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Creer o reventar
A 21 años del crimen de Cabezas, la casa de Yabrán en Pinamar parece maldita y aleja a los compradores
*Por Jorge Joury, desde Pinamar.- El cartel en venta ubicado en la entrada de la vivienda parece anunciar el fin de un ciclo. Pero el fantasma de Yabrán se niega a abandonar el lugar y aleja a los posibles compradores.¿Estará maldita?. Es la pregunta que alimenta la leyenda urbana.
Hay quienes aseguran que la sombra de Alfredo Yabrán aún deambula por los rincones de Pinamar como un fantasma viviente. El paso del tiempo no ha logrado borrar el horror por el asesinato de José Luis Cabezas. Y el presente sigue escribiendo historias misteriosas. Al por entonces fotógrafo de la revista Noticias, lo mataron el 25 de enero de 1997, precisamente hace 21 años. El motivo fue por haber fotografiado al, hasta ese momento, "empresario sin rostro". Acorralado por la Justicia, luego Yabrán se suicidó el 20 de mayo de 1998, aunque la leyenda se encargó de alimentar sin fundamento, que aún está vivo y se cambió el rostro mediante cirugía. Sin embargo, el cuerpo fue reconocido por los propios periodistas de Noticias. De todas maneras, sus bienes, que disfrutaron de su esplendor en los años noventa, continúan hoy generando riqueza en Pinamar.
Para Yabrán, Pinamar era su lugar en el mundo.En ocho meses hizo construir el Arapacis ("Tierra de paz", según la traducción), el hotel más lujoso del lugar. Los obreros trabajaban día y noche sin pausa, hasta los sábados y domingo. También generó otro emprendimiento de lujo, el barrio privado Terrazas al golf . Y soñaba con un puerto de aguas profundas. Sostenía que Pinamar tenía que ser "la Punta del Este de Argentina". Las banderas violetas y las verdes de sus empresas, Oca y Andreani, engalanaban toda la Avenida del Mar. Por la tasa de publicidad, le pagaba al municipio en ese entonces alrededor de un millón de pesos o dólares por mes, ya que en la economía de esos años regía en el uno a uno.
EL HOMBE QUE DERRAMABA MILLONES
Yabrán era sinónimo de poder. Tenía relación con todos los sectores, hasta con la Iglesia. En Pinamar se había constituido en una especie de benefactor que derramaba millones.Cuenta la leyenda que quería convertirse en un dueño paralelo de la zona. Entraba al municipio entonces conducido por el intendente Blas Altieri, como si fuera su casa y sin audiencia previa.
Para despedir el año, a metros de la rotonda de Bunge y el mar, el empresario también ponía su sello como patrón de estancia. Encendía una hoguera en el cielo con fuegos de artificio que duraban más de una hora y eran el deleite de miles de turistas. Tal vez era su forma de decir : aquí está el hombre más poderoso de Pinamar. Con la muerte de Cabezas, el glamour, que era la mejor estrella del distrito, se apagó abruptamente y los famosos desaparecieron por un años, esperando ver amainar la tormenta mediática.
Hoy la sombra de Yabrán, aún se proyecta sobre la casona de la calle De las Ballenas 124. Allì está "Narbay". El cartel simboliza el apellido del empresario escrito al revés. Es la vivienda que era su refugio, donde venía a pasar el verano, con un perfil siempre bajo. Solía además ir al desaparecido balneario Bacota, donde Cabezas lo sorprendió con su mujer caminando por la playa.
La vivienda hoy está en venta a un precio 200 mil dólares, una suma para nada descabellada por sus comodidades, su calidad de construcción y por su ubicación estratégica. Desde la inmobiliaria que se encarga de comercializarla, sostienen que hay varios interesados, pero extrañamente ninguno concreta la operación. Para el intendente Martín Yeza, tal vez la explicación haya que buscarla en que "hay una historia negra y Yabrán es un apellido maldito en Pinamar".
La casa tiene 45 años, cinco dormitorios, tres baños, gas natural, garaje para un auto, living amplio y living comedor, más un cuarto de servicio totalmente equipado (con baño y cocina propias). A pesar de que es imponente (el terreno es de 700 metros cuadrados), le hacen falta algunas reformas.
Hoy, como si el tiempo no hubiera pasado, el chalet con techos a dos aguas donde el empresario pasaba sus veranos en los 90, luce tal cual aparece en las viejas páginas de los medios gráficos que cubrieron el crimen en el '97: con el pasto podado y bien regado y las flores saludables, aunque con las cortinas bajas. Tal vez para que no escapen de la penumbra los misterios.
