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Ni Macri, ni Cristina, el discurso anti grieta comenzó a ganar elecciones
*Por Jorge Joury.- Hasta el momento, Cambiemos lleva seis derrotas al hilo: Entre Ríos, Chubut, Río Negro, San Juan, Neuquén y La Pampa. Resulta casi una confirmación del anticipo que me dio Eduardo Fidanza, director de Poliarquía, durante una charla que mantuvimos este verano en Pinamar y que reflejé en mis comentarios anteriores. Pero lo novedoso, es que casi todos los escenarios han comenzado a mostrar una carta de triunfo. El discurso anti grieta empezó a facturar para terminar con la fatiga que produce la lucha ideológica entre macristas y kirchneristas.
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Hay otro dato a tener en cuenta de la consultora Taquión: la mayor parte de los consultados esperan que aparezca un nuevo candidato que pueda romper con la actual polarización política.
En la mañana del lunes el gobernador de Entre Ríos, Gustavo Bordet, triunfador por paliza, fue contundente. "Yo estoy trabajando en encontrar la alternativa de la Argentina. Hay que superar la división Macri y Cristina Fernández", expresó. Y agregó: "En Argentina hay un cansancio de esta grieta que se ha armado hace mucho tiempo. Hay que trabajar para superarla".
Todos los candidatos ganadores en este 2019, han capitalizado para sus campañas las ventajas de no estar condicionados ni por Macri, ni por Cristina. Se han manejado con discursos moderados y con propuestas concretas. Han entendido que frente a una sociedad que vive en estado de crispación, no es necesario echar más leña al fuego. Ni Argentina será Venezuela, como quiere meter miedo el Gobierno y tampoco se vendrá el mundo abajo si Macri no gana. Hoy están germinando otras opciones que no tienen que ver con ninguno de los dos extremos.
EL BOLSILLO SERA UN JUGADOR CLAVE
Además, no hay que perder de vista que en una elección como la que viene, la economía está en el centro de la escena como la preocupación máxima de los votantes. Frente a ese panorama, para una porción mayoritaria del electorado que no quiere elegir entre Mauricio Macri y Cristina Kirchner, porque observa que ambos han fracasado, aparece la figura de Roberto Lavagna. Aún con sus 77 años, se lo visibiliza como el hombre con la fórmula mágica para domar la economía en un solo período de gobierno. El inconveniente con que tropieza, es que el 30% del padrón no lo conoce, especialmente los jóvenes. Por eso, si llegara a jugar, Lavagna estará obligado a una rigurosa campaña si quiere alquilar por 4 años el sillón de Rivadavia.
La curiosidad del momento, es que las mayores adhesiones siguen convergiendo en Mauricio Macri y Cristina Kirchner. No obstante, más allá de que uno esté bajando y la otra subiendo, ellos son, al mismo tiempo, los que aglutinan también los mayores rechazos. El porcentaje de quienes no los votarían ronda o supera la mitad de los electores. Son los que, más allá de los núcleos de militantes y partidarios de uno u otro, no encuentran motivos para adherir a ninguno. O peor aún, que abrigan razones para alejarse de ambos porque ya no confían en que podrán solucionar en el próximo mandato presidencial sus actuales desvelos.
A DURAN BARBA LE TIEMBLA LA PERA
En ambos campamentos empieza a advertirse los esfuerzos puestos en bajar los niveles de rechazo con la idea de llegar bien parados a octubre. Para eso deberán cambiar sus libretos si es que quieren hacer la diferencia en un ballotage, como hasta ahora se olfatea. Por el lado de Cristina, suma adeptos haciendo silencio.
En el oficialismo, el terreno está más cenagoso. Uno de los más alcanzados por las derrotas en el país y en su Ecuador natal, es el principal fogonero de la grieta, el asesor presidencial Jaime Durán Barba. Hoy está en su peor momento y seriamente cuestionado por las figuras de Cambiemos, entre ellos el gobernador de San Juan, Gerardo Morales que salió a torearlo en público, mofándose hasta de su carmela y pidiéndole que mantenga la boca cerrada.
El asesor estrella de Mauricio Macri cree que el presidente puede perder pero no se anima a decírselo. Su visión crítica choca de lleno con la de Marcos Peña, que sigue repitiendo que Macri va a ganar en primera vuelta. En el PRO están preocupados por el distanciamiento entre Durán Barba y el jefe de gabinete, que funcionaron como un tándem desde los orígenes de la incursión de Macri en política, pero que hoy muestran sus grietas.
