El suplicio de Maradona suma desgarradores testimonios: "Diego se quería ir, me pidió el teléfono y que lo llamara a Ruggeri"
Carlos Bacchini, un adicto en recuperación que desde 2017 comenzó a trabajar como acompañante terapéutico y que estuvo junto a Maradona el último día en la clínica Olivos y los primeros tres en la casa de Tigre.
El primer testigo de la audiencia fue Carlos Bacchini, un adicto en recuperación que desde 2017 comenzó a trabajar como acompañante terapéutico y que estuvo junto a Maradona el último día en la clínica Olivos y los primeros tres en la casa de Tigre.
“Tuve 20 años de consumo y en 2017 comencé a ayudar a otras personas como ayudante terapéutico para devolver algo de lo que me habían brindado. Nosotros no tenemos que consentir al paciente. Tenemos que brindarle la menor ayuda posible de lo que el paciente quiere. Si lo consentimos, no le sirve al paciente. Nosotros tratamos de explicarle y la persona se enoja”, dijo Bacchini y agregó: “Fui convocado el martes anterior a que le dieran el alta a Maradona. En el sanatorio Olivos conocí a Diego, las hijas y a Leopoldo Luque. Diego me miró de arriba a abajo, y me dijo ‘vení saludame’”.
Según explicó, después que se fueron todos, se quedé dentro de la habitación de Diego toda la noche en la habitación del centro de salud. “Durante esa noche, Maradona me pidió que se quería ir y me pidió el teléfono esa noche. Me hizo llamar, pero no salió la llamada. Me pidió que lo llamara a Ruggieri”, detalló el testigo.
Bacchini sumó: “A la medianoche se levantó alterado. Vinieron los enfermeros a contenerlo. Se quería ir. Los enfermeros lo tranquilizaron y lo higienizaron. Al día siguiente ya me dijeron que fuera directo a la casa de Tigre donde iba a instalarme”.
Bachini, quien permaneció tres días consecutivos en la casa donde se encontraba Maradona, detalló las precarias condiciones del lugar: “Era una habitación normal, que le habían cerrado las ventanas con durlock. El baño no estaba cerca. Estaba a unos 10 metros. Era un baño mediano. El baño grande estaba arriba”. Esta disposición dificultaba la movilidad del astro: “A Maradona le costaba llegar al baño. Le costaba caminar”.
El acompañante terapéutico relató haber asistido personalmente a Maradona en el baño del primer piso al día siguiente de su llegada. Sin embargo, la relación con la enfermera designada era tensa: “A la enfermera Maradona no la dejaba entrar a la habitación. Por eso me llamó a mí para que lo lleve al baño la primera noche”. Según Bacchini, el rechazo era tal que la profesional “no podía pasar el porche de la casa. Solo entraba para ir al baño. Maradona no la podía ni ver”.
A pesar de las dificultades, Bacchini compartió momentos de relativa normalidad y hasta alegría: “A la mañana siguiente lo llevamos al baño con Jony y nos pidió que le pusieran música. Trajeron el parlante, le pusieron música y se comenzó a bañar. Siempre nos dejó que lo ayudáramos”. Incluso evocó un instante de alegría: “Cuando salió del baño y vio el lago por un ventanal, le dijo a Jony, a los gritos, ‘comprá una moto de agua y un jetsky’”.
El testimonio de Bacchini también abordó el manejo de la medicación y las visitas familiares: “La medicación se la daban Jony o Monona, los enfermeros se la daban a ellos. Maradona no quería que entren a la habitación, les decía ‘tomatelá’ cuando los veía”. En cuanto a sus seres queridos, señaló: “El primer día estuvo con Gianinna y Benjamín. El segundo día también estuvo con Gianinna. Diego estaba feliz cuando estaban los hijos. Cuando ellos se iban no era el mismo, se apagaba. Me dio la sensación que Diego quería que lo ayuden, pero que no podía. Él necesitaba mucho de sus hijos. Creo que eso lo hubiese sacado adelante”.
Un aspecto llamativo del relato fue la aparente falta de información sobre su rol: “Creo que Maradona no sabía que yo estaba como acompañante terapéutico. Eso me dijo mi jefe. Fue así porque Maradona no quería. Para que acepte tener un apoyo al lado, decidieron que no supiese”. Además, describió un ambiente “tenso” en la casa y la ausencia de equipamiento médico específico: “Las condiciones eran normales. Era una habitación normal. No había aparatología. No sabía de la existencia de una ambulancia en el lugar”.
Bacchini también reveló el control de las comunicaciones de Maradona: “Ninguno de los dos teléfonos de Maradona tenía línea. Los manejaban Jony y Maxi. Siempre que llamaba alguien les respondían: ‘está durmiendo’ o ‘está descansando’. Pero Diego estaba conversando conmigo o con el masajista. Nunca le decían quién era el que llamaba”.
Finalmente, el acompañante terapéutico expresó su desconcierto ante el fatal desenlace: “Es el día de hoy que no puedo creer lo que le pasó. No entiendo. Cuando me fui yo de la casa estaba bien y en 13 días pasó lo que pasó”.