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El mapa narco: de las ambulancias de José C. Paz a la zona roja de La Plata
*Por Jorge Joury.- El aislamiento redujo la demanda de drogas e incrementó el valor. Pero desde que aflojaron los controles, las bandas narcos, se han reactivado y han convertido al conurbano en un infierno. Los vecinos están cada vez más enrejados, los delitos crecen en violencia y muchas veces terminan de manera trágica.
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Fue Mario Ishii, el intendente de José C. Paz quien visibilizó la mecánica de este negocio temerario. Sin querer, Ishii puso al descubierto la cobertura con que cuentan estos grupos para manejarse en una amplia extensión territorial que extiende sus tentáculos hasta La Plata, donde la denominada zona roja, es la expresión más arrogante de este oscuro negocio.
Más allá de recursos encubiertos como las ambulancias de Ishii y otras metodologías, el narcomenudeo lo manejan en los barrios los denominados "soldaditos de la droga". El mundo del delito ha encontrado para estos jóvenes una suerte de fuente laboral, que en la mayoría de los casos los lleva hacia un destino trágico. Además, son las antenas y los ojos de las bandas, que todo lo detectan para no ser detenidos.
Según un informe realizado por la Asociación Antidrogas Argentina hay más de 250 mil narco menores de 16 años en el país que cobran hasta 2 mil pesos diarios. La ONG advirtió que la situación “está invisibilizada” y señaló el drama de las familias que no pueden luchar contra el reclutamiento narco. Nadie ignora que para que esta mecánica tenga éxito, existe la pata de sectores políticos, de la justicia y policiales, siempre dispuestos a pasar la gorra por el mundo del delito.
EL MONDONGO, TIERRA DE NADIE
El reclamo de los vecinos platenses que habitan esa zona de El Mondongo, tiene años de historia. La gran mayoría exige ponerle un coto a la presencia de “narcotravestis” en las calles. Sexo y venta de drogas, son moneda corriente.Quienes habitan la zona de Plaza Matheu y diagonal 73 saben que por las noches el vecindario se corre de su apariencia residencial para estudiantes y personas mayores y pasa a ser territorio de disputas y hasta con hechos violentos de otros actores. Las travestis y trans que se prostituyen son uno; pero también están la policía, los clientes, los proxenetas y quienes acuden a buscar droga y en el camino roban, agreden o cometen actos de vandalismo.
Las escenas no son atomizadas sino, por el contrario, habituales. Hay episodios de madrugada que son muy recordados. Como cuando un grupo de travestis protagonizó una gresca con chicos que frecuentan la zona y viven en una casa tomada. Según ellas, venían hostigándolas desde que empezó la pandemia con la exigencia de “coimas” para dejarlas habitar la esquina. En el video de la pelea, filmado por un vecino y viralizado en las redes sociales y medios de comunicación, se ve cómo un grupo y otro intercambian piedras, botellazos y empujones en una de las esquinas más transitadas de la zona roja.
Todo ocurre a metros de una vivienda usurpada en 5 y 63, una casa cuyo dueño está internado desde hace meses y donde varios jóvenes en situación de calle pasan las horas.
El escenario más caliente del delito transita por avenida 1 entre 61 y 71, y se prolonga en un trayecto de algunas cuadras por la diagonal 73 que atraviesa la Plaza Matheu a la altura de 1 y 66. Amparados en la noche, mujeres, travestis y transexuales ofrecen sexo hasta entrada la mañana y además se dedican al comercio de drogas. Allí es notable la presencia de personas oriundas de países limítrofes como Perú, Ecuador y, en menor medida Bolivia y Paraguay, que, en su mayoría están flojas de papeles.
CALLES ENSANGRENTADAS
Si bien no existe un registro público certero, desde el municipio se habla de un avance en la limitación de la actividad de la prostitución en el lugar en el marco de un plan para mejorar la seguridad. De acuerdo con esas estimaciones, del centenar de trabajadoras sexuales que había a principios de 2016, se pasó a menos de la mitad en estos días.
Desde hace casi dos décadas existe un proyecto que plantea la necesidad de trasladar la zona roja a otro sector de la ciudad en busca de aflojar las tensiones con los vecinos. Las autoridades estudiaron la alternativa de mudar la zona roja a una zona del Paseo del Bosque delimitada por la calle 115 entre 52 y 60. De hecho, el gobierno comunal llegó a anunciar, en mayo de 2014, el inicio de obras para adaptar el lugar, pero el tiempo pasa y la medida parece cada vez más lejos de llevarse a la práctica.
Desde hace casi dos décadas existe un proyecto que plantea la necesidad de trasladar la zona roja a otro sector de la ciudad en busca de aflojar las tensiones con los vecinos. Las autoridades estudiaron la alternativa de mudar la zona roja a una zona del Paseo del Bosque delimitada por la calle 115 entre 52 y 60. De hecho, el gobierno comunal llegó a anunciar, en mayo de 2014, el inicio de obras para adaptar el lugar, pero el tiempo pasa y la medida parece cada vez más lejos de llevarse a la práctica.
La preocupación más grande de los vecinos es la comercialización de droga, que en la zona roja arrastra otros delitos como arrebatos y robos callejeros, entraderas y salideras, hasta homicidios. Las peleas y disturbios en la vía pública son un moneda corriente y en ocasiones, tienen finales trágicos.
El hecho de sangre más resonante, fue el asesinato del médico Francisco Guerrero, quien fue asaltado en la noche del 4 de abril de 2015 mientras caminaba junto a su pareja por 66 y 116. En esa ocasión, fue sorprendido por dos sujetos que circulaban en una moto y, pese a no oponer resistencia, recibió un disparo a quemarropa en su pecho que acabó con su vida. La conmoción vecinal impulsó las reuniones mensuales para exigir mayor seguridad y mejorar las medidas de prevención que aún hoy se mantienen.
