Dícese de un Golpe de Estado Económico para referirse a la acción de los grandes grupos económicos para desestabilizar la economía hasta el punto de afectar la estabilidad política e incluso causar la caída de los gobiernos democráticos.
Sencilla explicación para lo que Argentina padece desde la misma noche de 2019 en que la alianza de derecha neoliberal que gobernaba desde 2015 perdía las elecciones PASO y se encaminaba a una derrota impensada por el nivel de rechazo reunido en tan solo cuatro años.
Ese Golpe Económico, puesto en marcha con una inmediata devauación al lunes siguiente a aquellos comicios, fue la señal más clara de los tiempos por venir.
Esa derecha no se resigna a la pérdida del poder y muchos menos a bajar las banderas de un objetivo que persigue de manera histórica: crear una Argentina pre-peronista, borrar de su estructura social y económica el andamiaje de derechos que garantizan la justicia social.
"Modernizar" en términos de poder hacer de la Argentina un país de mano de obra barata y sin conflictos.
Ese Golpe Económico hoy da sus resultados. El país de los sueldos en dólares más altos de América Latina hoy es el de los más bajos. La economía se desangra en una inflación provocada por esos grandes grupos económicos que comulgan con el antiperonismo.
"Vamos a frenar la inflación", dicen algunos pre candidatos de la derecha neoliberal.
Y es verdad. No mienten. La van a bajar porque son ellos que la suben. El asunto es lo que vendrá en ese combo de graciosas concesiones.
Por estas horas se recuerda lo que pasó cuando la herramienta de dominación era el fusil de los militares terroristas de Estado. Hoy ese gatillo está en las remarcadoras de precios que los "formadores" ordenan accionar a sus empleados.
A más de cuatro décadas del horror de aquel Golpe que trajo muerte y dolor, Argentina vive un Golpe que se propone el mismo objetivo pero con menos ruido.
La democracia otra vez en peligro a partir del accionar de quienes buscan condicionar el voto del pueblo en las próximas elecciones.
Le apuntan con la remarcadora de precios y disparan. Prometen frenar una inflación que ellos mismos controlan. Muchos y muchas quizá caigan en la trampa, agobiados por una inflación insoportable. No ven venir lo que viene en el combo.
No ven venir el plan de exterminio del sector público, no ven venir la poda de derechos que supone una "modernización" en materia de leyes laborales. Si quiera ven venir a quienes en el pasado no muy lejano le recortaron el salarios a los jubilados.
Antes golpeaban la puerta de los cuarteles para tener los gatillos de los fusiles. Ahora llaman a sus empleados y les ordenan gatillar las remarcadoras de precios. Son los conocidos de siempre. Los que nunca se van, los que se consideran dueños de un país que sienten que les pertenece en exclusividad y no toleran compartilo.