sábado 27 de abril de 2024 - Edición Nº3867
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El cuento de la buena Píparo

*Por Jorge Joury.- Hasta el momento, todo huele mal.Muchos se preguntan si existe una fuerte presión política para salvar a Carolina Píparo y evitar ademàs un escándalo a nivel municipal.


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Por:
Jorge Joury
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    Cuando se hace tan dificultoso demostrar la supuesta verdad de un episodio, termina sonando a cuento. A medida que pasan las horas, la situación se va complicando para la legisladora.Tiene que ver los puntos oscuros que presenta su declaración ante las autoridades. Es más, los policías de la Comisaría 1ª de La Plata, a la que concurrieron  Píparo y su marido, Juan Ignacio Buzali, después de embestir a los motociclistas, complicaron aún más a la pareja. Declararon bajo juramento que tanto ella como su esposo pidieron ir varias veces al baño. Dijeron que allí vomitaron. Que tuvieron que limpiar los vómitos y que ambos tenían un fuerte olor a alcohol. El testimonio de los uniformados no sólo compromete a Píparo y Buzali, sino también a los funcionarios del Municipio de La Plata, en especial al secretario de Seguridad, Darío Ganduglia, que no le hizo el test de alcoholemia a la pareja cuando correspondía. 
    La fiscal María Eugenia Di Lorenzo investiga, por un lado, el robo que sufrió Píparo, por otro lado, el posterior atropellamiento a los motociclistas, además de una maniobra de encubrimiento que consistió en no hacerle la alcoholemia a Píparo y luego en la manipulación de los videos. A todo esto, debe sumarse que Píparo adujo que después del robo salió a buscar ayuda policial, pero se recuperaron imágenes del vehículo pasando, de contramano, a toda velocidad, frente a la Comisaría 4ª de La Plata, y no paró: siguió de largo.
    Otro dato a tener en cuenta además del presunto estado de ebriedad. es un posible consumo de drogas, como fue denunciado inicialmente por una vecina que increpó a Píparo y a Buzali tras haber atropellado a Luis Lavalle e Iván Coronel, dos jóvenes trabajadores. 
    En el video ampliamente difundido, Sara, la vecina, los exhibe en imágenes llamativas: la diputada desencajada y tomando gaseosa, presumiblemente para disminuir el grado de alcohol, mientras Buzali se mantenía en el vehículo como ido, ausente.
    Los policías declararon bajo juramento en el marco del sumario, pero esa declaración se envía a la fiscal para que la incorpore al expediente. De todas maneras, Di Lorenzo planea también tomarles declaración. Los efectivos relataron que una vez que Píparo y Buzali fueron llevados a la comisaría, después del atropellamiento, pidieron varias veces ir al baño. Se los escuchó vomitar y luego hubo que limpiar el baño, además de que los efectivos percibieron el olor a alcohol de la pareja.
    Por supuesto que lo que correspondía era que les hicieran el test de alcoholemia cuando se acercaron al operativo en el que estaba el secretario de Seguridad, Ganduglia. En las imágenes tomadas por Sara, también se observa a Ganduglia en actitud de defender a Píparo. Pero salta a todas luces que hubo decisión de no hacerles el test de alcoholemia. La fiscal sospecha de una maniobra de encubrimiento. El abogado de la legisladora, Fernando Burlando, admitió: “sí, no se hizo el test tan rápido como correspondía”. Recién le extrajeron sangre a Buzali nada menos que 30 horas después, en la mañana del domingo, y con esas muestras se está realizando el estudio toxicológico. Los sobres con las muestras se abrirán este viernes.
    Buzali mostró además un gran desequilibrio, ya que no sólo atropelló a los dos motociclistas, sino que chocó contra otros tres vehículos que estaban estacionados. Los damnificados se presentaron en la comisaría y, por supuesto, reclamarán por los daños. Las evidencias hasta el momento hacen presumir de que se trató de un raid descontrolado.
    También hay que dar cuenta que a lo largo de la jornada del lunes,  tanto Píparo como Burlando fueron cambiando su argumento. Trataron de sostener que todo fue un accidente y no existió intencionalidad.
    Sin embargo, lo que llamó la atención que el abogado sostuvo durante la mañana en Radio Mitre, que Buzali y Píparo se confundieron porque los motociclistas tenían ropa parecida a la de los supuestos ladrones. Eso indicaría entonces que el atropellamiento fue intencional. Más tarde, intentaron cambiar el argumento y dijeron que fue un accidente.
    También la pericia accidentológica los inculpa. Se estableció que atropellaron a los motociclistas de costado, no de atrás, es decir que habría sido con toda la intención. Frente a esta circunstancia, se evalúa la posibilidad de que el nivel de alcohol en sangre, o tal vez alguna otra sustancia, le haya hecho perder el control.
    El argumento público de Píparo fue que salió a buscar ayuda policial después de sufrir el robo. Sin embargo, aparecieron imágenes que demuestran que la legisladora y su marido pasaron delante de la Comisaria 4ª, de contramano, a toda velocidad, y no se detuvieron.
    La dependencia policial no podía ser ignorada, ya que cuenta con banderas y abundante señalización. Aún así, la pareja no paró, con lo que queda claro que no fue a buscar asistencia policial.
    La fiscal Di Lorenzo, con la venia de la jueza Marcela Garmendia, ordenó el allanamiento del Centro de Monitoreo de la Municipalidad de la Plata. La sospecha es el posible ocultamiento y manipulación de las imágenes, porque resultó curioso que se vio el auto de Píparo y Buzali circulando por toda la ciudad, pero lo asombroso es que no aparece la secuencia de los tres momentos centrales: el robo, el atropellamiento y el arrastre por varias cuadras.
    Frente a este cuadro de situación,Di Lorenzo dispuso que se secuestren todas las imágenes de las calles, pero también las internas del Centro de Monitoreo. La funcionaria judicial quiere ver quiénes trabajaron en el armado de los videos que se entregaron a los medios y a la fiscalía. También se secuestró el libro de guardia y el registro de todos los ingresos y salidas del Centro.
    En las últimas horas, Luis Lavalle, uno de los chicos atropellados, concurrió a realizarse los estudios médicos para determinar el grado de sus lesiones. Hubo una intentona de calificarlas de leves porque se le hizo una observación externa a los golpes y los puntos en la cabeza. El abogado de Lavalle, Martín De Vargas se puso firme y finalmente se decidió que en los próximos días se harán tomografías computadas para establecer si hubo lesiones de mayor envergadura.
    El letrado además pormenorizó que lo llamaron para acordar un encuentro en un estudio de abogados. De Vargas dijo que no concurrió, pero dio a entender que el objetivo del encuentro era llegar a un acuerdo económico para que el joven Lavalle desista de la denuncia, o al menos le baje el tono.
    Los demonios abundan en un caso controvertido, que no sólo avivó las críticas de sus más fervientes opositores que piden a viva voz su renuncia, sino que generó incertidumbre en dirigentes de su partido. Es notorio que a Píparo la dejaron casi en soledad  para afrontar las graves denuncias. Le achacan además no solo imprudencia, sino falta de cintura y construcción política. Lo más inquietante, es que temen que el caso les juegue en contra en año electoral, justo cuando su nombre se baraja para encabezar la lista de la Octava sección. Con la bandera de la lucha contra la inseguridad y la experiencia personal de haber sido víctima de una salidera bancaria en 2010, hoy Píparo libra otra batalla difícil que la puede dejar fuera de la política. La moneda está en el aire.  
     
    *Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Para consultar su blogs, dirigirse al sitio: Jorge Joury De Tapas.  

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