martes 18 de junio de 2024 - Edición Nº3919
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Los que, enojados, no fueron a votar pero no quieren al macrismo, la clave que puede cambiar el resultado de noviembre

Según un estudio son dos millones de personas con una mala percepción de la marcha de la economía, pero con una buena imagen del presidente Alberto Fernández.


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Un estudio publicado por el sitio El Destape Web, señala que  en el Frente de Todos anida la convicción de que la gran pérdida de votos que sufrió en comparación con las últimas elecciones tiene que ver con otros factores, como la baja asistencia a las urnas. En la provincia de Buenos Aires, donde se dio la mayor sorpresa, está comprobado que quienes no fueron a votar son principalmente electores del Frente de Todos, dado que se trata de barrios en los que habitualmente cuentan con una amplios apoyos. Un trabajo concluido esta semana determinó que es un electorado compuesto mayoritariamente por mujeres jóvenes con una mala percepción de la marcha de la economía, pero con una buena imagen del presidente Alberto Fernández. La convicción que existe en el gobierno de Axel Kicillof es que no es imposible descontar en noviembre los 356 mil votos de diferencia que le dio el escrutinio definitivo a Juntos por el Cambio.

Según el trabajo que refleja el periodista Fernando Cibeira, en El Destape, el Frente de Todos cayó 19 puntos -o 2.300.000 votos- entre la elección de 2019 y la del mes pasado en la provincia de Buenos Aires. Pero, por otro lado, se trató de las PASO con menor asistencia de la historia, dado que participó sólo el 68,6% del padrón. Son alrededor de un millón y medio de votantes menos que deberían acercarse a las urnas el 14 de noviembre para llegar al porcentaje del padrón habitual, un poco por encima del 80%. De hecho, y es un dato curioso, a Juntos por el Cambio también lo votó menos gente que dos años atrás -perdió casi 400 mil votos- pero le alcanzó para subir un punto y medio en el porcentaje.

Los motivos de la caída del oficialismo tienen que ver, en primer lugar, con el ausentismo, aseguran en el peronismo provincial. Obviamente, también hubo un porcentaje de voto perdido de quienes los encuestadores califican como "oficialismo blando" -electores no simpatizantes que optaron por el Frente de Todos hace dos años y ahora, desilusionados, cambiaron de parecer- pero en mucha menor medida. Lo que entienden es que el peronismo bonaerense no movilizó las bases ni su estructura tradicional, considerada la maquinaria política más importante del país. Puede que haya sido así porque se trató de una primaria y, paralelamente, porque todos los pronósticos favorables parecían indicar que no era necesario. Grave error.
Con el recambio de gabinete, la gestión de Kicillof apuntó a este déficit, colocando a dos intendentes ganadores de la Primera y de la Tercera Sección Electoral, las dos más populosas. El Frente de Todos perdió votos en todos los municipios de la provincia, pero en 33 intendencias la caída fue mayor al 50% de los apoyos cosechados dos años atrás. Para dar una idea, sólo en La Matanza -donde el Frente de Todos igualmente ganó- se perdieron más de 200 mil votos. Autodenominada la "capital nacional del peronismo", en la dirigencia matancera aseguraban que ya trabajaban para apuntalar la remontada. Comentaban que en los barrios donde menos gente fue a votar, suelen ganar por una diferencia de 3 a 1.

 Esto se repetía en muchas comunas. Los menores registros de votación se produjeron en los barrios de clase media baja y barrios populares, los lugares donde el peronismo es más fuerte. Con todo, hay intendentes y dirigentes nacionales que advierten que "por algo no fueron" y creen que, en alguna medida, lo hicieron porque no querían votar contra el peronismo. O, como mínimo, que elegir al Frente de Todos no los motivó ni para hacer la cola para votar. El interrogante es qué podría suceder en noviembre cuando acudan a las urnas.

Respecto a estas dudas, las consultoras Proyección y Equis, que encabeza Artemio López, concluyeron el viernes un trabajo entre quienes votaron al Frente de Todos en 2019 y ahora decidieron quedarse en sus casas. Llamativamente, les da que se trata de un 72% mujeres y un 76% menores de 54 años. En cuanto a su situación laboral, un dato significativo es que son en primer lugar -un 21,6%- empleados en blanco y, en segundo término, empleados en negro -17,5%-. Es decir, un 39,1% de quienes no fueron a votar es gente que tiene empleo y recién con un 15,5%, en tercer término, queda el sector de desocupados. El descontento, podría deducirse, pasaría porque los sueldos de quienes están empleados son muy bajos. "El promedio de salarios son 45 mil pesos y eso no alcanza para nada", comentaba un dirigente que camina el territorio.

Esto quedaba confirmado cuando le preguntan por sus principales demandas. Quienes no fueron a votar, en primer lugar y por amplio margen, consideraron que la inflación y precio de los alimentos básicos es la principal preocupación. En segundo lugar, pero lejos, quedan el desempleo y el temor a perder el trabajo. Una curiosidad es que la salud personal quedó como la última preocupación. En cuanto a las necesidades, reclamaron en primer término un plan de seguridad.

Lo que servirá para apuntalar el optimismo de la dirigencia bonaerense es que el Presidente tiene un 60% de imagen positiva y apenas un 22% de negativa entre estos ex votantes del Frente de Todos que no fueron a votar. Encuentran al Gobierno bien intencionado pero mostraron mucha desilusión por la situación económica. Apenas un 14,4% consideró que marcha bien mientras que un 47,4% la evaluó de manera negativa, lo que muestra a las claras que las mejoras que se notaron en muchos indicadores en las últimas semanas -incluyendo los del consumo- todavía no se perciben en los sectores más populares.


Un último punto favorable: el 48,5% cree que el año que viene estará mejor económicamente mientras que sólo un 22,7% supuso que le irá peor. Con esa base, en la Provincia confiaban en que había posibilidades para una remontada. "Es de esperar que en la medida que mejore la participación, mejorarán los porcentajes del Frente de Todos", analizaba Artemio López. Tal vez para perder por poco o, incluso, para ganar por la mínima diferencia. Ahora hay una conciencia de que deben hacer un trabajo que en septiembre no se hizo, con la militancia recorriendo los barrios e instando a la gente a ir a votar con la ilusión de que para noviembre la recuperación económica se haga más visible.

 

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