El príncipe Carlos es el heredero de Isabel II y tras el deceso se convirtió automáticamente en rey, aunque no coronado. Y es que esto se rige con la regla del derecho consuetudinario Rex nunquam moritur, es decir, “el rey nunca muere”. La reina del imperior que entre otras pirateadas se apoderó de las islas Malvinas, tenía 96 años.