Cuando los gritos de Aníbal llegaron hasta La Plata
Por Jorge Joury
El peronismo ha implosionado, a la manera de un boxeador al que lo aturdieron con un golpe de nocaut. Aún no asimila la derrota y se mantiene en estado deliberativo buscando culpables, (algunos hablan de traidores) y como salir del trance. El peor escenario para Scioli era el balotaje. En ese ring impredecible ahora tendrá que lidiar principalmente con el voto anti K. No obstante, empujado por su espíritu deportivo, el gobernador no piensa tirar la toalla. En las últimas horas hubo operaciones de prensa dando cuenta de que bajaba su candidatura, lo cual fue desmentido de manera terminante. También se hablò que se buscaba un vice para aliviar la carga kirhnerista de Zannini y captar el voto del massismo. Scioli sabe que lo que viene es difícil, pero no imposible de revertir. Ahora depende de él. Ya no habrá contrapesos como el de Aníbal Fernández, para algunos, el nuevo Herminio Iglesias del siglo XXI. Sacó menos votos que el dirigente de Avellaneda que en 1983 quemó el cajón en la 9 de Julio.
Scioli tendrá que resetearse junto a todo el peronismo y buscar una propuesta superadora, lo más alejada posible del discurso kirchnerista del cual la ciudadanía ha dado muestras de hartazgo.
El jefe de Gabinete, que debería someterse a una fuerte autocrítica, mandó señales envenenadas. Si bien es cierto que saludó a María Eugenia Vidal por el triunfo, adjudicó gran parte de su funeral electoral "al fuego amigo". Las balas del quilmeño perforaron las murallas de La Plata, donde el macrista Julio Garro le arrebató el sillón del palacio municipal a Pablo Bruera. Comentan que a los gritos y ante sus cortesanos, Aníbal responsabilizó al sciolismo de no haber encontrado la manera de recuperarse de la trágica inundación del 2 de abril del 2013.
Además acusó a Scioli de tener una pésima idea en subirse a un avión después de ganar las PASO, cuando Buenos Aires estaba inundada de nuevo. Justamente, las estadísticas demostraron que en esas zonas el oficialismo perdió sus bastiones con el voto castigo, algo similar a lo que ocurriò en La Plata.
También sospecha que el ministro de Justicia, Ricardo Casal dio la orden de abrirle las puertas de la cárcel de San Nicolás al periodista Jorge Lanata para que artillara desde allí con uno de los presos, la denuncia por el tráfico de efedrina, que le jugó de manera letal frente a la opinión pública. Fuentes dignas de crédito aseguran que a Aníbal se le escuchó decir durante la campaña que "la estación Presidencia tiene para Scioli una escala previa que es la gobernación de Buenos Aires. Si yo pierdo, él también".
En La Cámpora le imputan a Scioli la falta de propuestas claras. Creen que le faltó más presencia territorial, peleando cuerpo a cuerpo en el conurbano. Le achacan haberse paseado por los programas de TV y mostrarse hasta con Marcelo Tinelli. En lo que tiene que ver con el balotaje, el pronòstico no es bueno. En el Gobierno ya se instaló la idea de que un triunfo de Scioli sería una hazaña titánica y el escepticismo sobre una victoria se instaló en la mayoría de los funcionarios. A la hora de plantear culpas, en el Gobierno apuntan a Scioli. Nadie dirá, en definitiva, que fue Cristina la que lo eligió como candidato. "El techo lo puso el propio Scioli", remarcó un funcionario, más allá de la mala imagen del jefe de Gabinete, que terminó arrastrando a la derrota a varios candidatos a intendentes.
En la Casa Rosada preparan la última bateria de anuncios. Temen que Macri apueste a salir de campaña con María Eugenia Vidal disparando los dardos a la gestión de Scioli, lo que podría terminar de sellar la suerte del gobernador. Otro de los dilemas, es la la fiscalización de la segunda vuelta. Nadie puede afirmar con certeza que intendentes y gobernadores, ya jugados en sus territorios muevan a sus militantes para controlar la elección. El reloj de arena empezó la cuenta regresiva.Scioli espera el milagro en el debate con Macri. Allì asegurán que pondrá toda la carne al asador. Pero deberá tener cuidado. En esas instancias, el que se equivoca pierde y sella su propio destino. Es cierto que el gobernador corre un poco más aliviado, después de haberse sacado el contrapeso de Aníbal Fernández. Pero en la mochila sigue cargando con Cristina, que además le estampó de vice a Zannini y le clavó como cabezas de lista en Capital y Provincia a los camporistas Axel Kicillof y Eduardo Wado de Pedro. Macri, tiene el desafío de no subirse a caballo de la soberbia del que cree que ganó antes de jugar. Hasta ahora está cumpliendo con el libreto del dirigente que, con humildad, acepta sus límites y convoca a los que no son propios. Además, reconoció públicamente que muchos lo votan sin otro argumento que el de desplazar al kirchnerismo del poder. Esa fotografía no es la adecuada. La vimos con la Alianza frente al menemismo y la pelìcula terminó mal. Para un futuro mejor, hay que empujar en el cuarto oscuro con fundamentos de mayor peso.
Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información. Su correo electrónico es[email protected]. Quienes quieran visitar su blogspot, pueden recurrir al sitio: Jorge Joury De Tapas.