El posteo en X de Asís: 
Pese a las infantiles novatadas en materia de poder, el presidente Javier Milei, El Menem Trucho, supo acaparar en quince días su firme vocación por animar la centralidad. Tuvo la sabiduría primaria de designar a un Menem legítimo (Martín, hijo de Eduardo, El Hermanísimo) al frente de la Pajarera o Cámara de Diputados. E inmediatamente se lanzó a competir con aquel admirable antecesor en el tramo de las transformaciones. Significa confirmar que lo que al “maestro” Carlos Menem le había costado casi dos años de esfuerzos, el discípulo Trucho se proponía encararlo en las iniciales dos semanas. Y fue exactamente durante la segunda semana cuando Milei marcó la exacta diferencia. Aprovechó el impertinente desafío emocional de Eduardo Belliboni, El Revolucionario de Burzaco, para sacarle la tarjeta amarilla (antesala eterna de la tarjeta roja que implica expulsión de la cancha). En vez de aterrarse por la provocación del revolucionario, con astucia infinita Milei prefirió habilitar la movilización multitudinaria de los policías Federales y Municipales, a los efectos de obstaculizar que el reducido grupo de militantes de izquierda romántica manifestara sus angustias existenciales. En simultáneo, mientras desde el Departamento de Policía monitoreaba a los díscolos protegido por tres poderosas "edecanas", el Menem Trucho se había reservado la tranquilidad del "prime time" de la noche para vociferar la flamante cadena nacional, rodeado por la totalidad del “gabinete” y del director técnico Federico Sturzenegger, justamente ataviado con un vestuario insólito. El objetivo milimétricamente calculado consistía en oficializar el decretazo e impedir que alguien osara comentar la algarada insolente de Belliboni.