“La última que le dieron fue hace 5 años y está destruida, no tiene frenos, le faltan partes de seguridad. El otro día no resistió un movimiento, se cayó y se rompió la nariz contra el piso, realmente no resiste más”, señaló al portal de noticias  Diputados Bonaerenses el hermano de Juan, Ulises.

El joven de 20 años padece adrenoleucodistrofia, que afecta sus sentidos por lo que no camina, ni ve ni habla. Además, lo aqueja una escoliosis muy grave y la familia solicita la silla postural para que la situación no sea más dramática de lo que ya es.

“El pedido quedó estancado y solo falta la firma de un médico que autorice la compra. En septiembre fue el último movimiento y desde IOMA dicen que no saben cuánto pueda tardar el tiempo de los médicos”, marcó Ulises.

Ahora, Juan debe pasar sus días en la silla postural que le dieron cuando era un adolescente de 14 años, la cual, lógicamente, ya no está adaptada para resistir el cuerpo de un joven adulto de 60 kilos.

En tanto, la familia del chico está en vilo a la espera de que la burocracia de la obra social culmine su recorrido. “Está atado con un lazo, el cambio debe ser urgente. El problema es que IOMA no quiere gastar los $371 mil de los suministros”, recalcó Ulises.

Este caso es uno más de los cientos que acumula la mutual bonaerense en su historial. Cada semana se suma la historia de un nuevo paciente que y su familia, que ruegan por ser escuchados y no depender de la caridad ya que solo piden por sus derechos