"Con este sistema vendo mucho más que antes. La verdad es que un día pensé: si la mercadería que ofrezco es buena y es mejor que la que ofrecen los demás, yo tengo que demostrarlo", dice Alberto el hombre que en las playas de Mar de Ajó vende "mediaslunas con garantía porque si no le gustan no se las vendo".
El hombre lleva su mercadería en pequeñas bolsas de papel madera y en una de ellas ofrece pedazos de mediaslunas que, dice, "siempre están tibias, recién hechas cosa que nadie se pueda resistir".
- "¿Dulce o salada?. Bueno mire, pruebe de las dos total alguna va a comprar".
La estretegia no falla. A cierta hora de la tarde el aroma se percibe desde lejos y el paladar queda preso del convite. La docena de las de manteca está cien pesos y un poco menos las saladas de grasa.
EL INVENTOR DEL AGUA CALIENTE
"Veíamos que todo el mundo tenía el mismo problema: se le enfriaba el agua del termo o se le terminaba la que traían. Entonces iban a los balnearios y ahi o no te daban o te cobraban un disparate. Entonces fuimos a la municipalidad, presentamos la idea y nos dieron el permiso: vendemos agua caliente en la playa".
María cuenta como empezó su aventura hace ya dos años. "No es caro 20 pesos el termo si uno piensa en la comodidad de que te lo llenamos acá, junto a la sombrilla", dice mientras cambia la segunda garrafa del día que lleva dentro del carrito aguatero.