Sábado 2 de agosto de 2025 - Edición Nº4329
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Celibato: 26 mujeres que tienen romance con curas le piden al Papa blanquear esas relaciones

Así informó el diario italiano La Stampa. Son 26 mujeres que mantienen relaciones sentimentales secretas y correspondidas por sus parejas masculinas de sotana, escribieron una carta a Francisco pidiéndole con buenos razonamientos y mucha humanidad que las reciba en audiencia y las autorice a casarse.


 

Un grupo de 26 amantes secretas de sacerdotes católicos solicitaron al papa Francisco que ponga fin al celibato impuesto al clero a través de una carta en donde le contaron sobre sus aventuras amorosas con curas y el "sufrimiento" al que eso conlleva, informó el diario italiano La Stampa (de la familia Agnelli, de la Fiat).

 
"Nosotras todas tenemos, hemos tenido o quisiéramos tener una relación amorosa con un sacerdote del que nos hemos enamorado", señalan las mujeres, que sólo firman con su nombre, en la carta.
 
"Se sabe muy poco del devastador sufrimiento al que está sometido una mujer que vive con un sacerdote la fuerte experiencia del enamoramiento. Queremos, con humildad, poner a sus pies nuestro sufrimiento para que algo pueda cambiar no sólo para nosotros, sino por el bien de toda la Iglesia", agrega la misiva publicada en el sitio web Vatican Insider del diario La Stampa.
 
"Amamos a estos hombres, ellos nos aman, y en la mayoría de los casos, con toda la voluntad posible, no se logra romper un vínculo tan sólido y fuerte... las opciones son el abandono del sacerdocio" o la resignación a seguir viviendo "una relación secreta", añade el texto.
 
"Seguir siendo célibes, pese a que se tiene a una mujer al lado en el silencio, puede parecer una situación hipócrita, pero lamentablemente se está obligado a esta dolorosa elección", cuestionan las 26 mujeres.
 
En una carta enviada a Francisco, las mujeres también piden una audiencia con el jefe de la Iglesia Católica.
 
Del tema del celibato de los sacerdotes se ocupó hace poco el secretario de Estado vaticano, cardenal Pietro Parolin, quien afirmó que "para la Iglesia no es un dogma y se puede discutir porque es una tradición eclesiástica".
 
Por su parte, Jorge Bergoglio, hoy papa Francisco, expresó en "Sobre el Cielo y la Tierra", un libro-conversación publicado junto al rabino argentino Abraham Skorka, que está "a favor del mantenimiento del celibato, con todos los pro y los contra que implica, porque son diez siglos de experiencias más positivas que negativas".
 
 
La carta escrita a Papa Francisco por 26 mujeres que afirman vivir relaciones sentimentales con sacerdotes ha vuelto a encender los reflectores sobre la “fuga del sacerdocio”. «Calcular el número no es para nada sencillo; existen cifras oficiales, difundidas por el Vaticano, pero se trata solo de números aproximativos debido a la objetiva dificultad para recopilar los datos», explicó el estudioso Davide Romano, que llevó a cabo un estudio sobre este tema.
 
El “Annuarium Statisticum Ecclesiae” que la Santa Sede publica cada año ofrece los números relacionados con los abandonos por parte del clero: el rubro incluye a los que han renunciado a la sotana por diferentes motivos. En 1998 hubo, por ejemplo, un total de 618 abandonos. “L’Osservatore Romano” hizo un cálculo, en 1997, comparando los datos de 1970 a 1995, y obtuvo una cifra de alrededor de 46 mil sacerdotes que abandonaron el ministerio.
 
Según el canonista Vincenzo Mosca, los sacerdotes que abandonarían su estado cada año serían más de mil en todo el mundo. Por cada ocho nuevos sacerdotes, por lo menos uno abandona su ministerio. Los sacerdotes reducidos al estado laico en todo el mundo, según Mosca, serían más de 50 mil.
 
Mauro Del Nevo, presidente de la asociación de presbíteros con familias “Vocatio”, no está de acuerdo. Según su opinión, habría que duplicar la cifra. «Solamente en Italia –indicó– los sacerdotes casados van de 8 a 10 mil y son 120 mil en todo el mundo». Los años durante los que llegaron más peticiones de dispensa del ejercicio del ministerio fueron 1976 y 1977: entre 2500 y 3 mil. Hoy en día se conceden entre 500 y 700 al año.
 
Amar a Dios y tener un amor terrenal: la Iglesia católica los condena, pero los religiosos que viven una relación sentimental son una realidad, y cada vez es más importante. Es cierto, se consagraron al servicio divino, hicieron votos de castidad y de obediencia, pero en determinado momento la soledad fue más fuerte.
 
 
Hoy en día son miles los que pertenecen al clero católico y, a pesar de conservar la fe y de ofrecer testimonio, viven una historia de amor entre los tormentos de la frustración, de la consiencia del pecado y de estar «fuera de la Iglesia», del sufrimiento ante una situación que se vive como una injusticia. Porque en una sociedad laica en la que todo está permitido, la vida sexual de los religiosos parece ser el último tabú. ¿Una Iglesia predica el amor y puede impedir que sus ministros amen? ¿Puede obligarlos a vivir la sexualidad en la clandestinidad y en la hipocresía? Muchos de ellos son protagonistas de historias dramáticas que oscilan entre la pasión humana y la intensidad de una vocación. Y sus voces de dolor, de remordimiento, pero también de fe, de alegría ye speranza imponen una reflexión.
 
«Durante siglos la Iglesia ha considerado a la mujer un demonio tentador, en cambio, nunca como desde cuando estoy casado he comprendido el sentido de la revelación cristiana», afirmó Giovanni Franzoni, teólogo y escritor de fama mundial, un manifiesto vivo en contra del celibato eclesiástico. «Mejor sacerdotes casados que los isioneros católicos que viven en el Tercer Mundo “more uxorio” con sus compañeras», dice el abad benedictino de San Pablo extramuros, uno de los últimos protagonistas vivos del Concilio Vaticano II y que desde hace 40 años se opone a las posturas oficiales de la Santa Sede: desde el referéndum sobre el divorcio hasta la beatificación de Karol Wojtyla.
 
El ex-prior del monasterio de Chiaravalle Milanese (en Italia), Alberto Stucchi, dejó la orden por una mujer. Y no obtuvo ningún apoyo por parte de sus hermanos de la orden del císter, que le habrían dicho, «haz lo que quieras, pero a escondidas». Carlo Vaj, ex-sacerdote y psicoterapeuta, autor del libro “Totem y el bribón”, considera que el procedimiento que la Iglesia sigue para exonerar al sacerdote de las obligaciones contraídas es «un proceso kafkiano en el que se violan los derechos humanos más elementales, como el derecho a la defensa o el derecho a elegir libremente el domicilio, y en el que la psiquiatría se usa como instrumento de tortura». En 1971 el teólogo Joseph Ratzinger previó que habría llegado un día en el que serían realidad las ordenaciones de «cristianos maduros» casados; la cuestión sigue abierta.
 
   

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