Ese mismo año se empezó a hablar de la "banda de los nenes”, integrada por menores de barrios periféricos, muchos de ellos en situación de calle, sin familias ni Estado que los contenga.
Desde entonces hasta nuestros días, en la asamblea de vecinos, que se reúne en el colegio Santa Margarita, suelen repetirse las excusas de jefes policiales que aseguran no tener herramientas ni potestad para actuar frente a una mayoría de delitos en los que se usa a menores de edad.
Los miembros de la Asamblea Vecinal de El Mondongo sostienen que “acá ya no se puede vivir. Es un problema que lleva décadas y que cada día se va agravando. Hay cerca de cien vecinos que tienen sus casas a la venta porque ya no aguantan vivir así, rodeados de delincuencia”, indicaron.
Hoy nadie duda en afirmar que en la zona roja la prostitución se ha convertido en una actividad subsidiaria de la venta de estupefacientes. fuentes comunales revelaron que “el 90% de los casos que suceden allí tienen que ver con droga y el 10% con prostitución”. Lo mismo denuncian los vecinos del lugar. “La prostitución es una fachada para el negocio del narcomenudeo”, sostienen.
EL HOMBRE QUE DESPERTO AL MONSTRUO
El intendente de José C. Paz, Mario Ishii fue quien hizo explotar el escándalo de lo que ocurre en diversas zonas de GBA donde la pobreza cala hondo y no hay salida laboral para los jóvenes. Ishii trató de justificarse, señalando que "por falopa" se refería a medicamentos como el rivotril. Si fuera así, también sería un delito que está penado.
Su jefe de Gabinete, Gastón Yáñez, reconoció que el alcalde, en realidad, sí hacía mención a estupefacientes prohibidos, pero que no podía denunciar el hecho ante la Justicia por falta de pruebas. “No teníamos elementos suficientes. Él no lo sabe, no tiene pruebas suficientes. Él no los está acusando públicamente, él está en una discusión salarial tratando que vuelva a funcionar el servicio de ambulancias”, aclaró el funcionario.
José C. Paz está lejos de ser un distrito libre de drogas. Más bien es todo lo contrario. Esta no es la primera vez que “El Japonés” como lo conocen en su distrito, tiene que dar explicaciones por “la falopa”.
En el submundo del delito, todo tiene una explicación. La cuarentena complicó a los transas del conurbano profundo para moverse en sus bicis, motos o autitos destartalados. Cualquier control podría malograr una entrega. En cambio, las ambulancias pasan carpiendo sin que nadie las pare.
Y los mentados "medicamentos" a que alude Ishii terminan cumpliendo la función de estimulantes. El mismísimo Ischii lo aclara, en declaraciones posteriores al escándalo: "Falopa es todo lo que es Rivotril y ese tema", dijo. La circulación creciente de sustancias como el clonazepam y el alprazolam sería "ese tema". Mezclados con bebidas alcohólicas, marihuana y paco provocan efectos alucinógenos muy indicados para salir "de caño" con polenta. No todos se quedan en casa.
Algunos investigadores sostienen que la "puja distributiva", que también se da en las capas más desamparadas de la sociedad, ya no es sólo por comida y planes sino por zonas liberadas que gestiona el poder político. Ischii, a diferencia de algunos de sus pares, que administran miseria en sus distritos, pero que duermen en Puerto Madero, en Las Cañitas o en algún country, es un intendente de los de antes, que se camina la calle, conoce el territorio y habla sin temor con el que venga, sea un pan de Dios o un testaferro del Diablo.
LA RUTA DE LA COCAINA
Para entender la gravedad del video de Ishii, es importante ponerlo en contexto. El municipio en los últimos meses estuvo bajo la lupa de distintas investigaciones por narcotráfico llevadas a cabo por fuerzas federales.
En los últimos 12 meses la justicia viene siguiendo los pasos de dos bandas narco por traficar, desde el norte de nuestro país más de 400 kilos de clorhidrato de cocaína, que tenían como destino final José C. Paz. También fueron desarticuladas otras doce organizaciones mafiosas que comercializaban marihuana “paco” y cocaína dentro de ese mismo municipio. En esos allanamientos se secuestraron otros 150 kilos de estupefacientes. Una de esas organizaciones criminales tenía ramificaciones en otras intendencias y la ciudad de Buenos Aires. En otro caso, los “capos” de la asociación ilícita operaban desde un penal de Santa Fe. El nexo en el exterior, una mujer que vivía en el distrito.El operativo más reciente fue encabezado por Gendarmería 19 días antes que se difunda por redes sociales el vídeo del alcalde.
En las barriadas juveniles, la droga más usual es la marihuana, cuya calidad también varía según el proveedor y la capacidad adquisitiva de los consumidores. Se la combina con diversas bebidas alcohólicas (cerveza, vodka, o vino) y energizantes; pero sobre todo con medicamentos psicotrópicos en boga como el clonazepan. Estos se compran en farmacias mediante recetas que médicos venales proveen por doscientos pesos o los aporta el personal de enfermería desde los centros sanitarios, entre muchas otras vías. Vehículos oficiales como las ambulancias cuentan con la ventaja de sortear las requisas de la implacable Gendarmería.
El diputado de la Coalición Cívica-ARI, Héctor "Toty" Flores disparó una hipótesis más que inquietante: "Ya no es la interna por quién reparte la bolsa de comida, sino quien maneja el delito en la provincia de Buenos Aires. Esa interna termina a los tiros. Por eso es tan peligroso el momento que estamos viviendo".
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.