Por efectos de la pandemia y los descuidos en La Plata se triplicó la ciberdelincuencia
*Por Jorge Joury.- En tiempos de pandemia y con cuarentenas intermitentes, los piratas informáticos agudizan su olfato y salen de caza. De esa manera, obtienen ganancias millonarias embaucando a la población con diferentes artilugios.
En tiempos de pandemia y con cuarentenas intermitentes, los piratas informáticos agudizan su olfato y salen de caza. De esa manera, obtienen ganancias millonarias embaucando a la población con diferentes artilugios. El análisis de los casos, le permitió a los especialistas establecer que en La Plata se triplicó la ciberdelincuencia, considerando también que hay una enorme cifra negra de episodios que no se denuncian formalmente. De esa manera, los piratas de la web cobraron cientos de nuevas y desprevenidas víctimas.
Desde el robo de datos personales hasta estafas millonarias, según la Unidad Fiscal Especializada en Ciberdelincuencia (UFECI), durante la pandemia se recibieron unos 12 mil reportes de personas que manifestaron ser víctimas de algún tipo de delito informático.
El abogado local Marcelo Szelagowski, que patrocina a víctimas de este delito, puso de relieve que la Cámara de Apelaciones en lo Civil y Comercial de La Plata se haya eco de estas acciones y haya ratificado el amparo judicial número 13 para suspender el pago de un crédito que nunca había sido solicitado por el cliente. En primera instancia, los jueces fallaron de manera similar en favor de 30 damnificados más.
En la mayoría de estos episodios, con datos obtenidos de manera fraudulenta, los ciberdelincuentes sacaron créditos en los bancos, que por la cuarentena habían flexibilizado los requisitos solicitados.
También en el escenario aparece el fenómeno masivo de las fake news, al que la OMS lo llama infodemia. Hay que señalar que la propagación de informaciones falsas se incrementó durante toda la pandemia. No cesó siquiera en los momentos de mayor angustia. Para evitar que la ciudadanía sea víctima de la desinformación y caer en la trampa de los delincuentes, la Dirección Nacional de Ciberseguridad recomienda que los receptores no se queden sólo con el título y lean el contenido, sobre todo si la idea es compartir el mensaje. Hay que establecer además si las fuentes son oficiales y confiables; y que de ser posible, se contraste la información en la web y se chequee fecha y lugar de la publicación.
El organismo sugiere entre otras cosas, no abrir correos no solicitados ni cliquear en enlaces web que aparecen en el cuerpo del mail o a través de una imagen.
Para el especialista platense, Ignacio Siri, que fue consultado por DIARIO FULL, “ los usuarios tienen que tener en cuenta que ninguna organización pública o privada va a solicitar por correo electrónico u otro sistema de mensajería, claves de usuario o contraseñas. Lo que se recomienda además es no bajar archivos, programas o aplicaciones de desarrolladores no verificados. Y es muy importante, mantener un antivirus actualizado".
En la mirada del licenciado en Informática, “este tipo de delitos aumentó considerablemente porque hubo mucha más gente conectada y usuarios más inexpertos".
Para el fiscal federal en ciberdelincuencia, Horacio Azzolín, "las organizaciones delictivas olfatean escenarios y mutan hacia donde está la gente. Detectaron que en internet había muchísimas más posibilidades de cometer estos delitos y atacaron con todo. Aprovecharon que muchos usuarios se pusieron a hacer operaciones virtuales que antes realizaban de manera personal, sobre todo en relación a compras y operaciones bancarias”.
Azzolin aclaró que “dependiendo los tipos de delitos, han crecido un 200 o 300% con relación al año anterior. Todavía estamos terminando de medir la cifra. Es un crecimiento muy importante al que hay que ponerle mucha atención. Hay que advertir más a los usuarios sobre estas metodologías, para que no caigan en la trampa”.
Por su parte, el director nacional de Ciberseguridad, Gustavo Saín, que depende de la Secretaría de Innovación Pública, advierte que “hay una mayor sofisticación y complejidad en las técnicas en la comisión de determinados delitos, fundamentalmente en las estafas en línea, la distribución de ransomware y la proliferación de noticias falsas o fake news con fines ilícitos. Esto arroja como resultado la presencia de nuevas modalidades de delitos ya existentes”.
Otros investigadores sostienen que “muchas de las empresas que se volcaron al home office o teletrabajo no estaban preparadas para estos ataques, por lo que los ciberdelincuentes vieron esta veta y aprovecharon estas vulnerabilidades en sus sistemas informáticos o en los de sus empleados”.
También se advierte que “hay muchísimas empresas que han caído a través de un falso archivo en PDF, por ejemplo. Pero no lo han denunciado por la afectación de su imagen.
Otro de los temas de los que hay que contabilizar, es que el fenómeno conocido como phishing fue uno de los más extendidos durante la pandemia y registró varios casos en La Plata. A través de esta técnica, los estafadores se hacen pasar por un banco, un organismo público o una ONG con el fin de robar ciertos datos clave de las víctimas. “Generalmente son comunicaciones distribuidas a través de correos no deseados, enlaces web o alguna publicidad en línea”, precisa Saín, quien además aporta que el phishing mutó en spearfishing, una técnica aún más implacable que la anterior y que se extiende rápidamente. "Al igual que en los secuestros virtuales, en este caso el delincuente utiliza algunos datos reales para sacarle información a las víctimas y poder en un futuro suplantar su identidad y cometer un hecho delictivo”.
Otros de los fenómenos detectados en la pandemia es la multiplicación del uso del sexting, la práctica por la cual personas adultas intercambian fotos eróticas o sexuales.
“Esa conducta no está prohibida. Lo que está mal es la difusión de esas imágenes sin permiso. Eso es algo que venía creciendo, y en los momentos de aislamiento más fuerte, hubo un mayor intercambio de esas imágenes. La gente en principio no se siente cómoda haciendo una denuncia, porque significa exponer cuestiones de su vida privada, entonces hay una cifra negra muy grande”, reveló el fiscal Azzolin, quien concluye que “falta educar en el uso de internet. El 80 o 90% de los casos tienen que ver con personas que están desprevenidas y muy expuestas. El Estado tiene que estar mucho más presente en la concientización y la capacitación de los usuarios, especialmente en niños, niñas y adolescentes”.
En el ranking de delitos, el phishing fue una de las modalidades delictivas virtuales que más daño generó desde el comienzo de la pandemia, provocando que los “bancos argentinos, de manera inédita, se pusieran de acuerdo en hacer una campaña nacional para concientizar sobre esta maniobra por la cual se desapodera a las víctimas del acceso al homebanking y, así, se realizan transferencias a terceros, conocidos como mulas, y luego a otros destinos”, coincidieron los especialistas.
Hay que estar atentos para no caer en una trampa que puede perforar bolsillos y traer innumerables perjuicios psicológicos a las familias.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP.