Fundada en 1946, Talleres Belgrano de Chivicloy se especializaba en el diseño y fabricación de equipos de transporte a granel, máquinas y componentes para plantas de proceso de la agroindustria y la industria alimenticia, molinos de harina y aceites comestibles. «No se vislumbró la ansiada reactivación, por lo que la perspectiva no era alentadora”, aseguró su responsable.

La gerenta general de Talleres Belgrano, Florencia Masztalerz, habló con el diario La Razón de Chivilcoy y expresó: “No son decisiones que se toman de un día para el otro. Es muy difícil dejar de lado lo emocional, en las pymes hay mucho esfuerzo propio y familiar, de querer que las cosas salgan bien, apostar y esperar a que ciertas cosas mejoren, el poder hacer, y la verdad es que venimos desde hace ya bastante tiempo. El año pasado el trabajo comenzó a caer bastante, y en el mes de junio se frenó la actividad”.

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Y continuó: “Se fue frenando el consumo, y las empresas internacionales y nacionales de gran envergadura que son clientes nuestros, empezaron a reducir drásticamente la compra e incluso el mantenimiento de los equipos que desarrollamos. Desde junio del año pasado hasta finales del mismo, el trabajo que había fue insuficiente para reactivar. Ya con el paso de las elecciones, con la visión de la nueva gestión, y el paso ya de la mitad del año, no se vislumbró la ansiada reactivación, por lo que la perspectiva no era alentadora”.

Además, la gerenta explicó lo perjudicial que resulta para el sector la apertura de importaciones. “La mayoría de los presupuestos y proyectos eran para analizar, muchas empresas lo hacían en simultáneo con firmas brasileras, y cuando se abre el juego así, es muy complicado, porque la inversión que nos demanda a nosotros en el marco de proyectos a medida y personalizados, no es la misma. Nos pasó de clientes de muchos años que han buscado alternativas brasileras y hemos visto cotizaciones en las que la calidad no es la misma y el precio final del equipo significaba lo que nosotros teníamos solamente de costo”, señaló.

Antes del cierre, se había reducido la jornada laboral de los 19 trabajadores. A fines de marzo comenzó la reducción de personal y en julio ya sólo quedaban 11 empleados que ahora quedaron sin sus fuentes de trabajo.

“Viendo la apertura que se plantea como política, se ve que este contexto tiene para largo, y en este momento, nosotros no podemos hacer frente a este escenario, si dejábamos pasar cuatro meses más, seguramente no tendríamos la posibilidad de hacer frente a las indemnizaciones completas de todos los trabajadores”, exolicó Florencia Masztalerz y agregó: «La idea es mantener la maquinaria en caso que se pueda reactivar la producción en algún momento”.

Talleres Belgrano nació en 1946 de la mano de Juan G, Berrutti como taller de reparación de maquinaria agrícola. Con su gran inteligencia práctica comenzó a diseñar y fabricar equipos para molinos harineros de la zona.