domingo 28 de abril de 2024 - Edición Nº3868
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Juicio a la CNU: en una instancia clave hablaron Pomares y Castillo

En la continuación del juicio a la Concentración Nacional Universitaria (CNU) en La Plata Carlos “El Indio” Castillo,dijo que "los que están acá son los que se decías desaparecidos". Pomares negó los cargos y dijo que "me salpican con sangre que no derramé".


Carlos "el Indio" Castillo  se presentó a sí mismo como víctima y atacó a agrupaciones de izquierda y de derechos humanos, al declarar en el juicio en el que está imputado por secuestros y homicidios cometidos por ese grupo paraestatal en 1976.

"En esa guerra tuve atentados, enfrentamientos callejeros, fui herido y los que vienen a llorar acá son los que dicen que estuvieron desparecidos, pero cobraron y andan por ahí", dijo el acusado por crímenes cometidos en algunos casos antes y en otros después del comienzo de la última dictadura.

En este juicio por crímenes de la CNU en La Plata en el que comparte el banquillo de los acusados con José “Pipi” Pomares, Castillo está imputado por el secuestro y homicidio de Carlos Antonio Domínguez y por el secuestro de Roberto Fiandor, cometidos en febrero de 1976, antes del golpe de estado del 24 de marzo.

También está acusado por los secuestros y homicidios de Leonardo Guillermo Miceli, ocurrido el 19 de abril del mismo año, y de Néstor Hugo Dinotto y Graciela Herminia Martini. Y por el secuestro de otra pareja que sobrevivió.

Según la crónica de la agencia Telam, en su declaración previa a los alegatos de las partes, el ex integrante de Concentración Nacional Universitaria (CNU) sostuvo que fueron las organizaciones de izquierda las que "dejaron un baño de sangre y dolor, al amparo de empresas de organismos de derechos humanos y sus franquicias".

La elevación a juicio de esta causa consideró acreditado que organizaciones terroristas paraestatales como la CNU fueron "la antesala de la implementación del plan sistemático de la represión ilegal desplegado desde el Estado" por la última dictadura "y también se caracterizó por su ejecución sistemática y organizada".

LA DECLARACION DE POMARES

“Luego de escuchar tantos disparates y muchísimas mentiras, he pedido hablar. Voy a tratar de decir la verdad que me asiste”, empezó Pomares con cierta dificultad y nerviosismo al hablar en presencia de su abogado, Oscar Salas, los otros defensores, las querellas y los tres jueces que integran el tribunal, pero con apenas tres o cuatro personas como público.

Pomares, cuyo apodo era ampliamente conocido entre los militantes de izquierda y del peronismo revolucionario de aquellos años, pidió el lunes una “ampliación” de su declaración indagatoria ante el Tribunal Oral en lo Criminal Federal Nº 1 de La Plata, presidido por el juez Germán Castelli. Durante su comparecencia se presentó como una víctima de la represión de la dictadura y rechazó los cargos que se le imputan.

Preso en la cárcel de Marcos Paz, acusado de delitos de lesa humanidad, Pomares dijo que lleva “casi siete años de prisión sumamente injusta”. Sin embargo, en este juicio, del que quedaron fuera numerosos casos, está imputado de participar en el secuestro y homicidio de los militantes del peronismo revolucionario Néstor Hugo Dinotto y Graciela Herminia Martini y en el secuestro de Daniel Pastorino y Ursula Barón, pareja que sobrevivió. Los cuatro fueron detenidos la noche del 3 al 4 de abril de 1976 en Villa Elisa. “Nunca supe quién es”, respondió a su abogado, interrogado sobre si los conocía.

Por momentos incoherente, por momentos sin fuerza, y en otros enérgico, Pomares terminó su comparecencia llorando como si fuera una víctima más del terrorismo de Estado y no integrante de la organización paraestatal de ultraderecha peronista y católica CNU que sembró el terror en La Plata entre 1974 y 1976, al amparo del Gobierno bonaerense de Victorio Calabró.

Tras asegurar que “Jesús está acá en este momento”, dijo que tiene 62 años y “el que quiera sacar cuentas que las saque”, sostuvo, describiéndose como un muchacho sin estudios universitarios procedente de una familia humilde. “Fui, soy y seré un militante peronista”, dijo leyendo un papel.

“Invito, convoco, a quien quiera demostrar a qué fuerza de seguridad, a qué fuerza militar pertenecía”, afirmó antes de precisar que él fue víctima de Ramón Camps, jefe de la Policía bonaerense por entonces.

“En ese banco donde se sientan los acusados me han salpicado con sangre que nunca derramé. Me han disfrazado de policía y de militar”, afirmó levantando la voz. “He sido de todo. Sabrán que en la historia del mundo la lengua ha matado más gente que las balas y aquí se ha disparado la lengua de forma feroz e indiscriminada los que se creen dueños del dolor y de la verdad absoluta”.

La fiscalía, que tiene previsto presentar su alegato el 4 de septiembre, entiende que la CNU actuó en La Plata como un grupo que persiguió a disidentes políticos con la anuencia del Estado, antes y después del golpe, y que luego se salió del control de las fuerzas estatales, razón por la cual fueron detenidos y posteriormente sometidos a proceso por hechos menores, que no tenían que ver con su rol paraestatal.

Fuentes: Agencia de Noticias Nova, Télam y Diario Contexto

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