La oposición empieza a ver que las defensas amarillas se debilitan y si no aciertan con el plan góndolas, la ingeniería electoral se puede caer a pedazos .
LAVAGNA VS MASSA, LA PELEA DE FONDO
También Sergio Massa irrumpe en la escena con pretensiones de recuperar la avenida del medio. Massa y Lavagna están cerca y buscan ganar tiempo. Lavagna, con la esperanza de que se profundice el declive de Macri y eso mejore su intención de voto para evitar una interna con Massa, pero contando con su apoyo. El tigrense en cambio, es más ambicioso y enciende velas para que Cristina decida asegurarse la derrota de Macri bajándose de la carrera para abrir unas PASO. Lavagna le dice a todos que él tiene la camiseta de Alternativa Federal, y que no tiene sentido dividir ese espacio con una PASO.
Hace unos días durante una cena a la que invitó el empresario de medios Daniel Vila, se sacaron chispas el senador Miguel Pichetto, CEO del espacio y Massa. El hombre de Tigre calificó a Lavagna de caprichoso. Pichetto fue duro al pronosticar la desaparición del espacio federal, si pierden el aporte de Lavagna por un exagerado rigorismo formal. “Lo que hay que debatir es lo que nos conviene, no quedarnos en peleas personales”. Los testigos de ese cruce (Juan Manuel Urtubey, Marcelo Tinelli) tomaron nota de la gravedad de esta amenaza.
Horas antes, en el Senado, Lavagna había predicado ante el bloque de Pichetto sobre la necesidad de la unidad como única fuerza. "Hay dos candidatos fuertes, Macri y Cristina, y si no arman algo con espesura política, se van a quedar afuera de la pelea grande", dijo. En ese debate pesa además el apoyo que gana Lavagna en el sindicalismo. “Nuestro plan es que Macri salga tercero”, dice Héctor Daer desde la CGT.
LA CARTA PARA PACIFICAR LA POLITICA
Mientras tanto, por ahora el mensaje de Lavagna sigue siendo el más esperanzador para un país que quiere un cambio. El ex ministro dijo ante poderosos sindicalistas que se entusiasman con su candidatura, que necesitará 18 meses en caso de acceder al sillón de Rivadavia, para enderezar el rumbo.
Lavagna además, en un gesto de claro nacionalismo, se le plantó al FMI señalando que Argentina "no soportará 10 años de ajuste" y consideró que "hay otras alternativas" para salir de coyuntura. Para lo que está por venir, Lavagna representa la esperanza de un amplio espectro. Es el personaje que podría lograr un acuerdo nacional con todas las fuerzas, darle previsibilidad al futuro de la economía y tranquilizar a los acreedores externos, desactivando la pesadilla de otro default.
Los analistas coinciden que el hombre que se calza las sandalias con medias, podría ser el remedio para cerrar la grieta entre dos fuerzas, como el kirchnerismo y el macrismo, que vienen mostrándose los dientes desde hace una década. Es un veterano de probeta que puede exhibir una personalidad mutante que se adecua del peronismo y a los radicales, parando en la estación socialista si es necesario. Lo que se dice, un caso único en un universo donde no abundan los elegidos para descongelar el dilema de Macri o Cristina. O viceversa.
UN TRAJE DE MEDIDA PARA MUCHOS
Por el lado de los economistas de ideas moderadas, se dice que Lavagna encarna una suerte de "carisma gris" que sintoniza ese cansancio en torno a la polarización que tanto agita para llevar agua a su molino el gurú presidencial, Jaime Durán Barba.
Eduardo Duhalde, de buen olfato político, lo probó como ministro durante su gestión a cargo del P.E. Confía en su medicina y fue el primero en poner en el centro de la escena su candidatura. El ex presidente observó que tiene un traje de medida para las preferencias de buena parte de un electorado agobiado con las disputas ideológicas que han separado a tantas familias.
Frente al espejo, Lavagna aparece con silueta peronista, pero viste, habla y se asemeja a un militante de la Unión Cívica Radical. De hecho, fue secretario de Industria y Comercio Exterior del gobierno de Raúl Alfonsín y luego candidato a presidente por ese partido. Su postulación cuenta con el apoyo del peronismo antikirchnerista, de sectores del radicalismo descontentos con el gobierno y de fuerzas progresistas como el Partido Socialista y el GEN de Margarita Stolbizer.
