viernes 10 de mayo de 2024 - Edición Nº3880
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Deformaciones en la política de Seguridad municipal platense

Por Guillermo Escudero (psicólogo y ex Secretario de Seguridad MLP)


Abunda en la cultura escrita, científica y  literaria, gran cantidad de textos que abordan la temática de “lo sabido y lo no dicho”. Se encuentran innumerables experiencias en la vida cotidiana que ejemplifican esta dicotomía. Este saber se construye en distintos tiempos y formas: observación, experiencia,  percepciones, subjetivaciones, etc.

 El saber, el que no ha sido traducido en palabras,  generalmente, una vez aprehendido,  conlleva un tinte de riesgo, de vergüenza, de preocupación…..y es por esto que adopta un status de “secreto”.

¿Qué ocurre cuando este saber NO DICHO deja de estar oculto  desde otro u otros? Adopta la forma de denuncia, de información corroborada. En primer lugar, este saber adquiere estado de conocimiento público; en segundo lugar, y no por ello menos importante, produce consecuencias sobre la mayoría de los que formaron parte de esa escena.

Una situación concreta, a modo de ejemplo, es la adopción en aquellos casos en los que no se verbaliza a tiempo el vínculo generado. Sucede que las huellas de la memoria del vínculo original permanecen intactas  y en algún momento pasan a formar parte de un saber que no es exteriorizado por diversas cuestiones. Si este saber no es vehiculizado en un momento propicio, regularmente, produce  síntoma.

La noticia reciente sobre un integrante de la policía local procesado por exacciones ilegales y otro, detenido por figurar como policía bonaerense en el cobro de adicionales,  es el equivalente a  LO DICHO.

El Intendente Garro, como parte de los anuncios de campaña, manifestaba que él mismo se instituiría  como jefe de la Unidad de Policía Local y que una de las acciones más importantes de  su gobierno serían  las políticas de  seguridad.

No fueron pocos los episodios que ponen en discusión el funcionamiento de las fuerzas de seguridad desde la asunción del Intendente.  La muerte de una estudiante en una fiesta clandestina y la represión en las mismísimas puertas del palacio municipal forman parte de una memoria colectiva imposible de olvidar.

No sorprende tampoco que la iniciativa  más importante del  gobierno municipal en materia de seguridad, sea el tratamiento del protocolo antipiquete. Como ya se ha señalado, el mismo carece de sustento jurídico y social y recibe la contundente  oposición de todos los sectores consultados.

En estos más de seis meses de gobierno y lejos de pretender analizar índices e indicadores de inseguridad y si,  su gestión,  resulta más o menos efectiva que la anterior,  se observa un particular modo de llevar adelante las políticas preventivas de seguridad, especialmente en lo referente a  la utilización del recurso público.

 Este saber, construido e informado oportunamente a las autoridades municipales y provinciales, da cuenta de un formato que lejos de pensar políticas públicas para el  conjunto de la comunidad platense, sólo ha puesto el acento e interés en  ciertos sectores.

En este sentido, entendemos que se han instalado tres graves deformaciones que afectan profundamente  las estrategias preventivas como así  también, la confianza necesaria entre la comunidad y las fuerzas de seguridad.

                En primer lugar la asignación de efectivos policiales a la seguridad interna de los hospitales públicos. De igual modo que comprendemos y suscribimos a la necesidad de brindar a los profesionales de la salud las condiciones de seguridad para desempeñar con normalidad sus tareas, entendemos que esos costos se encuentran comprendidos  en partidas presupuestarias del Ministerio de Salud de la Provincia de Bs. As  bajo la figura de adicionales.  En la actualidad esas tareas, las realizan efectivos dela Unidadde Policía Local en el marco de  la cantidad de horas mensuales que obligatoriamente, un funcionario policial, debe cumplir por los haberes que percibe.

En segundo lugar, se ha destinado personal policial para la custodia de edificios públicos. En ambos casos, custodia de hospitales y dependencias públicas, interesa  una pregunta  y una afirmación. En primer término, ¿esos costos forman parte del sueldo que los  efectivos de la fuerza local perciben? En segundo término, es evidente  que el recurso es retirado de la vía pública y afectado a cumplir  funciones dentro de estos edificios. En este punto también corresponde preguntarse: ¿Quiénes se benefician con este  cambio? ¿Cuáles son los intereses  para dejar de ocupar esos espacios?

En tercer lugar, varios comercios y negocios de distinta actividad y servicio, han encontrado en una buena parte de la Unidad de Policía Local de la ciudad de La Plata respuesta concreta a la necesidad de contar con seguridad. Aquellos que diariamente transitan las calles y avenidas de la ciudad, observan cómo se va ampliando está práctica y a la vez se van retirando de la función preventiva para la que  fueron convocados en el marco del decreto N° 835.

Independientemente del gobierno de turno, las políticas públicas de seguridad necesitan una matriz que perdure en el tiempo. El esquema de Policía Local, como ocurre en todo proyecto individual o colectivo que comienza, necesita de perfeccionamiento y  mejoras que optimicen la capacidad de respuesta y solución a los problemas. Esa orientación es la que debe prevalecer y no, como viene ocurriendo hasta ahora, la que tiene por finalidad objetivos particulares sobre los colectivos.

 

Guillermo Escudero

Psicólogo-Ex Secretario de Seguridad MLP

 

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