"¿Che Berisso, qué tenés?": en el 149 ° aniversario, el emotivo homenaje de un periodista a su ciudad
El periodista berissense Fabio Rosciolesi emocionó en las redes sociales con un testimonio sobre su Berisso natal en el día de su cumpleaños.
Che Berisso, qué tenés…
Si naciste tras unos genoveses que escaparon con sus emprendimientos de la epidemia que azotó los suburbios porteños, mientras el maestro Sarmiento era presidente.
Si eras casi todo un bañado acosado por el turbio río, puro monte y ni soñabas con la Isabella.
Si para empezar a crecer te llenaron de conventillos y chaperíos miles de desconocidos que llegaron desde remotos lugares con idiomas que no entendías.
Si tus novias de la Carne te coquetearon sin darte descanso hasta que un día te dejaron plantado.
Si el río te castigó con sus embates furiosos y te creíste distinto cuando dos veces el cielo te bañó de nieve.
Si casi no tenías historia propia y a tus primeras calles las reconocieron con ciudades portuarias extranjeras. Si para continuarlas te propusieron eso de que con Perseverancia y Resistencia, con la Industria y el Comercio llegarías al Progreso para un mejor Porvenir.
Si hasta provincianos se vinieron para seguir dándote forma.
Si las explosiones del San Blas y las de otros buques te pusieron en jaque.
Si te dieron palos los milicos cuando marchaste por el General, mientras que Cipriano y sus hermanos se balearon en pleno Centro y a Crisólogo se le durmió el corazón en tu Parque Cívico.
Si durante la noche más oscura te robaron hijos como a pocos y más tarde a otros les pusieron un fusil en los hombros para una guerra desigual.
Si estás lleno de contradicciones.
Si tenés sueños que todavía no pudiste concretar.
Che Berisso, qué tenés…que no te puedo dejar:
Serán los azahares de tu Isla Paulino en la que la abuela Filomena vio la luz. Será el abuelo Antonio que después de llegar de Italia, con la Filo y con sus diez críos culo al sol y con las manos partidas en el invierno, bendijeron su quinta en Los Talas.
Serán los techos de teja de mi Barrio Obrero natal en el que crecí junto a mis hermanos, el viejo municipal y la vieja portera de escuela; acompañados por el cura Ruberto que los domingos le daba con todo a la campana convocando a misa. Serán los mimos y los postres de la abuela Elena y la paciencia de Don Giles, que también dejaron sus pagos y se vinieron por vos.
Serán las aulas que me cobijaron de la Primaria 22.
Serán las tardes de dobles funciones en el Victoria y por Lito, que nunca ocultó sus raíces y habló de vos cada vez que pudo.
Serán los sábados en los alambrados de la Cebra, de San Carlos y de Trabajadores.
Será tu Avenida Montevideo que caminé miles de veces para llegar a la Media 1 y a los bailes del CEYE.
Serán tus veranos en la pileta del Hogar Social o los días de pesca en Palo Blanco.
Será tu Iglesia María Auxiliadora en la que me casé con una descendiente de libaneses y porque sobre tu patio aprendieron a caminar mis hijas.
Será que me serviste de refugio para amistades que me quedaron para siempre.
Serán los puchos compartidos con el Siete Sacos.
Será que los que tuvieron que dejarte se emocionan cuando te nombran.
Será que pude contarte en la Tele, en la radio, en un papel de diario o en un portal oficial, aunque todavía me falta conocerte.
Serán otras tantas cosas que me olvido de anotar y que se guardan en tu Museo.
Será que todavía me debés y que también te debo.
Che Berisso, qué tenés…Que me tiemblan los labios y se me cierra la garganta a la hora de cantar tu Himno.
Fabio Rosciolesi, periodista.