jueves 25 de abril de 2024 - Edición Nº3865
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Salud mental y pandemia: en alerta permanente

Por Constanza Crowder.- La cuarentena, con su elevado costo en lo económico, tiene su correlato en lo emocional. ¿Qué efectos produce el aislamiento social en la salud mental de la población?


 

Una nueva extensión del aislamiento social, preventivo y obligatorio condensó el humor social: con el paso de los días creció la incertidumbre y se hizo visible  la dificultad para sostener quedarse en casa.

  El día previo al comienzo de la cuarentena, allá por el mes de marzo, el Ministerio de Salud de la Nación publicó una serie de recomendaciones para la población en las que hacía referencia al coronavirus como una amenaza para la salud psíquica: "ante un evento tan disruptivo socialmente como la pandemia actual, es importante tener en cuenta que nuestra salud mental se verá afectada de alguna manera". Al mismo tiempo, recomendaba hacer foco en su cuidado, además de la salud física.

  Según un informe de salud mental del Observatorio de Psicología Social Aplicada de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires, en los primeros 50 días del aislamiento, un 70 % de argentinos ya padecía algún malestar emocional.

  Aunque se habla de no patologizar los síntomas, en este contexto de crisis profunda emergen y se exacerban variedad de trastornos psíquicos. Con la ansiedad como denominador común, se torna una tarea titánica mantenerse equilibrado: cada  recurso poseerá sus rasgos particulares de acuerdo a variables disímiles.

 Ana Clara Chazarreta, psicóloga y docente, precisa que los recursos que tenemos para gestionar el miedo y la angustia siempre son en función de cada subjetividad y observa que frente al miedo, se activan  los mecanismos de defensa que nos mantienen alertas frente a los peligros inminentes: "con el aislamiento vivimos en estado de alerta permanente, se genera mucha ansiedad y surgen diversas angustias a las que hay que darles un dique", sostuvo.  

 Distingue, además,  que las estrategias variarán de acuerdo a los recursos simbólicos y materiales de cada quien para afrontar la incertidumbre de estos tiempos y remarca la importancia de apelar a diversas actividades para conectar con lo creativo y con factores protectores de vida: "el arte, la cocina, la música, las manualidades, algún deporte o hobbys que puedan adaptarse a estas nuevas condiciones".  

 El día a día

María es jubilada, tiene 77 años, vive sola en un departamento del centro en La Plata y aunque tiene hijos que la ayudan en los quehaceres cotidianos, con cada extensión de la cuarentena, aumentó su ansiedad. No ve a sus nietos ni a sus amigos cercanos y vive esta nueva con mucho cansancio, fatiga mental y "una gran falta de confianza en lo que el gobierno fue anunciando", enumeró. Además, dice no ver nada positivo hacia el futuro y mucho "hartazgo, miedo y aprovechamiento político de la situación".

A María, como a tantos en su condición, le cuesta especialmente no poder hacer las cosas que hacía. No sentirse útil. De pronto, toda su independencia pende de un hilo: "es hacer lo mismo día tras día preguntándonos todo el tiempo si podemos ir al médico o a la farmacia. Nada, métanse adentro y ya está", precisó.

Laura tiene 35 años, es escenógrafa, alquila en el barrio Altos de San Lorenzo.  Recibe el IFE -Ingreso Familiar de Emergencia-, vende cuadernos y hace algún que otro trabajo ocasional en limpieza. Dijo llevar bien la cuarentena  y manejarse en soledad. Sin embargo, trata de mantener una rutina y en la diaria busca equilibrar tiempos de trabajo con distracción.

-Algunos días me sentí ansiosa -dice Laura-  En esos casos intento relajarme, me pego un baño, me hago un té y me permito el tiempo de no hacer nada.

  Para este año proyectó su primera incursión en la Universidad Pública, hizo el curso de ingreso presencial de Bibliotecología en febrero y comenzó las clases en forma virtual. Le resultó difícil, dice, porque prefiere la comunicación interpersonal y no desde una computadora: "creo que ni docentes, ni alumnos estábamos preparadxs para esta situación, nos tocó reinventarnos sobre la marcha y en tiempo récord", estimó.

-A mucha gente le tocó bajar un cambio frente a esta situación -reflexiona la joven- la voracidad por la velocidad, la productividad e inmediatez debió cambiarse para estar más en el presente.

Fortalecer lazos sociales

 Percibir al otro, relacionarnos, seguir conectados y no aislarnos surgen prioritarios de estos tiempos en cuanto a salud mental se refiere. La pandemia irrumpió y de la variedad de aspectos que puso a la vista, surgió la importancia del cuidado de las relaciones personales y profesionales.

 "Mi foco está puesto en el lazo social, en cómo mantener el vínculo con estas nuevas coordenadas", distinguió Chazarreta. "Esta situación potencia los rasgos y las circunstancias de cada individuo, además de las dificultades para aquellas personas para las cuales la salud mental no está garantizada", agregó.

 A pesar de la incertidumbre en lo laboral y económico, en el aislamiento pueden surgir otros tiempos para actividades antes relegadas: "reencontrarse con lo propio, que según las condiciones de cada uno este tiempo de encierro, nos lleva inevitablemente a enfrentarnos con la realidad y eso, allá de las particularidades, nos posibilita un aprendizaje", destacó la psicóloga.  

Según Chazarreta, que trabaja en el comedor de un centro educativo de Ensenada, la pandemia no es el temor primordial sino la posibilidad de llevar algo de comer a la casa. El Covid 19 no se ve, el hambre se siente, el frío duele:

-Esta situación puede servirnos para mirar alrededor, desnaturalizar los automatismos en los que vivimos, reconocer al otro como semejante, como alguien que padece y es vulnerable. Humanizarnos -reflexionó.

Pensar la educación

La pandemia y las clases, la educación y el aislamiento; en poco tiempo hubo que adaptar, reinventar, poner el cuerpo y mucha voluntad. Diversas realidades delinearon la situación: falta de recursos, imposibilidad de conexión, sistemas que no encontraron cauce en la virtualidad. Y la pregunta, brecha digital mediante: ¿adaptación o reinvención?

La Lic. Chazarreta vislumbra una posible reinvención y cree que desde lo pedagógico es "una gran oportunidad" para romper con la educación tradicional "esa que desde inicios del siglo pasado decimos que debe cambiar", señaló.

 Además, califica a la cuarentena como "un tiempo de excepcionalidad" y desde su tarea docente expresa la necesidad de un cambio que les permita a sus pares detenerse a pensar en la educación que desean para sus alumnos, para sus hijos. Asimismo, estima que es un buen momento para que las familias puedan buscar y encontrar otras formas de comunicación, de transmitir la cultura, desde hacer la cama a cocinar, limpiar,  plantar o juntar chatarra.  

-Que  podamos repensarnos como educadores para fundar la nueva escuela de la que tanto venimos hablando, porque el tiempo lo tenemos -concluyó.  

 

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