Sigue allí, casi oculto en pleno centro de Pinamar. Para llegar desde la avenida principal, Bunge, hay que escalar dos cuadras por la empinada De Las Ballenas. El año pasado, un vecino envió una carta al Concejo Deliberante para pedir que se cambiara la denominación de la calle por la de "José Luis Cabezas", pero la familia estuvo en desacuerdo porque consideró que "no tenía sentido". Se lo hizo saber a las autoridades y la idea no prosperó.
UN APELLIDO QUE AUN ASUSTA
Desde la inmobiliaria sostienen que “no existe una casa así en venta en el distrito". Está en la zona más cool y a un gran precio. "Desde que la pusimos en el mercado tuvimos cinco contraofertas, pero los dueños las rechazaron a todas, era menos de lo que pedían. El argentino es así, siempre quiere ganar un poco más. Igual, se los aclaro de entrada. Esta casa es de los Yabrán. Y es evidente que el apellido aún asusta porque se les nubla el rostro y quedan en pensarlo y contestar".
La calle Ballenas es, tal como aseguró el vendedor, uno de los mejores lugares de la ciudad costera. Aunque está a cien metros del centro, sólo hay cinco casas en la cuadra de los Yabrán. No es un palacio, el empresario nutría su poder con el bajo perfil, hasta que fue expuesto en la tristemente célebre tapa de la revista Noticias de 1996. Todas las viviendas son de lujo, enormes, elegantes, millonarias, y, salvo dos, todas pertenecían al empresario: la que se vende, donde vivían los caseros de la familia, la histórica, “Narbay”, donde dormía el empresario y sus íntimos, y una tercera, “Mirabosque”, que se alquila por la temporada y donde suele ir en febrero la cuñada del fallecido, Blanca Pérez.
Melina Yabrán, de 40 años, es la hija de Alfredo , que heredó más de 500 millones de dólares. Es quien comanda, junto a su marido, la venta de la casa que era de su padre. Para eso le puso un precio bajo: hace dos meses la ofertó en el mercado, y la remata a 200 mil dólares, aunque estaría dispuesta a desprenderse de ella, por cinco o diez mil dólares menos. Como en las películas de la mafia, la familia sólo acepta efectivo. “Son muy exigentes con la parte legal, les ha ido tan mal y han tenido tan malas experiencias que ahora quieren hacer las cosas bien”, dice un conocido
UNA PROPIEDAD BIEN EQUIPADA
Además de la casa en venta, la familia del empresario tiene una en alquiler por la temporada. “Mirabosque” es una gigantesca propiedad enfrente de Narbay, ubicada en De las Ballenas 165. Tiene 4 ambientes, 3 baños, cochera propia, parrilla, y viene equipada con Wifi, heladera, televisores y microondas. Está preparada para que la habiten entre 7 u 8 personas, y se puede rentar sólo en enero: $86 mil la primera quincena, y $66 mil la segunda. Al parecer, en febrero la ocupa Pérez, la cuñada, junto a su esposo Oscar Alonso, que en los 90 figuraban –y cobraban- como directivos de las empresas de Yabrán.
Yabrán se suicidó en 1999, cercado por las pruebas y testimonios que lo sindicaban como el autor intelectual del crimen del reportero gráfico. Hasta el año en que su cara vio la luz por primera vez, gracias a la lente de Cabezas y a la investigación del periodista Gabriel Michi, el empresario que creció gracias a los negociados con el menemismo se paseaba en Pinamar como si fuera su propia casa. Era dueño del gigantesco y lujoso hotel, Arapacis, del enorme complejo de Terrazas al Golf, junto a la propiedad de al menos tres mansiones más, y había invertido en la ciudad casi 30 millones de dólares.
Sin embargo, su lugar en Pinamar era Narbay, en Ballenas 124. Literalmente, no existe una sola persona adulta en toda la ciudad que al día de hoy no sepa a quien pertenecía ese sitio. Ahí lo intentó encontrar Cabezas junto a Michi en varias ocasiones, pero siempre eran ahuyentados por los custodios. Hoy el cartel en venta ubicado en la entrada de la vivienda parece anunciar el fin de un ciclo. Pero el fantasma de Yabrán se niega a abandonar el lugar y aleja a los posibles compradores.¿Estará maldita?. Es la pregunta que alimenta la leyenda urbana.
*Jorge Joury es licenciado en Ciencias de la Información, graduado en la UNLP y analista político. Su correo electrónico es[email protected]. Si querés consultar su blogs, podés dirigirte al sitio: Jorge Joury De Tapas.