En medio de muchos cambios con DNU y leyes nuevas tratando de aprobarse, hay una que impactó de manera directa en un gran sector de la sociedad como es el que componen los que alquilan su vivienda. Se trata de la Ley de Alquileres, que tras su derogación los contratos se acortan y los precios siguen subiendo.
La entrada en vigencia del DNU 70/2023 el pasado 29 de diciembre dejó sin efecto la Ley de Alquileres que regulaba los contratos de locación y que se mantiene únicamente para los contratos que se firmaron con anterioridad.
Desde julio del 2020 el mercado funcionaba bajo las condiciones de la Ley de Alquileres y desde entonces se registró una caída importante de propiedades en oferta y suba de precios, que de acuerdo con inmobiliarias y propietarios eran efecto de la regulación.
Transcurrido un mes de la derogación, Inquilinos Agrupados relevó cómo cambiaron las condiciones de los contratos y las exigencias a la hora de acceder a una vivienda en alquiler. Según la Encuesta Nacional Inquilina realizada en enero, en todo el país, los contratos de alquiler pactados durante el último mes son en su mayoría de corta extensión, con plazos de entre uno y dos años, en su mayoría con ajustes trimestrales o en el mejor de los casos cada seis meses,
La amplia mayoría (92,9%) de los inquilinos encuestados consideró que 2024 será peor que el año pasado. En lo que respecta a los plazos, el 87,3% de los contratos que se firmaron tras la entrada en vigencia del DNU tienen una actualización por períodos menores a 6 meses, de los cuales el 25% es cada 3 meses.
Antes del DNU, el 69% de los contratos contemplaba actualización anual, 20% cada 6 meses y sólo el 4% actualizaba cada 3 meses. Este último esquema se invirtió en el último mes: 45,6% de los nuevos contratos establecen actualización semestral, 24% cada 3 meses y sólo el 7,6% el plazo de anual.