Lavagna no es un improvisado. Como ministro de Néstor Kirchner, negoció un exitoso canje de deuda que generó un ahorro en las cuentas públicas clave para inaugurar una etapa de equilibrio macroeconómico, mejoras sociales y crecimiento inédita en la historia argentina que venía del infierno del 2001.
Las encuestas, que hasta dos meses atrás ni siquiera lo consideraban, han comenzado a registrar su ascenso, aunque su popularidad todavía está lejos de la de Mauricio Macri o Cristina Fernández de Kirchner. Si bien mantiene su programa de gobierno en un deliberado enigma, Lavagna ha dicho que evitará cualquier iniciativa que estrese a la sociedad, como la promesa de una nueva reforma previsional del macrismo o las insinuaciones de una posible reforma constitucional que deja caer el kirchnerismo.
BUSCANDO LA LUZ DE LOS REFLECTORES
Además, el acercamiento del ex ministro al conductor televisivo Marcelo Tinelli buscaría obtener visibilidad en sectores medios bajos, especialmente en el conurbano. Y también en menores de 30 años que no tienen registro de su gestión como ministro entre 2002 y 2006.
Lavagna evita cualquier contacto con el planeta K, al que ve como un agujero negro capaz de deglutirlo y del que, según las encuestas, es poco lo que puede obtener. Buena parte de los que lo votarían provienen de los desencantados que apoyaron a Macri en el ballottage de 2015.
Ante la ausencia de propuestas superadoras de las otras fuerzas, Lavagna anunció que convocará un acuerdo de precios y salarios que permita moderar las expectativas inflacionarias mientras renegocia con el Fondo Monetario Internacional algún tipo de alivio en los pagos de la deuda. Cree que la única manera de devolverle dinero a los bolsillos de la gente es crear trabajo genuino y alentar el consumo y la producción para encarar transformaciones más profundas.
LA BENDICION LLEGARIA DE CORDOBA
Lavagna cumplió 77 años en marzo y a lo que apunta es a comandar una gestión de un solo periodo que reordene la economía, empiece a suturar la herida social y habilite la emergencia de un nuevo liderazgo. De allí que a su espacio lo denominó Consenso 19.
Hay sociólogos y politólogos que sostienen que la década de la grieta es la perdida: la economía argentina ha crecido poco en ese periodo, no ha logrado crear empleo privado de calidad ni ha perforado el piso del 25% de pobreza.
Ni el macrismo ni el kirchnerismo pueden desbloquear la situación para las mayorías. Más allá de la adhesión apasionada de un sector minoritario, ambos despiertan un potente rechazo del resto de la sociedad.
En este contexto, solo un actor extra grieta puede ofrecer una salida. ¿Será Lavagna? Por su perfil moderado, su vocación bipartidista y sus antecedentes económicos, el ex ministro parece el dirigente adecuado. Sin embargo, para hacerlo deberá construir una coalición lo suficientemente amplia, que contenga tanto al peronismo como a los votantes independientes, y moverse con una generosidad que excluya la tentación del veto, ya sea por razones de pasado o de ideología. Nunca será posible superar la polarización excluyendo al kirchnerismo, que sigue siendo la corriente con más potencia dentro del peronismo. También deben quedar afuera las situaciones de arrogancia personal, priorizando escuchar, antes que la prescripción. Es decir, la compresión más que la imposición programática. Lavagna si quiere ser el jugador elegido, debe maniobrar rápido. Antes de que la expectativa que ha despertado su candidatura se diluya en la agobiante polarización que desde hace una década paraliza a la nación en el camino del odio ideológico. Algunos sostienen que si el gobernador Juan Schiaretti obtiene un triunfo por paliza en Córdoba, podría ser quien bendiga a Lavagna, para evitar las Paso. Por el poder electoral de Córdoba, muchos ven a Schiaretti como el futuro conductor del peronismo. Habrá que ver si se cumple la profecía del que gana conduce y el resto acompaña.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Su correo electrónico es [email protected]. Si querés consultar su blogs, podés dirigirte al sitio: Jorge Joury De Tapas.