La Malaria Avanza: crece la morosidad en pago de tarjetas, cheques rechazados y los pedidos de préstamos
El Banco Central informó que subió la morosidad en tarjetas de crédito y alcanzó en marzo su nivel más alto de los últimos tres años.
El último informe del Banco Central encendió las alertas: la morosidad en tarjetas de crédito alcanzó en marzo su nivel más alto de los últimos tres años. El deterioro en los indicadores financieros afecta tanto a personas como a empresas, con un repunte notable en préstamos personales y cheques rechazados, lo que refleja un contexto económico cada vez más complejo.
Según el relevamiento oficial, los saldos impagos en tarjetas de crédito registraron un incremento del 2,8% en marzo, lo que marca el mayor nivel desde 2021. En paralelo, los préstamos personales mostraron un crecimiento de la morosidad por encima del 4%, el porcentaje más elevado en nueve meses.
La situación se agrava con los datos vinculados a los cheques rechazados, que treparon al 3% del total compensado, alcanzando un máximo en cinco años. En números absolutos, fueron más de 64.000 los cheques rechazados en marzo, con una tasa de rechazo del 1,3%. De ellos, los emitidos sin fondos crecieron un alarmante 221,9% interanual.
El informe del BCRA, que encabeza Santiago Bausili, también detalla que la cantidad total de cheques rechazados aumentó un 91,7% en comparación con marzo del año pasado y un 11,2% frente a febrero, lo que refleja un creciente deterioro en la cadena de pagos.
Consultoras privadas, por su parte, advirtieron que la morosidad en el crédito no bancario (como financiaciones otorgadas por fintechs o cadenas comerciales) alcanzó el 10,4%, un punto más que en el mes previo y más de tres puntos por encima del piso de noviembre pasado (7,4%).
Este escenario expone la presión que enfrentan los hogares y las pequeñas y medianas empresas frente a una inflación persistente, caída del consumo y restricción del crédito. En la ciudad de La Plata y la región, este fenómeno se traduce en un freno para el comercio local y un aumento de los riesgos financieros para pymes que dependen de las ventas a crédito.
Con una economía en recesión, ingresos en retroceso y tasas de interés aún elevadas, el acceso al crédito se vuelve más difícil y más caro, lo que alimenta un círculo vicioso: menos ventas, más atraso en pagos, mayor morosidad.