ahora que 
estamos juntas, ahora que si nos ven, existen 5 veces más asesinatos a 
razón de género.
 
Sin dudas, esto ocurre entre otras cosas porque el Estado Nacional 
invierte solamente  $11 por mujer por año para luchar contra las 
violencias machistas, $11 pesos que con cada devaluación nos van dejando 
más desamparadas. También en nuestra Ciudad, no se implementa la 
Emergencia por Violencia de Género, aunque se declaró debido a la 
necesidad de contar con medidas urgentes. Paradójicamente, hace dos años 
esperamos que  el indiferente Intendente destine recursos para abordar 
estas situaciones.  La desresponsabilización de los gobiernos nacional, 
provincial y local sobre todas las problemáticas sociales- el trabajo, 
la producción, la pobreza, la seguridad- no nos exceptúa, y nos deja 
doblemente desigualadas. El modelo de Cambiemos genera un profundo 
divorcio entre el Estado y nosotres.
 
Ahora bien, el origen del incremento de la violencia de género está 
también en nuestra fortaleza: la masculinidad está interpelada. Si los 
femicidios son producto de las violencias machistas llevadas al extremo 
y los femicidas no son excepciones sociales, ni locos ni psicópatas, qué 
les pasa a los varones. La pregunta se extiende y los alcanza a todos.
 
Rebobinemos. Con la irrupción de Ni Una Menos en 2015, el movimiento 
feminista en la Argentina se masificó y vigorizó. Las mujeres y 
disidencias no nos callamos más. Pudimos poner luz a un sinfín de 
injusticas que padecemos cotidianamente en todos los ámbitos de la vida 
social, el trabajo, la calle, la casa y la cama. Empezamos a construir 
un límite a un mandato cultural que naturaliza un modo de regulación de 
las relaciones entre los varones y nosotras/es, que nos deja sujetas al 
sometimiento.
 
Dejamos de callar  los golpes, los abusos,  el deseo impuesto en clave 
masculina, las maternidades, cierto modelo de ser madres y ser hijas, el 
acoso callejero y laboral y la incondicionalidad, situaciones que 
situaban a los varones en una posición dominante. Ahora hay dos salidas 
posibles: la reafirmación de los atributos de la masculinidad hegemónica 
o la posibilidad de revisar esta posición para darle lugar a un nuevo 
tiempo que sepamos construir.
 
Que se reafirme el modo de pensar, sentir y actuar de los varones en 
clave patriarcal implica más muertes, más silenciamiento, más 
aislamiento y  más crueldad  porque cuando nos corremos de la posición 
de subordinación, les discutimos el poder a los varones. Eso es 
imperdonable para nosotras, pero además es profundamente incómodo para 
el patriarcado.  Las certezas absolutas -y absurdas- que fundaban el 
lugar masculino ya no existen como las conocimos. Lo que se da no se 
daba, y las incertezas esmerilan los privilegios. Después de 3 años de 
limites sostenidos, y de gran movilización social y afectiva es posible 
darle otro cauce a la masculinidades.
 
Hay un debate: ¿debemos educar a los machos o no? La verdad es que nos 
pasamos educando machos: hijos, parejas,  amigos, padres, hermanos, 
compañeros de trabajo. Las cis y las disidentes. Todas y todes.  En 
reflexiones profundas, charlas telefónicas,  en asesoramientos sobre 
como vincularse con nosotras, y fundamentalmente en los límites que 
ponemos. Hay en el feminismo un profundo conocimiento sobre los 
estereotipos de género que ligan el deseo a la violencia y sus bases  
culturales, nunca biológicas.
 
Los varones sintieron el límite y es tiempo de poder hablar de eso.  
Por eso, empezamos a construir un espacio  “Conversatorio sobre 
Masculinidades.  Varones en tiempos de revolución feminista”, desde el 
Foro Feminista. La idea es reflexionar colectivamente y  poner en 
diálogo las violencias, los roles sociales y  mandatos que producen un 
profundo malestar a todas, todes y también a todos.  Para forjar juntos, 
juntas y juntes otro destino posible donde reinen el deseo, el amor y la 
igualdad.
 
*Psicóloga. Especialista en problemáticas de género. Militante peronista 
y feminista. Twitter: @plambertini
 
 

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